Corazones Encontrados, Capítulo 3: Entre Pompones y Balones

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Nathaniel

La cancha vibraba con la energía de los ensayos de porristas. Mi corazón latía al ritmo de la música, mientras ejecutábamos rutinas precisas y levantábamos pompones con sincronización. Ser parte del equipo de porristas había sido una sorpresa para muchos, pero para mí, representaba una forma de expresión y compañerismo que no encontraría en otro lugar.

Entre los saltos y piruetas, divisé a Arthur en la grada, observando el ensayo con una sonrisa. Era extraño verlo alejado de la cancha de baloncesto, donde solía destacar con su destreza. Ahora, sus horarios laborales le impedían jugar, pero su presencia era un apoyo constante.

Al finalizar el ensayo, me dirigí hacia donde estaba Arthur. Aunque nuestras vidas habían tomado rumbos distintos, seguía siendo alguien importante.

—¡Hey, Nath! —me saludó con entusiasmo, levantando su mano con energía.

—Hola, Arthur. ¿Cómo va todo con el baloncesto?

Suspiró antes de responder.

—Bien, bien. Aunque ya no puedo jugar oficialmente, me contenta seguir practicando cuando puedo.

La conversación se desvió hacia nuestras vidas, compartiendo las alegrías y desafíos Del instituto. Mientras hablábamos, Ethan, mi mejor amigo y líder del equipo de baloncesto, se acercó a saludar.

—¡Nath, Arthur! ¿Cómo va todo?

—Bien, Ethan. Solo hablábamos sobre lo que se viene en el baloncesto —respondí.

Ethan miró a Arthur con interés.

—¿Aún practicas aunque no juegues?

—Sí, es mi forma de liberar estrés. Además, extraño la cancha.

Ethan asintió con una sonrisa.

—Te entiendo. Hey, ¿por qué no vienes con nosotros a alguna práctica? Aunque no puedas jugar oficialmente, siempre puedes ser parte del equipo.

La idea me pareció genial, pero antes de que pudiera responder, uno de los chicos del equipo se aproximó, lanzando una risa burlona.

—¿Arthur, porrista? Eso es cosa de mujeres.

El comentario resonó en el aire, teñido de desprecio y machismo. Mi expresión se endureció, pero antes de que pudiera responder, Arthur y Ethan intervinieron.

—El respeto no tiene género, amigo. Ser porrista no hace a nadie menos hombre —declaró Arthur con firmeza.

Ethan lo respaldó.

—No toleramos comentarios sexistas en este equipo. Las personas eligen sus pasiones sin importar su género. ¿Entendido?

El chico del equipo de baloncesto se encogió de hombros, sin mostrar arrepentimiento.

—Solo estaba bromeando.

—Eso no es una broma, es ignorancia. Estás suspendido temporalmente del equipo. Reflexiona sobre tus palabras —sentenció Ethan.

El chico se retiró visiblemente molesto, pero la postura de Ethan dejó claro que en este equipo no se tolerarían actitudes discriminatorias.

Aunque mi orgullo estaba herido, sentí una profunda gratitud hacia Arthur y Ethan. Los roles de género no definían nuestras elecciones, y ellos lo defendieron con determinación.

Con una sonrisa, acepté la invitación de Ethan para unirme a sus prácticas.

Mientras seguía con la práctica junto al equipo de baloncesto, no pude evitar notar la presencia de algunos chicos que aún mantenían actitudes cerradas en cuanto a los roles de género. La sociedad seguía avanzado en términos de aceptación, pero la mentalidad conservadora de algunos persistía, creando momentos incómodos.

Polos Opuestos [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora