(Nathanael)
Erika, mi hermana mayor, siempre fue mi protectora silenciosa. Desde que éramos niños, ella asumió el papel de cuidadora cuando nuestra madre, una mujer valiente y trabajadora, tenía que ausentarse para mantenernos. Erika perdió su juventud para asegurarse de que yo estuviera a salvo, y nunca le agradecí lo suficiente.
Ahora, en la universidad, compartíamos un momento de calma en su dormitorio. Era el único lugar donde Erika podía liberarse de las responsabilidades que llevaba sobre sus hombros. La habitación estaba llena de recuerdos de nuestra infancia, pero también de pequeños destellos de su nueva vida independiente.
Era la primera vez que me daba cuenta de la carga que Erika llevaba y de cuánto había sacrificado por mi bienestar. Siempre había estado allí, en las sombras, ocultando su propio dolor tras una sonrisa.
—Nath, ¿alguna vez te has preguntado cómo habría sido tu vida sin mí? —preguntó Erika mientras hojeaba unos apuntes en su escritorio.
La pregunta me tomó por sorpresa. Siempre había dado por sentado que Erika estaría allí, sin importar las circunstancias.
—Supongo que no lo he pensado mucho. Pero siempre has estado conmigo, ¿verdad?
Erika dejó escapar una risa amarga.
—Sí, siempre he estado aquí. Pero a veces me pregunto qué podría haber hecho con mi vida si no tuviera que cuidar de ti. No me malinterpretes, Nath, te amo. Pero he sacrificado mucho por esta familia.
Me sentí abrumado por la realización de que mi hermana había pasado toda su juventud siendo mi apoyo emocional, sin tener la oportunidad de explorar su propia identidad.
—Erika, lo siento. No me di cuenta de cuánto has hecho por mí.
Ella me miró con una sonrisa tranquila.
—No necesitas disculparte, Nath. Elegí cuidarte. Pero ahora estoy en la universidad, y finalmente puedo ser yo misma. ¿Quieres saber cómo se siente?
Asentí, intrigado por la perspectiva de Erika.
—Este dormitorio es mi refugio. Aquí, soy simplemente Erika, no la hermana mayor que siempre tiene que hacer lo correcto. Puedo explorar mis intereses, conocer gente nueva y vivir mi propia vida. No sabes lo liberador que es.
Aunque mi hermana estaba compartiendo sus sentimientos, no pude evitar sentirme culpable por ser el motivo de sus sacrificios.
—Erika, nunca quise que tu vida fuera así por mi culpa. Deberías haber tenido la oportunidad de ser una joven normal.
Ella puso una mano reconfortante sobre mi hombro.
—Nath, no te sientas culpable. Elegí esto. Pero ahora, mientras estoy aquí, quiero que también encuentres tu propio camino. No quiero que mi sombra te siga. Tienes una vida por delante, y mereces vivirla plenamente.
La conversación con Erika dejó una impresión duradera en mí. Me hizo darme cuenta de que, aunque había tenido mis propias batallas y desafíos, también debía permitirme crecer y descubrir quién era más allá de las sombras de mi pasado.
La atmósfera en el coche mientras Erika me llevaba de vuelta a casa era una mezcla de complicidad y silenciosa reflexión. Habíamos compartido intimidades sobre nuestros sentimientos y experiencias, y aunque seguía sintiéndome agradecido por su dedicación, también comprendí la necesidad de seguir adelante.
Mientras recorríamos el camino, la conversación se volvió más ligera. Erika, con su habilidad natural para cambiar de tono, comenzó a hablar sobre su vida universitaria y las nuevas amistades que había hecho. Me contó sobre sus clases, sus proyectos y, por primera vez, sentí que estaba descubriendo a mi hermana en un contexto diferente al familiar.
—Nath, estoy tan emocionada por todo lo que está sucediendo en mi vida en este momento —dijo Erika con una sonrisa brillante—. Creo que estoy encontrando mi camino, y eso se siente increíble.
La miré con admiración, contento de que finalmente pudiera disfrutar de las experiencias que se le habían negado durante tanto tiempo. Sin embargo, la pregunta que había estado rondando en mi mente desde nuestra conversación más profunda seguía presente.
—Erika, ¿alguna vez te has enamorado? —pregunté, buscando cambiar la dinámica de la charla.
Ella rió suavemente, como si la pregunta le resultara graciosa.
—No exactamente, Nath. Estoy más centrada en descubrirme a mí misma en este momento. No quiero apresurarme en el amor, aunque es emocionante ver cómo te desenvuelves en tus propias relaciones.
El tono de mi hermana me hizo reflexionar sobre mi propia situación con Arthur y Efrain. ¿Realmente estaba explorando mis sentimientos o simplemente seguía las expectativas de los demás?
La luz tenue de la lámpara en mi habitación creó una atmósfera tranquila mientras me sumergía en mis pensamientos. La conversación con mi madre me hizo darme cuenta de que había aspectos de mi vida que aún necesitaba explorar y entender.
Me quedé allí, reflexionando sobre mis relaciones pasadas y presentes. ¿Seguía guiado por la sombra de la venganza, o había llegado el momento de liberarme de esas cadenas autoimpuestas? La pregunta resonó en mi mente, exigiendo una respuesta que no estaba seguro de tener.
De repente, mi teléfono vibró, interrumpiendo mis cavilaciones. Era un mensaje de Efrain.
"¿Cómo estás, Nath? ¿La cena en casa fue bien?"
Sus palabras me recordaron que tenía un amigo dispuesto a escucharme, alguien que, a pesar de sus propios conflictos, siempre había estado ahí para mí. Respondí con sinceridad. Ella fue mi refugió esa noche.
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Polos Opuestos [BL]
Romance¿Recuerdas alguno de tus amores de preparatoria? Mi abuela siempre decía que los amores de preparatoria eran inocentes y una parte importante de nuestro desarrollo. Desafortunadamente, mi experiencia no fue tan ideal. Cuando conocí a Arthur, mi vida...