(Nathanael)
El fin de semana llegó, y quedé en casa de Arthur para trabajar en nuestro proyecto sobre la colonización anglosajona y sus consecuencias. A pesar de que podría ser arriesgado, ya que estaríamos solos en su casa, necesitábamos avanzar con nuestro trabajo en equipo.
Entré nervioso a su casa, pero nos dirigimos rápidamente a su habitación para enfocarnos en la tarea. Había traído algunas notas y documentos relevantes, pero conforme avanzábamos, mi mente se volvía cada vez más un enjambre de pensamientos.
En un momento, Arthur notó mi estado inquieto. Dejó de escribir y me miró con curiosidad. "Nath, algo te pasa. ¿Estás bien?"
Suspiré, sintiendo la tensión acumulándose. No podía evitarlo más. "Arthur, necesito hablar contigo sobre algo personal."
Él asintió, dejando de lado los papeles. Nos sentamos en el suelo, creando un ambiente más íntimo pero también más tenso. Mis manos temblaban ligeramente mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas.
"Arthur, me gustas", dije finalmente, sin rodeos. "Pero estoy tan confundido en este momento, no sé qué decisión tomar."
Sus ojos azules me miraron con sorpresa y algo más. "¿En serio?"
"Así es", afirmé. "Estar aquí, en este momento, es complicado para mí. No sé cómo lidiar con esto. Estoy confundido acerca de mis propios sentimientos y de lo que quiero."
Arthur bajó la mirada por un momento, procesando mis palabras. La habitación parecía cargada de expectación. Finalmente, levantó la cabeza y me miró directamente. "Nath, no quiero presionarte. Lo último que quiero es hacerte sentir incómodo."
"Aprecio eso", dije sinceramente. "Solo necesito tiempo para entender mis emociones y tomar decisiones. "
Arthur asintió comprensivamente. Ambos volvimos al trabajo en nuestro proyecto, pero ahora el ambiente era diferente. Aunque la tensión emocional seguía presente, habíamos dejado claro que necesitábamos tiempo para entender lo que estaba sucediendo.
Después de nuestra conversación, la tarde continuó con la tarea, pero mi mente seguía dando vueltas a la confusión emocional. Me di cuenta de que decirle a Arthur que me gustaba era solo la punta del iceberg. Había sentimientos oscuros y complejos que debía enfrentar y entender.
Cuando Arthur fue a buscar algo para beber, me quedé solo en la habitación. Miré a mi alrededor, tratando de procesar todo. Me di cuenta de que, aunque había una conexión y atracción entre nosotros, también había otras capas en mi interior que se interponían.
Me senté en el borde de la cama, profundamente reflexivo. Mi experiencia anterior, mi relación tóxica con otro chico en el pasado, seguía dejando cicatrices en mi corazón y en mi mente. Volver a involucrarme emocionalmente me resultaba confuso y conflictivo.
Recordé las palabras de mi hermana cuando le conté sobre Arthur. "Nath, no puedes ignorar el pasado. No puedes simplemente borrar el dolor que te causó. No vuelvas a caer en las mismas trampas."
Tenía razón. Aunque Arthur parecía diferente, había algo en mí que se resistía a entregarse completamente. Había una lucha interna entre la atracción que sentía y la voz interior que me advertía sobre los peligros.
Mis emociones eran como un torbellino. La confusión, el deseo y el temor se mezclaban en mi mente, formando un cóctel complejo. No era solo sobre Arthur, era sobre mí y las barreras que había construido para protegerme.
Cuando Arthur regresó con las bebidas, traté de ocultar mi conflicto interno. Conversamos sobre el proyecto, pero en el fondo, sabía que esta situación iba más allá de una tarea escolar. Había sentimientos oscuros que requerían atención y comprensión.
La tarde avanzó, y aunque logramos avanzar en el proyecto, la tensión emocional persistió. No podía evitar pensar en el hecho de que mis acciones del pasado me habían dejado cicatrices profundas, y volver a involucrarme con alguien de esa manera era un terreno complicado.
Cuando finalmente terminamos, me despedí de Arthur con una sensación de alivio mixto con ansiedad. Salí de su casa, llevando conmigo no solo las notas del proyecto, sino también una carga emocional que necesitaba abordar.
