Capítulo 08

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Jungkook seguía asistiendo al club, seguía encontrándose con Yim y claro que seguía besándolo con las mismas ganas con las que lo hizo la primera vez, incluso con más, llegando un poquito más lejos con cada encuentro, aunque nunca podían concluir por alguna u otra cosa.

Sin embargo, nada fuera de una atracción sexual inimaginable, Jungkook conocía sus gustos a la hora de besar, a la hora de tocar, conocía las partes de su piel más sensibles, sus favoritas, sabía cómo quería ser tocado, besado, y demás, pero no sabía nada de él, de su personalidad, no sabía cómo se comportaba cuando no estaba siendo un descarado sexy, no lo conocía en cuestión de gustos o aspiraciones, incluso aún no conocía su rostro completo, ya que el negro antifaz cubría desde la mitad de su frente has la punta de su nariz, pero siendo muy sinceros, ninguno tenía la necesidad de hacerlo, estaban bien con lo que recibían del otro, estaban bien sabiendo que en realidad ninguno sabía nada del otro, que el color de sus pieles siempre era alterado por las luces del lugar o que sus voces eran demasiado fuertes para poder escucharse entre la música y estaban muy lejos de su tono normal, a pesar de eso, estaban bien siendo un par de desconocidos compartiendo un buen rato.

—eres tan malditamente sexy  —murmuró Jungkook contra los carnosos labios después de separarse.

—Lo sé —contestó con seguridad.

Estaba acostumbrado a sus comentarios llenos de egocentrismo y seguridad, incluso le gustaban mucho.

Se encontraban en los baños del club; Yim sobre el mármol de los baños y Jungkook entre sus piernas besándole los labios y el cuello, tal y como le gustaba.

Jeon introdució sus grandes manos bajo la camisa del rubio y acarició su torso desde su cadera hasta sus pezones, los cuales acarició a su gusto, creando corrientes eléctricas en el cuerpo contrario.

Volvió a acariciar hacia abajo para tomar la delgada camisa e intentar subirla, para por fin retirarla, pero el grito de una cabellera morada los interrumpió.

—¡Amigo mío! —llamó y los otros dos se separaron sorprendidos.

— ¡por dios jin! ¿que pasa? —gruñó cuando el amigo fue visto.

—Te buscan en el camerino, es..el boss —Yim se bajó rápidamente y se acomodó la ropa y el cabello.

—vamos —El rubio estuvo quiso salir del baño junto a Jin, pero la mano del pinegro lo detuvo —¿que sucede?

—¿Estas en problemas? —preguntó enseguid.

—No lo creo, probablemente voy a recibir buenas noticias —lo pensó —o eso espero.

—Si tienes algún tipo de problema, no dudes en decirme, no quiero que te regañen o algo parecido. —Yim sonrió enternecido y se acercó a besar a Jeon.

Pero a diferencia de otras ocasiones, ésta vez, fue un beso casto, un beso tierno que dejó al pelinegro muy sonrojado.

—eso no pasará, pero gracias..

—bien..

Yim salió apresurado seguido de lo otros dos, aunque al salir, Jungkook tomó un rumbo diferente, yendo en busca de sus amigos, quienes ya se encontraban pagando la cuenta para retirarse, después de todo, era bastante tarde.

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Por la mañana Jungkook despertó algo tarde a decir verdad, desayunó lo primero que encontró y tomó material para salir al jardín más cercano y distraerse un poco.

Sus días estaban siendo muy agitados últimamente y de verdad necesitaba despejarse un poco, salir y pasear por ahí, o bien sentarse y hacer lo que más disfruta: arte.

Es algo muy común en él, normalmente tiene trabajo, pero cuando no, aprovecha que no tiene nada que hacer para retomar sus pinturas o dibujos; los árboles frondosos, el aire fresco y la gente paseando en silencio por ahí, es una buena inspiración para él, le parece un ambiente agradable.

Al llegar, se sentó en un lugar con sombra y enseguida se puso a preparse para pintar.

Comenzó con trazos imprecisos, y sin una idea clara en mente, la inspiración ésta vez le estaba costando un poco más.

El día estaba bastante iluminado, tenía que aprovecharlo o se iría a casa sin nada. Paseó sus ojos por todo el lugar detenidamente buscando algo interesante y lo suficientemente apto para ilustrarlo, hasta que lo encontró.

No fue una planta en especial, un árbol, un animal, un objeto, no, fue una persona, y una muy bonita en realidad.

Park Jimin.

Un angel caído del cielo, según lo que pensó la primera vez que lo vió, la mejor obra de arte jamás antes vista, la verdadera inspiración de muchos artistas aún desconocidos.

Una sonrisa iluminó el rostro del pelinegro al ver la de Jimin, su sonrisa era realmente digna de admirar por horas, días, años, eternidades, y nunca se cansaría.

El chico se movía de aquí para allá con una sonrisa de felicidad pura y su celular pegado a su oído, como si estuviera hablando con alguien que lo ponía así, o bien, estuviera recibiendo la mejor noticia de su vida.

No desaprovechó la oportunidad, sacó su Cámara, la cual llevaba colgada a todos lados y enfocó con gusto al rubio, y cuando encontró la pose correcta, tomó una foto, luego otra, otra, y otra.

Ahora tenía material para pintar, dibujar y todo lo que se le ocurriera.

No estaban tan alejados, era solo unos metros, por lo que probablemente el rubio logró escuchar el insistente sonido de la cámara capturar cada movimiento que hacía. Así que su mirada fue hasta aquel sonido, atrapando al dueño de ella.

Jungkook bajó la cámara, sonrió nerviso y saludó a su ahora amigo con la mano.

Jimin sonrió al reconocerlo, y los nervios de Jungkook aumentaron cuando observó los pies de Jimin caminar hacia él con total tranquilidad, mientras alcanzó a escuchar el "te llamo luego" con el que despidió la llamada que hacía.

Doble vida 🎭 [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora