XXIV

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Volvía a estar sola en este camino, sin mi familia, la muchacha enérgica de mi lado. No tenía palabras suficientes para descifrar el dolor impactado en lo más profundo de mi corazón.

Odiaba sentirme así, Reze es alguien importante que pude apreciar y que me ha cubierto la espalda en estos últimos años, mantenía mi poca esperanza en que los híbridos podían ser una parte pequeña de la humanidad.

Pero no la podía llevar conmigo en este camino, por ahora.

Dejé que la libertad guíe su corazón y sepa protegerse, porque un alma vivaz y de cierta manera, buena, pueda alcanzar todo lo que anhele.

—¡Atención, pasajeros! Por favor, acercarse al tren con destino a la ciudad de Tokyo, con precaución. —apreté mis labios, acercándome al lugar indicado, estaba indecisa.

Apreté el agarre de mi maleta para dirigirme al largo medio de transporte que se encontraba ya ante mis narices, contemplé una última vez Hokkaido, conteniendo la mezcla de emociones que me permití experimentar con unos gratos compañeros como Reze y Bigotes.

Sobreviví desde cero, eso lo logran muy pocos.

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—Señorita, ya llegamos a su destino. —informa el taxista, yo entrego el dinero correspondiente.

Y finalmente salí de aquel vehículo, yendo por segunda vez en mucho tiempo a aquella mansión en la cima. El paisaje junto al atardecer me hacía ilusión de quedarme y disfrutarlo.

Pero ya no podía.

Sospechosamente, no se encontraban los guardias que custodian la entrada, eso hizo que mis sentidos se activaran de un solo tirón, causando escalofríos en mi espalda. Con paso tranquilo, me sigo acercando a la puerta de vidrio oscuro, entrando como si fuera mi propia casa.

Todo estaba oscuro.

Pero un hedor potente llega a mis fosas nasales, sintiendo como arde en el proceso. Había un montón de cadáveres en el piso del cual estaba debajo mío, mi rostro se tiñe entre una mezcla de horror y...

—Qué asco-... —no terminé la oración cuando ya me encontraba vomitando a un lado no muy lejos de aquellos cuerpos.

Hace tiempo que no veía tantos cadáveres. Lo más probable es que hayan pasado días desde este posible ataque hacia el grupo de sicarios. Sin duda, Ringo no estaba aquí, puede haya escapado o camuflado en alguien más...

Debía comprobar mi conclusión, así que tomé la mano de el cuerpo más cercano para leerla, mediante el fuego.

Sí, estaba quemando su mano, solo en esa área se puede obtener la información más destacable en un cadáver, no era una llama causada por gasolina y un mechero, sino, una que se generaba por un contrato. No había casi nada importante para mi mala suerte, todos los tipos estaban recibiendo disparos de varias pistolas en sus cabezas y puntos débiles. Incluido el jefe de estos, pero eso no me aportó nada.

Busqué el cadáver de el último mencionado y como sospechaba, se llevaron el cuerpo de él.

—Malditos cazadores públicos. —susurré con rabia, las balas tenían su marca exacta de organización.

Lo único importante que pude recolectar fue la fecha en el que sucedió el evento: diecisiete de abril. Han pasado exactamente tres días de eso.

Subí las escaleras para buscar más pistas, pero de nuevo, no había nada importante más que facturas, contratos, etcétera. E iba a bajar para largarme de ese asqueroso lugar, pero escuché un montón de pisadas en el primer piso, que alarmaron todos mis sentidos otra vez, generando un pánico y a su vez confusión. ¿Podría tratarse de la policía? Uh... no, son muy mediocres. ¿Qué tal de...?

Memories.  ||  Hayakawa AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora