(Ethan)
No era la primera vez que íbamos a salir; en contexto, era nuestra sexta cita y habíamos formalizado a la segunda. Tenía ese día marcado en mi mente. Recuerdo haberle contado a Arthur que íbamos a un museo por una exposición de arte. Verónica era amante de ello, y me pareció conveniente. Me gustaba verla sonreír.
Me agradaba cuando hablaba de sus interpretaciones, la gama de colores, los ángulos y cómo atesoraba el arte de época. Por último, su voz era una melodía para mis oídos; tenía la costumbre de cantar en momentos inesperados. Ella tenía muchas cualidades, pero amaba su forma de hablar y la pasión que ponía en sus pasatiempos.
Al principio, se cohibía un poco y decía que no quería aburrirme, pero con el tiempo agarró confianza y se movía en la conversación con libertad. Éramos contrarios en eso; yo prefería escuchar y prestar atención a los detalles. Por eso también me quedaba en silencio admirándola; la formación de sus hoyuelos mientras sonreía era mi curva preferida.
Fue una casualidad que nuestros caminos se encontraran en los viajes de nuestros padres. Sus papás iban a recibir seminarios mientras los míos seguían una pista. Ser hijo de periodistas terminaba en viajes esporádicos por una noticia que acabara en la primera plana.
Por esa razón, a veces debía cancelar salidas con Nath y posponer mis entrenamientos. Arthur, como capitán, siempre fue comprensivo mientras mi desempeño no disminuyera. Ya que, al mismo tiempo, me dejé interesar por los deportes y quise adentrarme en los videojuegos.
Con todo eso, balancear una relación no era fácil, por eso no formalizamos rápido, a pesar de la inevitable conexión. Queríamos estar seguros de que podíamos manejar la situación, pues nuestros estudios también estaban en el medio y teníamos grandes ambiciones.
Yo quería mi propia columna; en el futuro, me gustaría seguir el camino de mis padres, pero con la diferencia de que me enfocaría en lo electrónico. Verónica, por otro lado, quería estudiar marketing después de tantos exámenes vocacionales y estrés.
No le fue fácil escoger, pues nunca se planteó estudiar para una carrera, más bien anhelaba ser libre de ello. Sin embargo, después de tomar sus pros y contras, decidió escoger una carrera que le diera la posibilidad de trabajar en una compañía internacional desde su computadora.
De esa manera, podría hacerlo desde donde quisiera mientras fuera responsable y dedicada; tampoco se le daban mal los análisis de datos y las matemáticas. De igual forma, sus padres aprobaron su elección, pues querían ver a su hija con un prometedor futuro. Heredaría sus negocios en el futuro.
Nuestros padres todavía no se conocían, pero no tenía dudas de que se llevarían bien. En el momento, ninguno teníamos prisa; íbamos a dejar las cosas fluir.
Dado que, además de nuestras preocupaciones y metas, estaban dos amigos que se encontraban peleados en ese momento. Era difícil, porque conocía parte de la versión de Nath, también fragmentos de Arthur por sus momentos de frustración y otros datos por los rumores.
No obstante, ambos tenían algo en común: su inhabilidad para expresar sus emociones. Por eso, desistí en intervenir en las bromas pesadas que hacía Nath. Al contrario, él se detenía, pero no se disculpaba.
Tampoco se enojaba; solo le restaba importancia a la situación y se distraía con otras cosas. Al comienzo me frustraba; sin embargo, como mis palabras no eran efectivas, empecé a ignorar la situación y supuse que entre ellos resolverían sus diferencias.
Ya que Arthur, además de bufar y quejarse, no hacía nada. En algún punto, me parecía que disfrutaba la atención que recibía de mi mejor amigo. Yo estaría molesto en su lugar, hasta que comprendí que se querían, de una forma inestable por sus antecedentes.
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Polos Opuestos [BL]
Romance¿Recuerdas alguno de tus amores de preparatoria? Mi abuela siempre decía que los amores de preparatoria eran inocentes y una parte importante de nuestro desarrollo. Desafortunadamente, mi experiencia no fue tan ideal. Cuando conocí a Arthur, mi vida...