Capítulo 37: Rumbo al palacio de Versalles

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Capítulo 37

Rumbo al palacio de Versalles



TAESUNG

—Estoy en deuda con Lyra —Jaehyeon le dio palmaditas en la cabeza a una Alesha en rabieta—, te curó con el poder de la amistad.

Taesung no pasó por alto la pausa antes de que ella rebatiera —No somos amigas

—Ya —el mayor asintió exageradamente— ¿qué sigue? ¿que nosotros no somos amigos?

Y en lugar de sus respuestas rápidas, Alesha guardó silencio. Taesung quisiera que ella hubiese visto la sonrisa juguetona en el rostro del kumiho.

Jaehyeon mantuvo contacto constante con Taesung esos días. Cuando no estaban con Tamanaco, era por mensajes, aunque era poco el tiempo que el mayor dedicaba a Alesha, puesto que estaba lidiando con la recuperación física y mental de Nora. Ambos sabían cuál era la prioridad de Jaehyeon.

Aún así, no faltaba un día sin que le llegara un texto o llamada para verificar el estado de la magoi. Y, teniendo años sintiéndose como el único al que le importaba la chica, fue reconfortante la atención que sabía que Jaehyeon tenía sobre ella, y que ya iba más allá de sus planes. También estaba agradecido con Lyra y Kilari, por cómo han ayudado a Alesha, a pesar de su resistencia.

Su tiempo dividido no evitó que pudieran hablar sobre su último descubrimiento con respecto a la criatura y la posible implicación de alguien más en todo este desastre.

Conocer que la criatura no trabajaba sola, sino que podría ser un arma para alguien más, hizo que Tamanaco y Jaehyeon pusieran mucho más presión en intentar encontrar el origen.

Ya tenían varias teorías de enemigos antiguos o siguiendo rumores de algunos seres que estaban buscando comenzar una guerra por cualquier razón, solo por ganar poder.

Lo que descubrieron los últimos días con los análisis de los cadáveres no fue muy diferente a lo que ya sabían: absorbía la energía mágica de los seres hasta dejarlos secos. Pero ya no les parecía que fuera solo una fuente de alimentación. Tenía que ser para alguien ¿Pero quién?

Por ahora, no tenían nada concreto. Agradecía que, a pesar de todo, le estuviese dando un pequeño respiro a Alesha de todo el tema.

Jaehyeon despeinó el cabello violeta con fuerza, ganándose un quejido de la magoi —Me alegra que salieras de tu cuarto.

Con el par peleando al fondo, Taesung no podía evitar sonreír ante aquella escena, pero vio como mejor idea el dedicarse a recorrer el familiar cuarto cuando llegaron a las peleas de manos.

Le gustaba la habitación de Jaehyeon, era como un pequeño museo. De cosas que ha robado. Tenía tantas cosas que Taesung a veces se preguntaba si competía con el propio clan Kwon, o con el gobierno británico. No quería ni imaginarse las cosas que tenía en su casa.

¿Tendrían ya, por fin, una casa fija?

—Desde hace unos treinta años, sí —respondió Jaehyeon a su espalda, provocando que Taesung se sobresaltara. ¿Lo había preguntado en voz alta? Odiaba que le pasara eso.

Jaehyeon se peinó para atrás el desastre que le dejó Alesha en el cabello. Le dio curiosidad cómo se sentiría tocarlo, siempre se veía suave y brillante.

—¿Dónde está? —aclaró su garganta antes de cuestionar, e imitó los brazos cruzados del más alto.

—En Italia, los viñedos principales están ahí, así que es más fácil supervisar.

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1 - LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora