XIX. Reencuentro.

158 7 17
                                    

Los destellos de las cámaras cegaban a Harry y la gente a su alrededor iba a terminar gastándole el nombre de tanto llamarle.

No quería mostrarlo, pero estaba realmente inquieto. Claro que no era la primera alfombra roja a la que asistía, pero no quería estar allí. Hacía casi un año que no se mostraba públicamente y aparecer allí de repente le formaba un nudo en el estómago, sin embargo, sólo estaba allí por el estreno de la película de una buena amiga.

Pero no estaba solo en esa situación, los ojos cansados de Louis le observaban desde la lejanía, entretenido del contraste que hacían, pues él solo llevaba un suéter blanco bajo un traje negro, pero Harry iba tan arreglado y elegante como pensaba junto a su camiseta negra ceñida con un escote por debajo del pecho y traje de chaqueta blanco encima.

Hacía caso omiso a la gente que lo aclamaba; él no había ido para dar exclusivas. Sí, se había arrastrado hasta allí por una persona que le había abandonado sin darle una buena explicación.

Vió los botines de tacón de Harry acercarse al gran salón y ahí estaba él, escondido junto a la entrada. Nada más verle cruzar el umbral de la puerta, cogió su brazo y lo arrastró consigo.

Cuando hubieron llegado a una esquina, le soltó poniéndose de frente a él, pudiendo observar su rostro sorprendido.

-¿Louis? ¿Qué haces aquí? -frunció el ceño, llevándose las manos nerviosas al regazo.

-Sigo esperando una explicación. -levantó un dedo, viéndole con determinación.

La mirada de Harry analizó los alrededores confirmando que nadie les oía.

-Puedo explicarlo.

-¿Sí? ¿Qué me vas a decir? ¿«No eres tú, soy yo»? -habló con sorna, acercándose al rostro del de rizos.

-¿Solo has venido a discutir? -se puso las manos en la cintura, cogiendo una postura firme.

-He venido a ver si estabas tan mal como decías que lo ibas a pasar. -levantó la barbilla con soberbia- Pero ya veo que el que tiene las ojeras bajo los ojos por falta de sueño soy yo.

-No sabes lo que dices... -murmuró sin fuerzas, consiguiendo sonar más dolido de lo que pretendía.

-¿No? Entonces habla, te escucho. -se cruzó de brazos, pegando la espalda a la pared.

El de rizos se quería expresar y explicar la realidad de la situación tras las secas palabras que le dijo el día que se distanciaron, aún así, no sacaba fuerzas. Le ardía la mirada despectiva que tenía Louis y la manera en la que me hablaba. Entendía su enfado, pero aquello no detenía su dolor.

-¿No dices nada? -insistió el ojiazul, alzando una ceja inquisitiva.

Claro que quería saber lo que realmente había pasado para aquel cambio tan brusco que su relación tuvo. Por otro lado, y dejando de un lado la tristeza que le producía la melancolía de sus ojos, tenía una rabia interna por culpa de la falta de explicaciones hablando por él.

Harry tragó con dificultad, intentando pasar el nudo de su garganta. Era imposible, no conseguiría decirle nada. Y eso hizo. Se dio media vuelta y salió de allí en busca de soledad sin importarle lo que Louis pudiera pensar sobre su huída.

El ojiazul resopló estirando el cuello alto de su suéter de manera desesperada. Iba a salir de allí cuando escuchó a una mujer llamarle mientras caminaba hacia él. No recordaba su nombre, pero sus ojos rasgados y su figura esbelta le resultaban familiar, quizá era amiga de Harry.

-¿Qué tal? No sabía que irías a venir. -saludó ella con una gran sonrisa.

-¿Sabes si ha venido Harry? Me dijo que sí, pero no lo tenía muy claro, como ha estado con la terapia y se ha alejado de todos... No sé si vendrá.

OS LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora