O37; Está es mi promesa

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- Petch 🦋

Intento ocultar la mirada irritada, el día amaneció más frío de lo normal, y desciendo del taxi que solicité por una aplicación esta mañana. Es demasiado para mí admitir lo feliz que me hizo volverlo a ver, era demasiado para no regañar a mi propio corazón por latir descontrolado al sentir su calor.

«Han pasado años, ¡maldita sea!»

En este punto prefiero culpar a la presencia del hombre con fragancia de mandarina y pomelo. A decir que es por el alcohol que mi cabeza está por estallar. Meto la llave en el picaporte de la puerta, compré esta casa después de vender todas las joyas que Supanut me regaló durante esos cuatro años. Algunas tenían precios altamente ridículos.

«¿Quién paga millones por una simple joya?» ¡Realmente ridículo!

Abro la puerta, la tranquilidad es palpable, se pregunta por un momento si había alguien en casa, pero antes de cuestionar en voz alta... Soy atacado por una pequeña de labios rosas y cabello castaño que se aferra a mis caderas.

— ¡Papá! — La voz animada de la pequeña niña logró que toda la irritabilidad se esfumara.

— Buen día, cielo, ¿cómo amaneciste hoy? — Cierro la puerta después de sacar la llave y me pongo encuclillas para estar a la altura de mi pequeña hija.

— Bien, ¿te divertiste con tus amigos, papá?

— Sí, fue divertido salir con mis amigos. ¿Qué haces, despierta tan temprano, princesa?

— Noona y yo nos fuimos a la cama muy temprano ayer, fue inevitable.

— ¿Noona? — Arqueó la ceja, confundido — ¿Estás viendo demasiados K-dramas, cariño?

— ¡Oh papá! ¡Son geniales! – Exclama. – ¡Ji Eun-Tak, de verdad ve la espada! – Se apresuró a decir como si hubiese descubierto un tesoro, una gran cosa. – No tienes idea de cómo reaccionó el ser inmortal.

— ¿De verdad fueron a la cama temprano? — La cuestionó.

— ¡Bien! ¡Lo admito! Noona y yo nos hemos quedado dormidas y nos hemos despertado alarmadas pensando que nos habías descubierto.

— Ustedes son tal para cual — le digo y acarició su cabello. Mientras más la veo, más similitudes le encuentro.

— Pero ahora desayunaremos juntos. ¿verdad, papá?

— Por supuesto que sí, amor.

La pequeña animada lleva sus pasos dando saltitos de felicidad, se levantó y sonrió, nunca pensó lo maravilloso que era ser papá hasta el día que supo que esperaba a Nina y lo real que fue cuando la sostuvo en brazos la primera vez. — ¿Cuál será su nombre?—preguntaron, y su mente lo llevó a un día específico.


* ✵ .∘ ─ CODEWORD


El día era gris, las gotas de lluvia caían lo suficientemente abundantes desde el cielo y se habían empapado. El lugar más cercano era su casa, sus padres trabajan todo el día, así que meter a Supanut no fue un problema. No era la primera vez que estaban a solas y el que sus ropas estuvieran empapadas fue tan solo una excusa ridícula para terminar enredados entre las sábanas de su cama mientras sus ropas entraron en la secadora. Descansar sobre el pecho firme de Nut ha sido de las cosas más placenteras en su vida y que él siempre lo tomara de forma anhelante... lo era todo.

— ¿A ti te gustan los niños? —preguntó el castaño de repente.

— Son bonitos.

— Sí lo son, me refiero a... – carraspea avergonzado mientras pasa las yemas de sus dedos sobre la espalda suave de Petch. — Me refiero a si has pensado en tener hijos. Sé que, al igual que mi padre, tienes esa cualidad.

╰┈ 𝐂𝐎𝐃𝐄𝐖𝐎𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora