XIX

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Momentos antes de la muerte de Astartea.
Perspectiva de Hayakawa.
1997.

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Astartea se aleja abruptamente y empieza a correr a mayor velocidad, como si su propia vida depende de ello. Yo no tardo en seguirla, dando órdenes al demonio ángel para que ayude a Denji.

Alcanzo a escuchar que murmura cosas, pero no sé exactamente qué.

Pero me detengo a tiempo, notando que la supuesta amiga de la pelinegra no venía sola. Un hombre con extraño andar la agarra del cuello, sin dudar saco mi arma, acercándome lo sufiente a su espalda.

—¿Te vas a arriesgar tan rápido? —su pregunta me ofende, por lo que él suspira para explicarme. —Mira sus movimientos, no sabe moverse bien, recién ha agarrado un cuerpo en mal estado.

—Puede hacerle daño.

—Recuerda lo que dijo el doctor, no importa si la salvamos antes de ese tipo, va a morir. —el pequeño golpe de realidad me noquea.

Tiene razón.

Pero ese sentimiento indomable de querer ver su bienestar vuelve como si de un parásito se tratara. El pelirrojo ve mis acciones, hasta que yo bajo la mirada.

—¿Tienes algo en mente? —él iba a hablar, pero escucho lo inevitable.

—No... no... —trata de zafarse del agarre —¡No, no, no! ¡Denji! —, aparecen lágrimas en su rostro, mientras que el enemigo está en silencio.

Noto que el acompañante del enemigo la suelta por órdenes de la mujer. Con sus manos débiles, agarra el rostro demoníaco, que se derrite para demostrar el humano.

Pero también apareció una de las partes de Tifón.

Atravesando justamente el cuerpo de Astartea, exactamente, su corazón.

—¡No! —grité en desespero, corriendo lo más rápido que pude hacia Astartea.

—¡Hey, espera! —escucho la voz a lo lejos de ángel.

La chica bomba agarró el cuerpo inerte de ambos chicos, yo vi el futuro lo más rápido que pude, predecir sus movimientos para defenderme y así llevarme los cuerpos de ambos.

Pero el segundo enemigo había desaparecido, dejando el cadáver de un civil en un estado muy deplorable.

Eso no importaba ahora. Corto ambos brazos de la menor, dándome el tiempo suficiente de tomar el cuerpo de Astartea y la cabeza de Denji, arrastrando por la poca fuerza que me quedaba. Hasta que escucho el sonido que provoca un desastre.

Una explosión.

Sentía que iba a morir, por lo que cerré los ojos mientras avancé más rápido al frente.

Si la cago en lo más mínimo, moriré.

Juicio perfecto.

Juicio perfecto.

Juicio...

—¡Eso estuvo cerca! —escucho una voz familiar. —¡Perdón por llegar tarde!

El demonio violencia me había salvado. Estaba... feliz.

—Nunca he estado tan feliz de ver a un demonio...

Beam logró llevarse el cuerpo de ambos compañeros, dejándonos al enmascarado y a mi frente a la mujer demonio.

—Tiempo fuera —pone sus brazos en frente, como si pidiera un descanso —, se me está acabando la sangre y estoy prácticamente desnuda. Además, estoy de duelo, perdí a mi amiga.

Memories.  ||  Hayakawa AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora