Capítulo 25: Limón, chocolate y fresa

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Capítulo 25

Limón, chocolate y fresa



TAESUNG

El olor a comida inundaba toda la cafetería, estaba llena de seres y ruidos de platos y cubiertos mientras se servían para la hora del almuerzo. Taesung inhaló hondo, feliz de poder hacerlo sin sentir que le estuvieran golpeando en las costillas.

De hecho, estaba feliz que siquiera podía comer cosas que no fueran sopas y papillas. Luego del encuentro con la criatura del bosque, había quedado con tanta debilidad que masticar por mucho tiempo le provocaba dolor de cabeza.

Pero ya se había recuperado completamente, y ahora tenía frente a él un plato con un poco de todo lo que le había gustado de la barra de comida. Arroz blanco, vegetales salteados, tajadas de plátano frito y carne en tiras.

Alesha también había salido de la dependencia y había vuelto a la normalidad. Le contó de su encuentro con Nora y cómo la había abandonado. Alesha se mudó al cuarto de Jaehyeon los últimos días, que los pasó llena de fiebre y temblando. El kumiho se había vuelto el enfermero de ambes magoi, hasta que ya estaban en perfecta salud y podían volver a sus rutinas normales.

Ahora ella comía con avidez su almuerzo e iba por su segundo vaso de chicha —una bebida venezolana a base de pasta con azúcar, leche condensada y canela— mientras le contaba el resto de las cosas que le habían sucedido en el tiempo de la dependencia.

—Te juzgo, te juzgo mucho —le dijo.

Rodó los ojos —No fui yo, Tae, no estaba en mis cinco sentidos.

—No por eso tenía que convertirse en un cuento erótico —Alesha estuvo a punto de lanzarle una tajada—. Al, yo soy el convaleciente aquí.

—Ya estás más que bien —le sacó la lengua, pero algo en su mirada se había suavizado.

Taesung no podía evitar preguntarse, luego de todo lo que Alesha le contaba sobre su experiencia con la dependencia de sangre, ¿cómo se desenvolvía todo eso cuando era Jaehyeon quién estaba en esa posición? Hace no mucho tiempo, el kumiho bebió de la sangre de Nora y se le veía en un estado similar al de Alesha —mejor controlado—. A puertas cerradas, cuando estaban ellos solos, ¿sería igual?

Y como si leyera sus pensamientos, Alesha agregó —¿Sabías que Jaehyeon y Nora no tienen nada?

—¿Qué?

Alesha bufó —¿Tu nuevo amiguito Jaehyeon no te dijo?

El magoi se encogió de hombros —Yo asumí que tienen algo —dijo y juntó sus dedos imitando a dos personitas—, ellos se besan.

—¡Lo sé! Es raro.

—¿Y cómo llegaste a ese tema con Nora?

No logró recibir una respuesta, o una tajada en la cara, porque una nueva voz interrumpió su conversación.

—¿Taesung? —Taesung se volteó hacia quien se había acercado a su mesa, con la boca llena de arroz y carne.

Harsal Macedo era uno de sus compañeros de clase, de la familia brasileña de magois con especialización en la magia del amor.

—Que bueno verte de vuelta —Harsal le sonrió, y sus ojos cafés se achicaron un poco— ¿Cómo te sientes? Me enteré de que te habías enfermado.

Ah, cierto. Jaehyeon y Tamanaco habían decidido mantener en secreto el ataque de la criatura del bosque para no aumentar el pánico en el alumnado.

Taesung tragó su comida, acordándose que debía responderle —Ya me siento mejor, gracias.

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1 - LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora