—Hasta mañana chicos.—echó su mochila al hombro. Takemichi nunca se olvidaba de dar un abrazo de despedida.
—¿Ya te vas?—Baji no lo dejó ir, lo mantuvo contra su voluntad en el abrazo.—¿Por?
—Ya es mi hora de salida, y Kaku me está esperando afuera.—se empujó, reía y moría de amor por encontrarse con su novio.—Vayan con cuidado a sus casas.
—Sí, ustedes igual.—Haruchiyo siguió acomodando los juguetes tirados.
—¿Será que tendrán una cita?, Take se acaba de ir literalmente saltando como idiota.
—Posiblemente.
Hanagaki salió corriendo en dirección a la reja, del otro lado de la calle estaba el dueño de sus desvelos, el causante de su taquicardia repentina.
Era Cenicienta corriendo a los brazos de su amado, ni siquiera miró a los lados de la calle, cruzó con la muerte respirándole en la nuca. Afortunadamente no pasó ningún auto.
—¡Kaku!—se lanzó a su pecho, encontrando su lugar feliz.
Creyó como iluso que los pulsos acelerados eran de amor y no de miedo. Kakucho estaba en trance porque imaginó lo peor al ver a su novio cruzando como si la calle fuese suya.
—Ten cuidado al cruzar.—lo sacudió por los hombros.—¡¡Pudo pasarte algo!!
—Dame un beso.—estaba tan enamorado y bobo que el regaño ni lo afectó.
—¿Aquí?—su estabilidad regresaba, los ojitos coquetos y la boca rosa de Takemichi lo callaron.
[...]
No tenía idea de a donde iban, pero esperaba que a un lugar lejos para seguir abrazándose de la cintura de Kakucho, y así poder recostar su mejilla sobre la chaqueta de cuero. El viaje en moto era perfecto, la ciudad parecía ser suya, el amor se volvía polvo de hadas y todo mundo parecía flotar.
Ahí, juntos ellos dos.
Teniendo otra aventura, una noche de juventud y ahnelo, una vida compartida y miles de emociones por entregar. Takemichi quería detener todo, seguir pensando que su amado sería eterno.
Ah...la maldita realidad.
—No pienses en eso, no ahora.—Takemichi fue invadido por sus pensamientos lúgubres.—Kaku se ve tan bien ahora mismo... él estará mejor.
Demasiado silencio y calidez llegaba a abrumarlo. En el camino a lo desconocido, los diagnósticos y resultados médicos llegaban como intrusos relámpagos para impactar en su cabeza.
Cuando por fin decidió distinguir las calles por donde iban, volvió a tener su arrebato de euforia. Ya no solo veía luces y sombras danzantes, ahora eran los edificios, las veredas, palmeras, junto al olor y frescura que solo otorgaba la playa.
—Estamos cerca —el chico detrás suyo respondió abrazándose más fuerte —Tranquilo, no nos vamos a caer.
Takemichi era un rebelde porque no le gustaba usar casco cuando iban en moto, se excusaba poniendo su confianza absoluta en la buena habilidad de Kakucho al volante, pero jamás tomaba en cuenta lo factores externos.
Como que Takemichi siempre se exponía a la muerte por puro capricho y despiste, además:
Una aventura es más divertida si huele a peligro...
—¿Qué te da risa?—soltó una carcajada involuntaria, se le había pegado la misma sensación cosquillosa de ser feliz.
—Nada, ando pensando cosas.
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Guardería
FanfictionTakemichi, Baji y Sanzu, son tres amigos que cuidan de un montón de niñitos. Esta es la historia de cómo viven el día a día lidiando con las pandillas de bebés, niños celosos y traviesos.