O35; Jazmín, rosas y menta

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Bebo la copa de vino número... realmente no sé el número, agradezco dulcemente que mi novio haya traído una botella para evitar dejarme en ésta incomoda energía del tipo llamado Korn. Le lanzo miradas coquetas cada que rellena mi copa y él me sonríe. Ya está.

Si fuesen otras circunstancias, defitivamente haría un plan escurridizo para ir al baño y le daría una mamada en agradecimiento.

Pero este no es el caso, y las circunstancias no son las mejores.

La fiesta organizada por Korn era sumamente extraña, no quería despegarse de lado de Chanapoom ni siquiera cuando sus amigos lo buscaban y lo animaban a unirse a la pista de baile.
Me inclinó hasta mi novio, justo cerca de su oído para que pudiese escucharme con mayor claridad.

— Dime por favor qué no estoy loco. Ese hombre no me da confianza. Es extraño.

— Lo noto también. – Admite.

Chisto y frunzo los labios sin apartar la vista de los movimientos del tipo extraño. Comienzo golpear la copa con la uña, intentando encontrar la manera de despegar a Petch de él. Sin olvidar que,  parece que se ha vuelto bastante hostil e imprudente después de unas copas.

Tomo mi teléfono y suspiro, mientras jugueteo, por aquí y por allá antes de ejecutar mi plan.

— La fiesta se ve bastante animada. – Me anim9 a hablar lo más alto que me es posible. –Petchiee, ¿vamos a bailar? – Me deslizo del asiento, tomando el último trago de mi copa.

— A Petch no le gusta bailar. – Responde de pronto el hombre.

— ¿Disculpa? – Lo cuestionó con cierto descontento.

Mira con el ceño fruncido de Petch intentando encontrar una respuesta en su mirada. ¿Desde cuándo no le gusta bailar?

Lo que los unió en primer lugar fue entrar en la misma academia, Nut se lo dio como regalo de cumpleaños número dieciocho y el joven pelinegro había sido uno de los mejores bailarines de la academia del tío Mild.

— No le hagas caso Winnie. – Se apresura a decir Petch, levantándose de la silla para seguirme.

— ¿A dónde vas? – Pregunta el desconcertado Korn, tomándo a Petch por la tela de la camisa. – ¿Vas a dejarme solo? – el tono de chantaje hace bufar a Bright, no debería estudiarlo, no es ético. Pero le es inevitable. Este hombre es egocentrista y posesivo, ha creído que Petch es suyo aunque no lo es.

— Tranquilizate. – Dice, con la mandíbula tensa. – Me quedaré aquí – Añade. – Cuidare las cosas de Win y las de Petch. – Intenta sonar lo más amable que le es posible, sonrío y me apuro a tomar la mano de Petch para arrastrarlo a la pista de baile.

— Yo me puedo encargar de las de Petch. – El tono amargo en su voz no pasa desapercibido para nadie.

— Deja que Bright las cuide. – Petch dice. – Deberías ir a atender a tus otros amigos.

El hombre aprieta los labios, con la sonrisa fingida y el carácter relajado se ha ido de paseo. Una mirada disgustada y desagradable le es dada a Bright. El pelioscuro ríe a sus adentros. Había pedido a Petch no decir nada respecto a su relación con Win apenas ese tipo se acercó. Estaba claro que al hombre no le agradaba la presencia de Bright en la mesa, sobre todo porque Chanapoom parecía bastante cómodo en sus pláticas o quizá era el hecho de que Win dijese con altivez: — Vine hasta aquí para verte pero sobre todo para presentarte a Bright -.

Bright bebe de su whisky e ignora el tipo desagradable girando sobre el asiento en dirección a la pista.

─── 「༻ CODEWORD ༺」───

╰┈ 𝐂𝐎𝐃𝐄𝐖𝐎𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora