Capítulo 32

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"No sé si estamos hechos el uno para el otro, pero si hemos llegado hasta acá es porque seguimos eligiéndonos cada día, y eso es como estar hechos el uno para el otro"

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"No sé si estamos hechos el uno para el otro, pero si hemos llegado hasta acá es porque seguimos eligiéndonos cada día, y eso es como estar hechos el uno para el otro". Leunam.

El reflejo de la castaña frente al espejo es hermoso. Ella vestida de novia a punto de darse el sí con el amor de su vida es algo que jamás habrían imaginado. Desde su adolescencia estaba consiente de que el matrimonio no era algo que le apasionara o la llenara de ilusiones como a otras chicas; quienes soñaban con vestirse con un vestido precioso y entrar a la iglesia con la marcha nupcial de fondo.

Aunque ahora que lo piensa, ella siempre dijo que solo aquel hombre que le hiciera saber que aún hay personas buenas en mundo, sería el ideal para ser su esposo. Ahora entiende aquella frase de Elizabeth Bennet cuando decía: "Solo el amor más profundo me hará contraer matrimonio y es por eso por lo que terminaré soltera". Sin embargo, ella ya no lo está. Ella está a punto de unir su alma con ese pelinegro de ojos precisos que le ha cautivado el corazón.

Serem observaba cada detalle de su vestido. Era una prenda preciosa. La hacía sentir como una princesa. Era de color blanco y esponjado con varias capaz de tul. La última, tenía detalles bordados a mano y con algunas piedras. Un escote en corazón acompañado de unas mangas descubierta de los hombros hechas con encaje, le daban un detalle único. El largo de su falda acariciaba el piso de manera sutil, en los bordes contaba con más detalles preciosos.

Estaba peinada de manera sencilla, su cabello lo adornaba una tiara al estilo griega de flores hechas con piedras preciosas. El velo estaba atado de la espalada, lo que le daba un toque como a una diosa de la mitología.

—Te ves preciosa, cariño. —Comenta su abuela, quién la mira desde el lumbral de la puerta con lágrimas en los ojos —. Tus padres deben estar felices. Su hermosa bebé se casa. No dudes que donde quiera que estén, ellos también celebran tu felicidad.

—Abuela. —Es lo único que dice para después acercarse a ella y fundirse en un gran abrazo.

—Sé que hubieras deseado que tu padre te entregara en el altar... —La interrumpe.

—Nadie mejor que tú para hacerlo. —Se separan y se miran. La castaña tiene los ojos acuosos.

—Por favor no llores, has quedado preciosa. —Le extiende un pañuelo para evitar que su maquillaje se corra —. ¿Estás lista?

—Más que nunca.

—Qué bueno porque es hora de casarte con el amor de tu vida.

Gianna le ofrece su brazo y la castaña lo toma. Salen de la habitación y al hacerlo se encuentran Carlota, Aria, Katherine y Ellorie. Al verla todas abren la boca emocionadas. Su mejor amiga y Kathe sostienen a las gemelas. La hermana de Alex tenía con una correa a Nala, quién llevaba puesto un vestido de color blanco.

—Sem, estás hermosa. —Aria sopla con su mano tratando de mantener las lágrimas en sus ojos —. Te deseo toda la felicidad del mundo, hermana.

—Muchas felicidades, Serem. Que tu vida con Alex esté llena de cosas buenas —sonríe la pelinegra.

Un Desastre RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora