XXVIII. Gran inicio

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Aún recordaba cuando se lo pidió. Louis se había arrodillado primero y cuando le sacó la pequeña caja aterciopelada las lágrimas se agolparon en sus ojos verdes. Era precioso. Un anillo fino rodeado de pequeños diamantes. Era algo «brillante y hermoso como tú», le había dicho Louis mientras se lo ponía.


Después de aquello, Harry le llevó de la mano por toda la casa hasta la habitación, donde rebuscó en la parte de arriba del gran armario hasta sacar otra cajita.

Louis había reído a carcajadas cuando vio su interior. Era «simple y único como tú», le había comentado Harry, entregándole el anillo con una tira brillante a su alrededor.

En ese momento estaban en el sofá idealizando todo. Habían acordado en que la boda sería en un años, pues querían prepararlo todo a la perfección. Y ahí estaba Harry, con la cabeza apoyada en las piernas de Louis mientras este escuchaba entretenido todas las ideas que el de rizos tenía.

-Las flores serán azules -dejaba claro el ojiverde, señalándole amenazante.

-Lo que quieras, pero, yo te espero en el altar, ¿no? -levantó su barbilla para que le prestara atención y dejara de buscar inspiración en internet.

-Se me había ocurrido ir los dos, pero no sé si quede bien. No encuentro a nadie más que lo haya hecho...

-¿Cómo? ¿Uno por cada lado? -lo vio asentir- Pues si no lo ha hecho nadie, seremos los primeros.

El de rizos se quedó satisfecho con la idea y entonces apagó el móvil y lo dejó en la mesa de centro.

-Hay que ir mandando invitaciones para ver cuánta gente va a venir y cuántos asientos poner -decía incorporándose y poniéndose en el respaldo del sofá.

-Pero no a mucha gente.

-No, no, algo pequeño.

Entonces siguieron planeando y haciendo bocetos de todo hasta que a Louis le invadió un horrible sentimiento de nostalgia. Tuvo que carraspear, pues un nudo se instaló en su garganta. 

-Hazz... -esperó a que le prestase atención- ¿crees que podamos hacer una cosa?

-¿Para la boda? ¿Qué tipo de cosa? 

-Vi una cosa que era dejar sitios libres para la gente que no está. ¿Podríamos dejar dos sitios?

Le observaba con ingenuidad, suplicándole una afirmación con la mirada y claro, Harry no se iría a negar y mucho menos ante una petición tan sincera.

-Claro que sí, pero entonces dejemos otro para Robin.

Louis asintió con entusiasmo acercándose para dejar múltiples besos en su rostro.

[...]

Una semana antes...

-¿Estás nervioso? -preguntaba Louis sobre el cuerpo del de rizos, apoyando la cabeza en su pecho.

-Estoy peor por tener que dormir solo la noche de antes -decía peinando su pelo con los dedos.

Louis levantó la cabeza para verle.

-No seas dramático, tú lo elegiste -sonrió burlesco-. Aparte, solo es una noche.

-Ah, entonces, ¿estarás bien sin mí? -fingió pena, haciendo puchero.

El ojiazul rió con una mezcla de diversión por su comentario y ternura por su gesto.

-Va a ser la peor noche. Va a ser tan mala que acabaré escapándome de mi habitación solo para irme contigo -rozó su nariz con la de Harry mientras este sonreía.

OS LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora