╰┈ 𝐂𝐎𝐃𝐄𝐖𝐎𝐑𝐃

O21; Codeword

El agua deja de caer en la tina, las palabras de Bright, tan llenas de promesas no hacen más que provocar escalofríos anticipados en mi ser. Siento el firme pecho tras mi espalda y los tibios labios que me recorren con delicadeza el cuello, trazando un camino perfecto.

Gimo ante las desbordantes sensaciones que sólo él me provoca. El cálido aliento choca en mi oído y la húmeda punta de su lengua traza el camino de forma descendente. El chasquido de los belfos acorazonados y la travesía de sus mordidas encienden la fuerte electricidad hasta mi entrepierna.

«¿Cómo es posible sentir tanta humedad estando en una tina de baño?»

— ¿Has escuchado acerca de los puntos del placer Win? – Pregunta el peli oscuro en un susurro sensual. Niego. Bright suspira tan ligero que pasa desapercibido para mí, acaricia lento mis hombros desnudos, formando círculos con sus pulgares, y elevando la espuma del jabón de baño. A Bright le encanta ver la reacción del cuerpo blanco ante su tacto. Aspira mi aroma, pese a estar dentro de la tina el olor a cerezo y rosas sigue ahí. – Los puntos del placer, amor, no son algo que puedas detectar por ti mismo... – Murmura. – Deben ser manos contrarias que deben encontrar el toque perfecto para que despierten. Para estimularlos. ¿Te gustaría intentarlo?

— Mhm...– Hago un ruidito de aceptación.

— Excelente. — Sonríe satisfecho.

Siento la ausencia del cuerpo y el agua moverse, Bright ha salido de la tina, y no solo de ella sino del cuarto de baño hasta la habitación. Me giro, expectante y curioso.

Bright busca en los pantalones del día hasta que encuentra su pequeña llave marrón. Está como su papá lo trajo al mundo y la ansiedad por probar ese cuerpo me está volviendo loco. Tiene los músculos marcados de forma correcta sin parecer exagerado, su cintura semi curva solo denota lo comprometido que es en su rutina de ejercicios. «¡Dios mío! ¡Este hombre no es mortal!»

Estoy fascinado por la vista y recargo los brazos en la tina descargar la barbilla sobre mis manos.

Me relamo los labios inconsciente y veo al hombre desnudo volver, se ha hincado en una rodilla y ha metido la llave en el mueble que hay bajo el lavabo. Su miembro sigue erecto como un fierro, tan grande, tan grueso qué tan solo imaginarlo me cuestiono si seré capaz de sobrevivir.

«¿De verdad lo haremos esta noche?»

Si soy totalmente honesto, espero que sí.

Mi cuerpo nunca vibro de forma natural ante un tacto, he sentido deseo antes pero nada se comprara al nivel terroríficamente abismal que siento con Bright. Nunca necesite tanto una voz, una fragancia, ni la admiración de su contenida reacción.

Me pierdo en mis propios pensamientos y la sonrisa boba de un hombre que ha caído profundamente en las olas del enamoramiento no mienten, estoy plenamente consciente de lo que quiero. Y no quise tanto a alguien hasta que conocí al doctor Láng.

Bright ha abierto su escondite que sí bien no es secreto, nadie que no sea él logrará acceder. Sonríe satisfecho y su ego se eleva al ver los brillantes ojos avellana que no dejan de mirar. Ha tomado el objeto de pastico duro entre sus manos y otro de silicón suave junto a los pequeños objetos metálicos. Empuja mucho más atrás del estate la bolsita de terciopelo azul.

Cierra las puertas y el ruido me devuelve a la la realidad, no digo ni una palabra pero estoy curioso ante los objetos que él deja sobre el posa brazo de la tina. Ha vuelto a su lugar inicial con las piernas abiertas y recostandome contra su pecho.

Acarició la rodilla de Bright que sobre sale de la tina, y escucho la suave risa tras de mí. Siento como se acomoda y pronto sus manos comienzan a tocarme. No sé cuánto tarde en mi mundo de ensueño pero apenas una caricia y estoy totalmente duro otra vez.