VI. Un sueño

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En un mundo paralelo...

Las dos iban paseando por el centro de Madrid. Habían callejeado hasta llegar a una pequeña plaza rodeada de bares y restaurantes. Necesitaban sentarse en la terraza de cualquier local y descansar. Sara había llegado al país de vacaciones y Nayara se había empeñado en mostrarle toda la ciudad.

Al final, se sentaron en la única terraza que encontraron con sitio libre y pidieron un par de refrescos.

Estuvieron hablando un rato hasta que Sara se desvió de la conversación, fijándose en algo más allá del hombro de su amiga.

Nayara, al no recibir atención, se giró en busca de aquello tan llamativo.

-¿Ves lo mismo que yo? -preguntaba Sara.

-¿Gente? -intentaba enfocar a una sola persona, pero era incapaz con tanta multitud en la terraza de al lado.

-No en ese bar, sino en el siguiente.

-Sigo sin ver nada.

Se acabaron poniendo en pie mientras Nayara buscaba lo que fuera que tenía que ver.

-La persona de negro que está sentada allí sola. -explicaba Sara.

-Aaa, ¿Qué pasa con ella?

-Mírala bien. Podría reconocer esa silueta en cualquier lado.

La otra tardó unos segundos más en entender. Tuvo que esperar a que la persona que miraban girara la cabeza.

-Es él. -comentó al fin con el corazón en la boca.

-¡Te dije! -exclamó no muy alto, lo suficiente para que la otra le escuchara.

La emoción se apoderaba de ambas y ya no podían ni sentarse aunque el resto de gente les mirara raro.

-¿Y si vamos? -preguntó Nayara sin poderse quedar quieta.

-¿Y si está ocupado? -las ganas de ir corriendo hacia él estaban pudiendo con ella, pero tampoco quería molestarle.

-Pues le preguntamos. -se encogió de hombros y salió de la terraza.

Sara tuvo que recapacitar un segundo la locura que iban a hacer antes de salir tras ella.

-Es una locura. -sonreía la extranjera.

-Estamos locas. -corroboró asintiendo con seguridad.

Entraron en la terraza con un nudo en la garganta que no les dejaba respirar y se acercaron disimulando tranquilidad hasta la mesa. Antes de llegar, Sara, que había adelantado a su amiga caminando, frenó en seco.

-Madre mía, sí es él. -susurró presa del fanatismo.

Volvieron a avanzar y fue Sara quien consiguió hablar antes.

-Hola. -balbuceó.

Él levantó la cabeza viéndoles con una sonrisa lateral en los labios.

-Sí es Louis. -afirmó Nayara en el hombro de su amiga aunque fuera evidente.

-Me habéis pillado. -chasqueó la lengua- ¿Qué tal, luvs?

Fue paciente y esperó a que alguna pudiera decir algo.

-Pues, -carraspeó Sara, incapaz de unir las palabras.

-¿Estás ocupado? ¿Te pillamos en una posible cita? -tomó el relevo Nayara, hablando tan rápido que ni ella entendió lo que dijo, pero al parecer él sí.

-De momento no estoy ocupado, ¿Queréis sentaros u os firmo algo? -

Pareció más ilusionado por la primera opción y ambas lo habían notado, por lo que solo necesitaron mirarse por un instante para, acto seguido, coger asiento en el banco frente a él.

OS LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora