—¡Buenos días, alegría! —Gritan al entrar en la habitación de la castaña.
—¡Buenos días, señor sol! —Siguen.
Serem abre un poco los ojos para acostumbrar a la claridad.
—Qué demonios —suspira Sem.
—Wake up! —Siente como la jalan hacia arriba.
Cuando por fin abre los ojos se encuentra con dos miradas ansiosas.
—Pero ¿Qué hacen aquí? —Cuestiona luego de ubicar donde está y como se llama.
—Llegamos hace unos treinta minutos, tía Sem —el rubiecillo se abalanza sobre ella abrazándola —. Te extrañé mucho.
—Yo también, mi pequeño sol —corresponde su abrazo —. ¿Por qué no me dijeron que llegarían hoy? Habría ido por ustedes.
—Hablamos con tu abuela y le dijimos que queríamos darte una sorpresa.
—Vaya que me la han dado —atrae a su amiga en un abrazo.
—Me sorprendió saber que vendríamos a vivir al palacio y no a la casa de Gia. Tú yo tenemos muchas cosas de que hablar.
—Te habrías enterado sino hubieras perdido el celular —reprende Serem.
—Lo siento, es que el día de campo fue demasiado entretenido, no me di cuenta hasta que llegué a la casa.
—Segura que el día de campo o era el papá de Jane quien era divertido —comenta Theo mirando mal a su madre.
—Yo no sé, pero esto me huele a celos —se burla la castaña.
—Solo salí con él un par de veces a tomar un café, nada del otro mundo —se defiende la pelirroja.
—Si ajá —se cruza de brazos el rubio —. Por cierto, tía, ¿Cómo está el bebé?
—Muy bien, solecito. Está muy bien —acaricia la mejilla del niño.
—¿Cuándo nacerá? —Cuestiona Theo.
—Aún falta mucho, cariño —responde Aria.
—Bueno, supongo que debo ser paciente —resopla resignado —. Tía, una niña más grande que yo me dijo que fuera a jugar con ella, ¿Puedo ir?
—A mí no me preguntes, es tu madre quien debe decidir.
—Ella me dijo que te preguntara —su amiga asiente.
—Si ese es el caso, ve con Ellorie, solo por favor. No hagan muchas travesuras —pide sonriendo.
—Haré mi mayor esfuerzo. —dice como si estuviera haciendo el mayor sacrificio de corta vida. Ambas ríen y él sale de la habitación corriendo.
—Vamos a dar un paseo antes de comer —propone la castaña.
—Yo encantada, te espero.
Serem se levanta, hace una semana que se habían enterado de que se serían padres por partida doble. Las cosas con el pelinegro iban bien, aún les costaba un poco convivir, pero hasta ahora había un avance, ya no discutían. Al menos ya no tanto.
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Un Desastre Real
RomansParte I de la bilogía "Amores reales". -Vamos, Serem, ¿qué salió? -Grita su mejor amiga Aria desde el otro lado de la puerta, está más que ansiosa. Toma un respiro y abre los ojos, toma despacio la prueba de embarazo y mira de una el resultado. -Car...