—No llores frente a nadie, no lo merece —se repetía a sí misma una y otra vez, recordando las palabras de su madre.
«Nunca dejes que un pequeño soplo de viento te derrumbe, no sabes si un tifón viene detrás de él».
La escena de su ahora exnovio comprometiéndose el mismo día de haber terminado, no era lo mejor, no para el corazón de Serem.
Desde lejos podía ver a Thomas sonriendo como nunca lo había visto, y a su lado, su "prima" o bueno, mejor dicho, su ahora prometida.
Su ex a pesar de sus vagos intentos de ser atento, siempre había sido muy reservado e incluso frio. En todo el tiempo que estuvieron juntos, nunca lo vio sonreír de tal manera. Ahora que lo piensa, tal vez no era la correcta o era él era el equivocado.
A paso lento se acerca a la barra, sorbe su nariz por vigésima vez, con la mano derecha quita cualquier tipo de rastro de lágrimas de su mejilla y con una sonrisa amarga termina por recomponerse.
—Dime, preciosa, ¿Qué te sirvo? —El apuesto bar tender pregunta con una sonrisilla coqueta. Mira el gafete en el costado izquierdo de su pecho, "Dayren" tiene escrito con una letra no muy atractiva, o bueno, no para sus ojos.
—Dame un apasionado, por favor —lo mira sin dejarse llevar por la atractiva sonrisa del hombre frente a ella.
—Al parecer, una bella dama se encuentra en apuros. Déjame adivinar, un corazón roto. —Una voz masculina desconocida llama la atención de la castaña.
Los oscuros ojos de la chica se encuentran con unos bastante claros en color, pero no en profundidad.
—¿Por qué un corazón roto?, ¿No puede ser un corazón apasionado? —La mano de Serem llega hasta su mandíbula, donde se sitúa con toda la elegancia y sensualidad posible.
Thomas podría irse a visitar al padre todo poderoso, en estos momentos el único que la estaba atrayendo a sobremanera, era aquel pelinegro.
—En mi experiencia con las damiselas, que no es por alardear, pero es mucha. Siempre que una chica linda, que está sola, que trae el maquillaje un poco corrido y unos preciosos ojos inflamados y enrojecidos me hace llegar a la conclusión, de que un idiota la ha lastimado. ¿Tengo razón? —Las cejas del chico se elevan y descienden una y otra vez.
—¿Será que este caballero, me ha observado más de la cuenta? —Sonríe un poco divertida por la situación.
—La verdad lo dije al azar, pero me alegra que mi falsa intuición la hiciera sonreír madame —por primera vez sonríe, dejando a la vista unas pequeñas arrugas al centro de sus mejillas, que son resaltadas por una barba reciente.
—Agradezco sus atenciones, ¿me permitiría saber el nombre de tan atento caballero? — toma la bebida que había pedido, y se percata de que el otro chico ni siquiera le avisó.
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Un Desastre Real
RomansaParte I de la bilogía "Amores reales". -Vamos, Serem, ¿qué salió? -Grita su mejor amiga Aria desde el otro lado de la puerta, está más que ansiosa. Toma un respiro y abre los ojos, toma despacio la prueba de embarazo y mira de una el resultado. -Car...