XI

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Muchísimas gracias por los 2k de lecturas, me hace feliz saber que a muchos les agrada la historia. 😭

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Se escuchaban varios golpes a la puerta principal de mi hogar, parecían que estuviera a punto de dañarla con uno más fuerte que el otro.

—¿Quién puede ser a esta hora? —murmuró desconcertada, mientras se levantaba. —Recién está amaneciendo.

Logró levantarse de su cama, pues la pereza y cansancio de su cuerpo comenzaban a ser un impedimento para ir hacia su objetivo, pero igual lo hizo.

Los golpes con el pasar de los segundos se hacían más intensos, eso le estaba molestando considerablemente a la joven de cabellos negros, como si no estuviera consciente de que dañaría su puerta.

—¡Ya voy! —gritó harta, enseguida se detuvo el sonido. —Si esa puerta se llega a dañar, espero y tú la repares.

No sabía a quién le estaba hablando, pero eso poco le importaba por lo impaciente que se ponía su nuevo visitante.

Antes de tocar el cerrojo, su siamés se estaba interponiendo en su camino, haciendo ese sonido de advertencia para no acercarse, la humana le miró extrañada, agachándose para llegar a una altura similar de su mascota.

—No me puedo entretener contigo, Bigotes —acarició la espalda del susodicho. —. Ya mismo te doy de comer.

—No abras esa puerta. —escuchó una voz femenina a sus espaldas.

Pero no había nadie.

Un escalofrío en su espina dorsal se hizo presente, sintiendo esa segunda advertencia clara de hacerle caso a esa voz.

Se alejó. Esta vez sus pasos se volvieron más silenciosos.

Pero ya era tarde, la puerta se abrió.

Era una apariencia irreconocible, un hombre alto de cabellos negros y sueltos con una pistola incrustada en toda su cabeza. Aunque no había sangre rodeando dicha zona, podía apostar a que era un poseído por un demonio.

Y no cualquiera, era el demonio pistola, pero...

¿Quién era su víctima? ¿Quién en su sano juicio se dejaría poseer por un demonio tan horrible como él?

—¿Aki?

El mencionado alzó su brazo que ahora era un arma y...

—¡Aki! —gritó asustada, su rostro estaba lleno de pánico.

Había sido un sueño, de nuevo.

Esa pesadilla había estado persiguiéndola los últimos días, sin entender por qué.

Y había estado evitando recordar ese tema, incluso creía que anoche iba a dormir en paz después de aquella pelea que tuvo con Ringo. Al fin habían terminado.

Sus ojos comenzaron a soltar varias lágrimas, no estaba siendo capaz de controlar sus visiones como alguna vez pudo en su momento. Con el pasar de los meses, todo se volvía más bizarro y destructivo en su cabeza.

Terminó con su novio, Reze estaba desaparecida y Eva fue a la esperada "división especial".

No le quedaba nadie.

Sentía que iba a perder la cordura en cualquier momento.

—Son las... ¿tres treinta y tres de la mañana? —miró confundida el reloj. —Marzo, no acabes conmigo por favor.

Se rascó los ojos con sus dedos mientras iba al baño, había perdido las ganas de dormir.

Tampoco estaba descansando bien, provocando que aparezcan ojeras y algunas espinillas pequeñas en su rostro joven. Se miró al espejo una última vez para cambiarse de ropa y ponerse algo más protector para una noche tan fría. Quería salir de su hogar, por lo menos a esta hora.

Memories.  ||  Hayakawa AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora