Capítulo 6
Aquel nombre lejano
ALESHA
Alesha despertó con el calor del cuerpo de Taesung a su lado, la familiaridad del momento le hizo sentir en calma. Estaba cansada, el encuentro con Nora le había drenado la energía, se sentía en un estado de alerta esperando que aquella cosa vampiro rompiera la puerta y le saltara encima. Taesung se encargó de calmarla —ayudándose con magia—, dándole una poción para dormir y así evitar las pesadillas que le atacarían en la noche sin dudarlo.
Ya era el día siguiente y sentía su mente pesada, con una pequeña bruma por la magia que encarcelaba el terror que amenazaba con salir.
—Buenos días —los ojos redondos de Taesung escanearon su rostro mientras la magoi le saludaba— ¿Cómo te sientes?
—Mejor que ayer —aseguró. Taesung la siguió mirando con las cejas levemente fruncidas.
—Deberías quedarte aquí, no vayas a clase hoy —Alesha sonrió al escuchar eso. Aunque la idea le gustaba, no podía.
—Tengo que hacer un proyecto, y varias tareas que entregar. No puedo —Taesung se levantó y caminó hacia el baño.
—¿Y qué pasa si te la encuentras?
Alesha cerró los ojos y tragó duro, decidida a no recordar lo cerca que estuvo el día anterior, el control antinatural que el vampiro tuvo sobre su cuerpo para hacer lo que quisiera —Me moriría de un ataque al corazón, probablemente.
—Regresa al cuarto temprano, por lo menos. También lo haré, podemos cenar aquí —la bruja lo pensó unos segundos antes de aceptar, Taesung sabía que no le gustaba estar sola cuando esto sucedía, saber que podía apoyarse del magoi era lo que la había mantenido cuerda todos estos años, pero debía terminar sus responsabilidades si no quería un sermón más por parte de sus padres de cómo no era capaz ni siquiera de buenas calificaciones.
—Lo haré, terminaré rápido y vuelvo.
El invernadero era de sus lugares favoritos en la Academia. Tenía un techo hecho de cristal que dejaba entrar la totalidad del sol ese día. El ambiente de marmol y madera se alejaba para abrir paso a un pequeño bosque contenido en cuatro paredes. Hileras de plantas llenaban el lugar, con unos árboles con tantos metros de altura que casi rozaban el techo en el medio. Podías ver hojas por todos lados, flotando en hileras perfectas, sobre repisas en las paredes, y en mesones con pequeñas notas que expresaban su nombre.
La magoi se acercó a una pequeña planta con hojas en forma de V, las puntas eran rugosas y terminaban con un color rosado y naranja. Le decían la planta de las hadas, porque su consumo provocaba dependencia, y un exceso de esta planta en el organismo se volvía tóxica. Según los estudios, tenía los mismos efectos en las distintas razas de seres, incluyendo las fae. Sin embargo, otras de las propiedades de sus hojas eran efectos curativos para lesiones internas, como sangrados e inflamaciones.
Alesha tomó su bolso con utensilios, hecho de cuero grueso. Estaba lleno de envases de distintos tamaños, pinzas, algunos ingredientes, libros, y distintos tipos de tijeras. Tomó las más grandes, aquellas de jardinería, y cortó bajo el tallo de dos hojas. Las colocó en un envase plano, para asegurar su protección y su estado sin ninguna fisura en ellas, debía hacer una poción para reducir sangrados y este era el último ingrediente que faltaba.
Había tenido un día lleno de clases y tareas. Quería volver al cuarto de Taesung como había prometido, pero unas horas extra que tuvo que hacer de un curso y la visita al invernadero se interpusieron en el camino. Al menos estar aquí le daba paz y alejaba cualquier mal pensamiento que pudiese cruzar por su mente. Solo terminaría aquí y volvería a la seguridad de su pequeño hogar.
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Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1 - LGBT]
FantasyLa vida de Alesha y Taesung les decía que habían nacido para perder, hasta que la llegada de Jaehyeon les muestra que para ganar a veces deben jugar sucio, incluso si eso significa hacerlo desde otras épocas. Los magoi deberán enfrentarse a los nuev...