II

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La postura firme, piernas cruzadas y una respiración llena de calma, sus ojos lograban mantenerse cerrados por la disciplina que llegaba a ser transmitida.

—Lo estás haciendo bien, Astartea. Ahora fíjate en un objetivo de la sala. —ordenó Makima por medio del micrófono.

Eso trataba de hacer, pero aún no veía un resultado factible para ambas partes.

Hasta que finalmente comprendió su "objetivo".

—¿Y bien? ¿Qué esperas? Utiliza tu energía.

Hizo caso, juntando y entrelazando sus propias manos con delicadeza, tratando de analizar su entorno, su espacio.

Según la información que Makima consiguió sobre sus antepasados, estos habían hecho tratos ilegales con demonios, donde podían usar sus poderes a su antojo a cambio del primogénito de cada familia. O sea, comérselo. Sin embargo, uno de estos contratos había sido corrompido por la parte humana y terminó con solo el clan usando tres de esos "dones".

Había algo más tras esa historia, estaba incompleta.

Solo habían descubierto uno, faltaba el resto.

Astartea tocó el piso con ambas manos al mismo tiempo, en sincronía hizo unas señas que solo podían reconocer miembros de su clan.

Un portal.

—¿Cuáles eran las palabras? —murmuró para sí misma. —Ah... sí.

"El futuro ya no es tuyo, te lo arrebato como lo hiciste con la sorpresa que te esperaba"

Sus ojos se tornaron blancos, pero su vista se volvió tan oscura como la noche. En ese mismo momento, su cuerpo no estaba con un alma adentro, solo carne y huesos que se mantenían calientes porque aún había un contacto de por medio. La joven de ojos amatista observó y analizó el nuevo lugar en donde estaba.

Una sala llena de demonios, pero estos no la podían tocar, ni ver.

Solo sentir su presencia.

—Al fin llegaste, Astartea. —se escuchó una voz familiar, pero no para ella.

Sino para su otra yo.

—Motosierra —lo llamó ella, en forma de saludo. —. Te haz vuelto débil.

—Por lo menos no estoy solo —atacó de vuelta. ¿Un golpe bajo? Quizás. —, ¿recuerdas la última vez que nos vimos?

—Ah... lo siento como si fuera ayer —sonrió con malicia y melancolía. —. Debo admitir que el deseo que haz pedido fue algo muy humano.

—El tuyo también lo fue, ¿acaso estás juzgando mis acciones? —la miró de pies a cabeza.

—Jamás juzgaría a mi primer amor. —se acercó a él, extendiendo sus brazos.

En ese momento, la humana sólo estaba observando todo.

"¿Dos demonios enamorados? ¿Eso siquiera es posible?" Pensó

—Supongo que nos volveremos a ver, pero ya no como amantes. —lo dijo en un tono extraño de percibir.

—Te voy a extrañar, demasiado. —lo abrazó, con su forma demoníaca.

Una demonio sin rostro, solo con una cabeza que tenía cuernos extensos y grandes que llevaban una forma triangular, acompañando a sus labios gruesos color negro y una sonrisa que solo pudo enamorar a uno. Una figura deforme en su torso que hacía parecer un vestido pegado a su cuerpo humanoide.

Memories.  ||  Hayakawa AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora