Capítulo 46: La princesa y su tesoro

139 18 40
                                    

Capítulo 46

La princesa y su tesoro



ALESHA

—¿Te sientes incómoda?

—Sí —era una forma de decirlo—. Estar así, con toda esta gente queriendo hablarme y dándome atención, lo odio.

Lo odiaba, en serio. Le incomodaba que a donde caminara había personas queriendo detenerla de sus actividades para hablarle. Algunes solo decían gracias, otres buscaban tener conversaciones más largas, como si a la magoi le interesara escuchar lo que tenían que decir. La saludaban en los pasillos, le sonreían, le ofrecían ayuda si la veían haciendo algo. Alesha no tenía un momento de paz desde que pasó la noche del experimento de su familia.

Pero lo más extraño de la noche no era eso, o el vestido de princesa que era mucho más fuera de su zona de confort que cualquier cosa que se había puesto en su vida. Si no que, a Alesha secretamente le gustaba un poco la atención.

Era raro, odiaba el contacto físico que le daban sin preguntar, o tener conversaciones con desconocidos. Pero, dentro de ella, se sentía bien. Bien que la gente no la mirara con odio o con miedo cuando pasaba por algún lugar, que estuviese siempre aislada de todo el mundo a excepción de Taesung.

Alesha había matado a la criatura porque estaba harta de los Van Darte, pero había salvado muchas personas al hacerlo, evitado que incrementara el número de víctimas. Era la primera vez en su vida que hacía algo que no tenía su apellido plasmado como una luz brillante que la seguía a todos lados, o como un hedor que la envolvía y todes eran capaces de olerlo.

Alesha aquí era solo Alesha. Sin nada más que agregar, sin añadidos. Y nunca se había preparado para que la vieran como era ella.

Tampoco tenía mucho conocimiento de quién era sin todos esos agregados. Se había preparado siempre para las miradas malas y el rechazo, aunque jamás había comenzado su entrenamiento, igual se había mentalizado para pelear. Contra todes, contra cualquiera. Porque todo mundo estaría en su contra por el apellido que siempre tendría detrás, así que ella decidió que les apartaría antes de que la apartaran a ella. El cambio brusco de que ahora la gente la viera como aliada en vez de enemiga le quitaba el aire.

Era extraño, y nuevo. Y, secretamente, estaba feliz por ello.

Robin era excelente bailando. Se movía con gracia sobre sus talones, como una pluma movida por la brisa que agitaba su delgada figura. Al parecer todo el mundo aprendió a bailar menos Alesha. Robin la guiaba con suavidad, en una danza sencilla que parecía más un vaivén y un par de vueltas que una rutina complicada como el resto de las parejas en la pista.

—Bueno, tú me caíste bien mucho antes que todes. Y como un vampiro que ha vivido muy poco y no me he enfrentado con Van Dartes, te doy las gracias —Robin le sonrió con lo que pareció ser un poco de vergüenza—. Sé que no quieres escucharlo, pero igual quería decirlo.

Cuando dejaron de bailar, vio a Taesung terminar su baile con Jaehyeon, y Nora con Adila. Creyó ver a Tamanaco bailar con su docere de botánica. Saludó al Kwon, y al verla caminó hacia su dirección, pero la vampiresa la encontró primero. Sintió la mano ligeramente fría tocar su hombro descubierto y al tenerla tan cerca se quedó sin aliento, Nora se veía... no sabía cómo describirla.

Nora la miró de arriba a abajo con una sonrisa sutil en sus labios —Te ves hermosa, Ashleen.

Las palabras calaron dentro de ella y sus mejillas se calentaron. Pasó por alto el error en su nombre —Tú igual —se dio una cachetada mental, fue lo más patético que había dicho en sus veinte años. Debía decirle que no había visto a alguien más preciosa en su vida. No lo que fuera que dijo en estos momentos.

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1 - LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora