Capítulo 12
Palabras de miel
ALESHA
Carne viva sin piel, gritos tan chirriantes como si un cuchillo de mantequilla raspara contra un plato de cerámica, lágrimas, fuego, tanto pero tanto fuego.
Alesha despertó con una gran bocanada de aire y tomó asiento.
—¿Tampoco puedes dormir? —se giró para encontrarse con Taesung, a su lado, acostado con las manos cruzadas sobre su pecho y mirando al techo. Negó con la cabeza— Jamás imaginé que mi primer salto sería así.
Se dejó caer entre las almohadas y cojines, suspiró, pudo sentir una pequeña gota de sudor frío que no consiguió bajar por su sien, la limpió. Taesung continuó.
—Desde niño pensaba que podría hacer mi primer salto para algo sencillo como... no sé —soltó una pequeña risa desganada—, enviar una carta, o cambiar el rumbo de un auto para que no vaya por el lado equivocado, o tal vez hacer posible que una esposa descubra una infidelidad —Alesha apretó sus labios y cerró sus ojos, posibilidades. Sabía que no lo decía para hacerla sentir mal, pero no pudo evitar la punzada en su pecho—. No esto.
—No, tienes razón —se levantó de la cama directo hacia la puerta. Taesung subió más su sábana.
—No hagas algo estúpido.
—Lo dices como si fuera a hacer algo estúpido —respondió y cerró la puerta con el búho a sus espaldas antes de recibir respuesta.
Se encaminó a su habitación y encendió la luz de la mesilla con una idea y un listado de ingredientes en mente, lo primero que debía ubicar era la miel.
La encontró en la tercera fila de su estante de ingredientes, gracias Baltazar. Tomó incienso, un frasco y sal, también unos granos de cuarzo rosa y finalmente un pétalo de rosa. El caldero al centro, fuego en la hornilla a gas y un círculo de sal alrededor. Actuaba en automático, pero su mente estaba clara. Vertió un poco de la miel en el caldero y lanzó los cuarzos, Markus ayudaba a triturar el pétalo con su pico y lo lanzó.
—Gracias —acarició sus plumas y con el incienso ahora encendido limpió el contenedor, pasando el humo en dirección a las agujas del reloj dentro del frasco de vidrio. Agregó salsa picante ¿por qué no? aparte de persuasión necesitaba coraje. Le siguieron cinco tiras de piel de las cuerdas vocales de una sirena. Cortó un pequeño borde de las hojas ya secas de la planta de las hadas que recolectó y vio caer en la mezcla.
Faltaba poco. La poción burbujeaba frente a ella y el cuarto olía a plantas quemadas con algo muy dulce. Azúcar, eso también lo agregó, batiendo hasta mezclarse con la miel en un caramelo denso y oscuro.
Tin, el tintinear de una campana de plata para las ondas de sonido. Una vez estaba listo, lo pasó por un filtro, dejando los pequeños cristales en la rejilla. Finalmente, lo vertió en el frasco. Bien. El frasco se iluminó de luz violeta cuando lo envolvió en su magia para activarla.
La cicatriz en su palma comenzó a arder, pero mandó a la mierda el dolor, y a su causante. Al salir de su habitación bebió de un trago la poción y dejó caer en su dedo las gotas restantes que a propósito dejó en el frasco, y dibujó en su lengua una estrella de cinco puntas.
Una poción de persuasión que usualmente funcionaba muy bien, para quien escuchase tu voz sonaría tan suave y dulce como miel, adictiva y creíble, encantadora, justo como el talento natural de Jaehyeon.
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Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1 - LGBT]
FantasyLa vida de Alesha y Taesung les decía que habían nacido para perder, hasta que la llegada de Jaehyeon les muestra que para ganar a veces deben jugar sucio, incluso si eso significa hacerlo desde otras épocas. Los magoi deberán enfrentarse a los nuev...