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꒰꒰ ❛ ❏ Los cuatro jinetes. . . ¡!~ ⌒⌒

Desde el momento en el que nacemos, somos concebidos por un nombre que marcará toda nuestra existencia, incluido nuestro lecho de muerte. Aplica para cualquier ser existente del universo, también se toman en cuenta a los demonios, por muy poco probable que parezca.

—Tu nombre es Astartea, el demonio de la muerte y la mayor de tus próximas hermanas -pronunció aquel ser poderoso que nosotros adoramos. —. No tienes quejas al respecto.

—Entiendo, padre. —mantuve mi cabeza hacia abajo, mi voz no tenía un ápice de sentimiento.

—Ellas pronto estarán contigo, vete de aquí. —yo asentí sin quejas, dispuesta a seguir su orden.

Vea por donde lo vea yo no tenía criterio, ni aceptación aquí.

Desde que me crearon estuve sola, sin la capacidad de mezclarme entre los demás por el miedo que provocaban saber de donde vine. Eso nunca me molesta, pero comencé a odiarlo.

Hasta que llegaron mis hermanas.

Control.

Hambruna

Guerra.

Ninguna de ellas tenía un nombre exacto, mi padre solo pensó en uno para mí.

Eso significaba que yo podría darles un nombre a ellas, aunque yo no sea su creadora.

—Te llamarás Makima —escogí mientras mis labios se curvaron —. Demonio de la Hambruna, te llamarás Etón y tú... —. Señalé al demonio de la Guerra.

—¿Cómo me llamo, hermana? —me miró fijamente.

Yoru. —decidí finalmente.

Todas compartíamos el mismo iris y forma de ojos, por lo que no hacía falta apreciar a todas a su vez para malgastar tiempo. Si bien eran iguales, su brillo las hacía diferenciar.

Quizás ya no podría sentirme sola.

Pero fue el inicio de la verdadera catástrofe que se aproximaba a pasos agigantados.

•| ⊱✿⊰ |•

Sus sentidos fueron directo hacia la sombra que se escabulle con el fin de no ser encontrada, pero fallando en el primer intento. Suponía que se trataba de alguien conocido desde antes, por el andar de sus pasos, sin embargo, se equivocó.

—¿Quién eres? —preguntó sin titubear.

El semblante neutro en su mirada cambió a uno más de sorpresa, al ver de quién se trataba, era la primera vez que un demonio la seguía hasta su "hogar".

—¿Qué haces tú aquí? —obtuvo un silencio en respuesta, podía percibir la energía de aquel demonio. —Deberías saber que tú estás prohibido aquí.

Por primera vez tuvo la dicha de escuchar su voz.

—Quería conocer a la hermana mayor de las cuatro jinetes —la señaló, ella permaneció callada. —. Me enteré que tiene un poder... increíble.

—¿Vienes a matarme? —asintió. —¿Tengo el derecho a saber, siquiera?

No respondió, de nuevo. Solo se quedó analizando las pocas facciones humanas que ella decidió ponerse. En modo de defensa, sus ojos amarillentos habían sido tapados por la coraza que ahora solo demostraba la mitad de su rostro para abajo.

—Aún podemos hablarlo, Motosierra. —comenzó a transformarse, revelando su verdadera forma.

—¿Te consideran necesaria? —por sus acciones, podía entender que su vista estaba fija en su forma. —¿Realmente puedes ayudarlos?

Memories.  ||  Hayakawa AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora