╰┈ 𝐂𝐎𝐃𝐄𝐖𝐎𝐑𝐃

O25; Un día normal siendo Jongcheveevat.

Golpeo mi diente con la orilla de la uña. No había podido conciliar el sueño; la imagen antes de dormir se reprodujo una y otra vez en mis sueños; el cuerpo entero llamaba las manos cálidas de Bright.

Pronto será su cumpleaños y las ideas no llegan tan pronto como desee... Son las seis de la mañana y apenas y ha podido cerrar los ojos, ¡maldición!

Escucho el sonido a las afueras de mi habitación, y me deslizo debajo de las sábanas para salir de la cama, los calcetines blancos tocan la alfombra y perezoso guío mis pasos hasta mi ventanal, deslizando muy poco la cortina azul.

Mi papá ha despertado muy temprano y está podando los arboles de la casa, sus pantalones cortos y su playera sin mangas no significa otra cosa más que: día libre. Visualizo al hombre que lleva pantalones desgastados de mezclilla azul claro y camisa marrón; en sus manos tiene una bandeja y un vaso de cristal con limonada.

Sonríe.

Su padre ha llamado a papá quien ha sonreído ampliamente de vuelta, y ha bajado de la escalera, le ha ofrecido el vaso de limonada pero antes de tomarlo, ha rodeado el cuello del padre y lo ha besado con fuerza. Esas son las cosas espontáneas que amo observar, esa complicidad entre mis padres.

Probablemente Suppasit deba ir al estudio o al menos a reunirse con alguien y por su parte Kanawut se encargará de las tareas del hogar.

Me desperezo y obligo mis pies perezosos a moverse, me escabullo por la puerta, directo a la habitación que dice “NO MOLESTAR HUSKY PELIGROSO” rio para mis adentros y toco la puerta, una, dos, hasta tres veces de forma fuerte mientras del otro lado de la puerta hay maldiciones que comienzan entre gruñidos y sonidos exasperados.

— ¡Maldita sea! – Gruñe y el sonido se apacigua dentro siendo apenas audible para la persona que toco la puerta como un desesperado.

Suelto una risita baja antes que la perilla de la puerta suene bruscamente girada.

— ¡Estoy cansado! – Exclama de forma golpeante sin ni siquiera fijarse quien ha sido el hombre que ha perturbado su sueño.

— ¿Acaso pregunte? – Me burló. - ¡Alto ahí Husky! Sí me muerdes él otro conejo vendrá a golpearte.

- ¡Dios! ¿Qué haces despierto tan temprano? – Eleva sus manos a su rostro frotándose los ojos.

Hago una mueca y golpeo uno de sus brazos para que se detenga al instante.

— ¡No frotes! – Regaño. – Papá no trabajara hoy, está podando los árboles.

— Mierda... Entonces andando. – Regresa a la habitación para apagar el aire acondicionado. – Despertemos al conejo restante.

Asiento y él toca la puerta siguiente, no existe un letrero en sí, solo letras coloridas con la frase “Si te comes mis galletas, prepárate a morir”
Supanut cerró su puño y comenzó a golpear la puerta sin preocupación.

— ¡Despierta maldito vago! ¡Esto no es un hotel! – Grita con toda la seriedad.

— Te a golpear... – Murmuró bajito.

— Shhh, calla. – Recrimina golpeando fuerte contra la puerta — ¡Despierta holgazán!

Los improperios dignos de los hijos Jongcheveevat podían ser claros, lo que significaba lo fuerte que el segundo hijo estaba gritando, con todo lo que sus pulmones podían exhalar. La puerta se abrió de golpe. – ¡Jodete! – Fue el grito que consecuenta junto a puñetazo que Supanut... no recibió.

— ¡Ay! – Gritó.

— ¡Mierda, Win! – Exclama alarmado al ver que le había dado a la barbilla al hermano equivocado, causando una risa burlesca en Nut. — ¡Estúpido, era para ti! – Lo observa con su mirada asesina, y amenazante. – Lo siento bebé, lo siento.