Capítulo 13

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Narra Lisa.

Jennie dormía plácidamente, su respiración era relajada y su cabello estaba esparcido por la almohada.

Deseaba expresar todo lo que sentía, pero hacerlo podía ser confuso y bastante extraño para ella.

Me moví un poco y eso la hizo despertar. Ella abrió sus ojos un poco exaltada, pareció recordar lo que pasó, me observó confundida.

— Jennie — hablé mirándola desanimada — Lamento haberme dejado llevar, está bien sí te arrepientes de lo que pasó, lo tomaré en cuenta, no debes te reprimir por mi

— No me arrepiento de nada —  me miró seria como yo la miraba ahora. Dormimos mucho tiempo, el frío de la tarde comenzó, no importa que sea un lugar de un clima cálido en verano, en invierno es un frío aterrador.

— Acabo de conocerte Lalisa, y aún no estoy segura de lo que estoy haciendo.
— Tampoco lo sé.
— No estoy orgullosa de hacer las cosas mal. Tendrás un hijo y yo... Yo iba a casarme, ya no estoy segura de eso tampoco.
— Es complicado, pero podemos resolverlo juntas.

Jennie se miraba preocupada, me duele no poder ayudarla y aún más no tener la confianza que solíamos tener. Pero eso no importa por que apesar de que ella no sea la misma Jennie que conocí, estoy segura que dentro de su mente sabe que está en el lugar donde corresponde, a mi lado.

Un beso de su parte en mi mejilla me hizo recordar que estaba pasando, me acosté a su lado y ella se refugió en mi.

— Me acostumbro a lo bueno
fácilmente — dijo juguetona.

Estar a su lado me hace recordar viejos tiempos, de esos que nunca va a recordar.

— Lalisa — me llamó, giré mi cabeza y la miré atenta —  yo... — Comenzó a jugar con su dedo en mi cabello.
— ¿Qué pasa?— pregunté risueña, me abrazó y escondió su rostro en mi cuello.
— No me dejes sola.

Me sentía viva al estar cerca de ella, ¿Adónde más iría?

— No podría hacerlo — besé su cabeza.

— Tengo frío — habló mimada, no podía evitar sonreír, me fascina saber aun se chiquea conmigo.

Tocaron la puerta Jennie se sentó mientras cubría su desnudez, me quedé embobada, éramos demasiado jóvenes cuando dejamos de amarnos.

Jennie se pusó una bata que cubría su cuerpo, abrió la puerta dejándose ver sólo a ella.

— ¿Si? — su voz y su acento me hacían sentirme de una manera muy especial, no importa cuanto tiempo pase, aún sigo locamente enamorada de ella.

- Señorita, la cena esta lista

— Muchas gracias, enseguida bajó — cerró la puerta con mucha delicadeza y volteo a mirarme.

— Voy a bañarme
— Adelante — me paré de la cama y junte toda mi ropa.

Ella abrió un cajón y sacó unas pastillas, tomó una, guardo todo, había una botella en la mesita de noche, la tomó y bebió esa pastilla.

— ¿Qué es lo que te has tomado?-  pregunte curiosa
- Es una pastilla, no estoy lista para ser madre —dijo para sonreírme.

Entró en el baño y cerró la puerta detrás suyo, en pocos segundos se escuchó caer el agua de la regadera.

Tomé mi bóxer y me lo puse. Recodar que tuve en mis brazos a Jennie me llena de vida, una vez tuve que dejarla ir, ahora no estoy dispuesta a volver a hacerlo.

— ¿Aún no te cambias?, oh… ¿Pensabas ducharte? — su voz me sacó de mis pensamientos, me acordé que sólo traía mi bóxer.

— No, me bañare en mi casa.

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