Esa noche, mientras reflexionaba en casa, entendí que no solo se trataba de Arthur. Era sobre mi propio proceso de sanación, sobre enfrentar los oscuros recuerdos y sentimientos que habían sido enterrados por mucho tiempo.
La semana transcurrió entre el ajetreo escolar y mis propias reflexiones. Después de mi confesión a Arthur y la charla con mi hermana, decidí darle una oportunidad en secreto. Aunque la sombra de mi pasado todavía se cernía sobre mí, pensé que tal vez, solo tal vez, las cosas podrían ser diferentes esta vez.
En la escuela, las miradas de Arthur y yo se encontraban ocasionalmente. Era como si existiera una complicidad silenciosa entre nosotros. No tocábamos el tema directamente, pero nuestras miradas hablaban de una conexión que aún se estaba explorando.
Una tarde, después de clases, Arthur me esperó cerca del gimnasio. Decidimos ir al centro comercial, un lugar neutral para compartir tiempo juntos fuera del ambiente escolar.
—¿Cómo ha sido tu semana, Nath? —preguntó Arthur mientras caminábamos por los pasillos del centro comercial. Era un intento de romper el hielo entre nosotros.
—Normal, supongo. Tú sabes, clases, tareas, y todo eso —respondí, tratando de sonar despreocupado.
—Lo siento si te he puesto en una posición incómoda. No era mi intención.
Asentí, reconociendo sus palabras. A medida que recorríamos las tiendas, nuestras conversaciones se volvían más ligeras. Hablamos de películas, música y otros temas triviales. Evitamos tocar el tema de nuestra conexión más profunda, al menos por ahora.
Una semana después, nos encontramos en la biblioteca. Decidimos trabajar en el proyecto allí, aprovechando la tranquilidad del lugar. A medida que avanzábamos con el trabajo, el silencio se volvía cómodo entre nosotros.
—Nath, sé que no puedo cambiar mi pasado, pero quiero que sepas que haré todo lo posible para no fallarte de nuevo —dijo Arthur en un tono sincero mientras miraba sus apuntes.
Sus palabras resonaron en mi mente. Decidí sincerarme un poco más.
—Entiendo que las personas cambian, Arthur. Pero necesito tiempo. Mi pasado... no fue fácil, y no quiero apresurarme en algo que podría lastimarme otra vez.
—Te entiendo, Nath. No quiero presionarte. Solo quiero que sepas que estoy dispuesto a demostrar que puedo ser diferente.
Los días siguientes transcurrieron entre encuentros en la escuela, salidas con nuestros amigos y momentos en solitario. A pesar de nuestras diferencias, Arthur y yo encontramos una especie de equilibrio. Pero, en lo más profundo, sabía que mi corazón aún estaba sanando, y no podía ignorar esa verdad.
Un sábado, nuestros amigos organizaron una pequeña reunión en la casa de Ethan. Era un momento para relajarnos y disfrutar de la compañía mutua. Durante la noche, Arthur y yo compartimos risas y bromas con los demás, como si fuéramos simplemente amigos de toda la vida.
Al final de la noche, cuando todos se fueron, Arthur y yo quedamos en la sala. Me miró con una expresión seria.
—Nath, quiero que sepas que aprecio lo que estamos construyendo. No quiero arruinarlo, pero tampoco quiero esconder lo que siento.
Su confesión me tomó por sorpresa. Mi corazón latió con fuerza, pero también sentí una oleada de ansiedad. Era un paso delicado en nuestro proceso.
—Arthur, esto... es complicado para mí. No quiero lastimarte ni lastimarme a mí mismo. Mi pasado... no es fácil de superar.
—Lo sé, Nath. Pero estoy dispuesto a enfrentar lo que sea necesario. Quiero ser honesto contigo.
Caminamos juntos hacia la puerta, el ambiente estaba cargado de expectación y posibilidades. Mis pensamientos eran un torbellino mientras consideraba lo que significaba darle a Arthur esta oportunidad.
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Polos Opuestos [BL]
Storie d'amore¿Recuerdas alguno de tus amores de preparatoria? Mi abuela siempre decía que los amores de preparatoria eran inocentes y una parte importante de nuestro desarrollo. Desafortunadamente, mi experiencia no fue tan ideal. Cuando conocí a Arthur, mi vida...