Portaretratos.

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Capítulo 5.

El destino es así, te toca lo que te toca; si te toca ni aunque te quites y si no.. ni aunque te pongas. ¿Acaso este es el destino que a mi me toca? ¿Pelear por una vida digna? Quisiera creer que no y que todo es un sueño desde el momento en el que tenía ocho años y me quede dormida mientras el hombre frente a mí me contaba un cuento con una gran sonrisa, esa sonrisa ya no estaba y ahora su mirada estaba llena de molestia. Le había colmado la paciencia y al parecer no era de tener mucha... o tal vez sí pero yo fui demasiado molesta. 

La cosa es la siguiente, yo no podía creer que la chica detrás de él fuera su hija, me negaba a creerlo ¿cómo? ¿de dónde? ¿con quien? ¿ella era de mi edad o era menor? No pude evitar odiarla desde el momento en que la vi y que ahora me diga que es su hija lo hacer aún más difícil de soportar. 

—Es una broma ¿verdad? 

Traté de controlar el temblor de mi voz pero al parecer se podía notar en ella el coraje y un poco de la tristeza; no era envidia, no llegué a este lugar pensando en que todo sería igual pero si llegué con la esperanza de que las cosas cambiaran aunque sea un poco. 

—¿Me ves cara de payaso? —dijo molesto—. Escucha, no me importa si te gusta la idea o no, me da completamente igual pero que quede claro que no quiero ningún tipo de desplante o actitud grosera de parte de nadie. 

—Si, patrón. 

Susurré pero el alcanzó a escucharme. 

—¿Entendido? 

Se volteo hacía la chica y ella asintió sin despegar la mirada del suelo.

—Ahora váyanse a sus habitaciones, no quiero ningún tipo de ruido en esta casa.

Le hizo una seña a sus hermanos y los tres se fueron hacía la cocina, yo no miré a la chica detrás con mirada baja y me fui con mis hermanos a las habitaciones designadas, tal vez me acostumbraría a su presencia pero eso no significa que seré como una pera en dulce, que haga con su vida lo que quiera, yo tengo mis propios planes y nada arruinará eso. 

Mis hermanos se durmieron después de que los ayudara a bañarse, no se sentían del todo cómodos en el lugar y no los dejaría solos, así que ese momento en el que ambos se quedaron dormidos fue el momento que tomé para poder ir a mi propia habitación, la mochila que llevaba conmigo la aventé a un lado de la cama y me dispuse a tomarme un baño, estos eran muy espacios y acogedores, pero me hacían sentir extraña, había pasado tanto tiempo desde que disfruté de un lugar como esos y ahora mi memoria estaba borrosa. 

Cuando me vestí y cepillé mi cabello mojado, bajé las escaleras, aquella chica no estaba  a la vista y nadie más, me acerqué a la cocina dispuesta a tomar algo y fue cuando escuché voces. 

—¿No crees que fuiste muy duro con ella? —esa parecía ser la voz de JungSun—. Se está adaptando a un nuevo lugar y pensó que sólo sería ella, ve a Minji y y se pone nerviosa. 

—¿Entonces que querías que hiciera? —dijo con completa molestia, su tono de voz demasiado duro—. ¿Qué dejara que la tratara como basura? Minji no sabe nada del mundo y eso tu lo sabes... los dos lo saben. 

Era como yo decía, una niña rica sin preocupaciones que tal vez estuvo encerrada disfrutando de la vida que no le corresponde. 

—Lo sabemos -dijo una voz más baja, algo triste—. Minji ha sufrido mucho y para presenciar todo aquello vaya que lo ha sobrellevado, no se cierra, es buena en casi todo... pero le cuesta mucho trabajo poner un pie fuera de un habitación, le tiene un enorme miedo al abandono. 

—Escuchen —volvió a decir JungKook—. Yo sé que es lo que he hecho mal y entiendan que no es fácil para mi tampoco, tienen que aprender a convivir incluso aunque se odien, cuando todo esto termine no se que voy a hacer, no se cuanto tiempo nos tome ni que pasará con Usagi después y esos niños... 

Maquiavelismo  [KookMin] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora