O17; Café y Chocolate

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- Bright 🐺.

El agua de la regadera golpea mis músculos, y me enjuago el cabello. Había llegado por la noche a casa de mis padres, la tradición es reunirnos ocho días antes del cumpleaños de la pequeña Prim para ponernos de acuerdo sobre los detalles. Llego directo a ducharme antes de bajar a cenar y unirme a la planeación.

Paso la esponja llena de gel de baño por mi cuerpo en movimientos circulares; la imagen erótica de Metawin apareció en mi mente, tan vívidamente como si siguiera observando como mueve las caderas sobre el muñeco tejido en forma de conejo. Por más que intentaba no prestarle demasiada atención, me fue imposible, sus gemidos, gruñidos y suspiros inundaron toda la habitación. Y la mezcla de su olor junto al vino fue parte del detonador.

¡Joder!

Tuve que maldecirme, amenazarme y casi golpearme para poder controlarme.
La imagen en su mente no está ayudándome en lo absoluto, pues mi querido compañero había despertado.

Azoto la frente un par de veces contra la loza del cuarto de baño, negándome a hacer algo tan bajo. De verdad es una locura.

— ¡Mierda Bright! – Me grito. - ¡Concéntrate! ¡Dios! ¡Deja de pensar! ¡Maldición!

«Esto esa mal, esto está mal, jodidamente mal...» Me digo una y otra vez.

No importa cuánto sé que no debería actuar así, cuánto más intento que la imagen desaparezca; mi necesidad es aún más grande, tanto que no pudo detener mi propio instinto, mi propio impulso; el agua seguía cayendo sobre mi cuerpo pero mi mano caliente ahora envuelve la erección. Apoyándome con la mano libre sobre la loza y cierro los ojos, intentando imaginar cualquier cosa que no sea él.

Chisto y maldigo de forma desaprobatoria pero mi mano comienza el movimiento rítmico, subiendo y bajando, mientras que de mis labios escapan gemidos roncos. El vaivén tiene el ritmo adecuado, no brusco, ni lento. Mis músculos se tensan desde el cuello hasta la punta de los pies; nunca he deseado a nadie tanto como lo estoy haciendo ahora con Win, el chico de piel blanca y sonrisa arrebatadora.

He tratado con sin fin de clientes, ha ayudado a más de uno en cosas que no podrían imaginar; colocaciones de dildo, plug anal, muestras de uso de juguetes para dominación, bondage, látigos, etc.

Ha visto cuerpos desnudos masturbándose frente a él sin ningún tipo de vergüenza y pudor, y aún con eso, no hubo reacción ni deseo de mi parte. Estuve siempre consiente que es trabajo y apoyo. Aunque por supuesto he tratado con pacientes que han querido invitarme a sus departamentos para "divertirse".

Todas las noches propuestas fueron rechazadas, no me había interesado así por nadie... hasta ahora.

Recuerdo la camisa que no siendo reveladora se adaptaba tan bien al cuerpo de Win. Su respiración se cortaba en leves instantes y sus movimientos se volvieron más torturosos.

— ¡Ahhh! – Gimo.

Como pude, abro el cajón del mueble de baño, giro la llave, pues jamás me arriesgaría a que indagaran cuando no estoy aquí; aún con los ojos cerrados, rebusco hasta alcanzar aquella caja que posee el objeto que hace mucho no suele ocupar. Tomo la caja de plástico entre mis manos y libero uno para tomar el segundo objeto que necesito.

El agua no deja de cesar, mis parpados se abren y destapo la caja de plástico oscuro para rebelar el secreto. El objeto de silicón que simula a una boca en un estilo de cilindro no muy largo es lo que resguarda la caja, su masturbador favorito.

Lo saco y dejo de lado su protector. Tomo el segundo objeto, el lubricante térmico que descubrió un día, lo adecuado de esta combinación. Desenrosco la tapa para verter un poco en la entrada del objeto, empapándolo y esparciendolo con los dedos. Lanzo al lavadero el lubricante sin tapar; no tengo tiempo para eso.

╰┈ 𝐂𝐎𝐃𝐄𝐖𝐎𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora