Capítulo 38: Tempo di valse

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Capítulo 38

Tempo di valse

ALESHA

El Palacio de Versalles era de los lugares más hermosos que Alesha había visitado, con sus techos altos y candelabros gigantes parecía haberse adentrado en un mundo completamente diferente, alejado de las ratas y las calles húmedas de París. El lugar dividía sus espacios con arcos inmersos llenos de mármol blanco y oro, las luces de las velas y las esferas mágicas añadían un tinte amarillo sobre todes como si cada quien estuviese bañado con una fina capa dorada.

Olía a perfume, dulces y una esencia cítrica que reconocía como algún licor típico de Lilura. Había tanto lilurianos como humanos que se mezclaban entre sí. El vestido ridículamente grande y la peluca alta le incomodaban, pero al menos agradecía que el dobladillo de la tela se arrastrara por el piso y ocultara sus botas militares para caminar cómodamente.

Alesha y Taesung llegaron con los brazos entrelazados, y le apretó el agarre al entrar, con los nervios de punta por encontrarse cara a cara con un vampiro. Había intentado calmarse antes de hacer el salto y recordarse que solamente se encontraría con Klaus y huiría de allí, no estaría sola y había muchísimos seres que servirían de escudo entre vampiros y ella.

Tendía a olvidarse que Klaus era un vampiro, a raíz de esa extraña seguridad y calma que le infundía. No entendía todavía el porqué, más no iba a cuestionarlo en este momento.

La pista de baile era gigante, con muchos seres ocupando cada espacio libre, mientras se balanceaban con una melodía orquestal típica de los humanos.

—Va a ser imposible encontrarlo con toda esta gente —se quejó Taesung.

—Para eso estás entrenando ¿No, Kwon? —se burló. Taesung le dio un intento de codazo en las costillas.

Caminaron alrededor de la zona de baile, escaneando en dónde pudiese estar Klaus. Aunque Alesha encontró a otra persona antes que a él.

—Nora —Taesung volteó hacia la pista, donde en una esquina la vampiresa estaba bailando con Klaus. Llevaba un vestido blanco con rosa suave, pomposo y grande, con el cabello blanco rizado, mezclado con algunos mechones empolvados del mismo tono rosado de su ropa.

Se unieron a las parejas en la pista de baile, Alesha no era buena bailando, y ya le había pisado varias veces los pies a Taesung intentando seguirlo.

—Intenta mezclarte un poco —masculló, haciendo una mueca cuando la bota de cinco centímetros de Alesha volvió a pisarlo.

—Lo siento por nunca tener clases de baile de los 1700 —Taesung la tomó por la cintura un poco más fuerte y le indicó la forma cómo debía mover los pies para seguirlo.

Alesha tenía una buena vista de la pareja a varios metros de distancia. Bailaban con gracia, como si estuvieran levitando, pero se había encargado de comprobar que sus pies tocaran el suelo. Nora tenía el cuerpo relajado mientras se dejaba guiar y dar vueltas por la pista. Su máscara no escondía la parte inferior de su rostro, por lo que podía ver la sonrisa que tenía pintada en sus labios, hablaba y reía con el otro vampiro. Parecían la imagen perfecta de padre e hija, a lo que sintió una punzada que ignoró.

No podía dejar de mirarla. No dejaba de impresionarle la diferencia entre la Nora del pasado y la de su tiempo, el contraste que había en todo, incluyendo su apariencia. Aunque ¿realmente eran tan distintas? El amor que se notaba que sentía por Klaus era el mismo que veía con Jaehyeon, seguía teniendo el lado que Alesha había apenas aprendido a entender que poseían los vampiros, igual que los demás, sentimientos profundos y normales como cualquiera.

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1 - LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora