Oliver:Un rayo de luz pega en mi rostro haciéndome ser consciente de que ya amanecio, sin embargo no abro los ojos.
<< ¿Desde cuándo mi cama era tan cómoda? >> pienso, acurrucándome placenteramente en la comodidad de esta, estaba calentita y acolchada.
Retomo mi hilo de pensamientos y sonrío tontamente al recordar la noche anterior.
...
— ... Hacer que fluya —es lo que dice Vinnie antes de atraerme hacia él y besarme, yo solo cierro los ojos con lentitud, disfrutando la sensación de las famosas mariposas en el estómago.
El latido de mi corazón retumbando en mis oídos, nuestras respiraciones comienzan a acelerarse y lo único que hago es acariciar su rostro, llevando mi mano esta vez hasta su mandíbula para profundizar considerablemente el beso, y...-
...
— Oliver.
¿Cómo un recuerdo podía ser tan vívido?, juraría que escucho la voz de Vinnie llamarme tal y cómo si estuviera a mi lado.
— Oliver despierta.
Frunzo el ceño, sintiendo una ligera caricia en mi mejilla, ¿qué..?
— No, no quiero. Estoy cómodo así. —balbuceo a la nada, abandonando por completo el ambiente cómodo de hace unos segundos y obligándome a abrir los ojos de forma perezosa. Me estiro con la flojera dominándome cómo de costumbre, y froto mis ojos al ver el reflejo de Vinnie frente a mí.
— Buenos di-
— ¡¡AHHHHHHHHHHH!! —reaccionó por fin y mi único impulso es lanzar una patada al que al parecer es en verdad el rostro de... ¿Vinnie?
<< ¿Qué hace él aquí? >>
— Me encanta tu manera de dar los buenos días, ¿sabes? —dice este entre una mueca adolorida en lo que se soba el rostro.
— Otro sueño extraño, genial. —estoy a punto de acostarme nuevamente hasta que soy consciente de mi alrededor.
— Mi casa no luce así. —digo confuso.
— Tu casa no luce así, porque ésta no es tu casa, Oliver. —Vinnie ríe y yo siento mis mejillas calentarse con fuerza, indicando un sonrojo y haciéndome avergonzar aún más.
— Yo... ¿dónde está el baño? —pregunto con torpeza,y apenas Vinnie me indica su dirección, corro rápidamente a este, viendo mi reflejo en el espejo.
Mejillas sonrojadas, leves ojeras y cabello despeinado, llevaba una camiseta junto a un par de pantalones gigantes que recuerdo no son ropa mía, sino una pijama de Vinnie. Y... una sonrisa que solo aumenta junto a la sensación alegre en mi pecho y el latido descontrolado de mi corazón.
<< ¿Qué sucedió anoche? >>
...
— ¿Me acompañarías a despertar a los niños?, creo que a Chris se le alegraría la mañana si te ve. —pregunta Vinnie con una sonrisa cuando vuelvo a su lado. Yo asiento, notando una marca rojiza bastante notable en su mejilla, y en un impulso, mi mano va hasta esta, acariciándola cuidadosamente.
— ¿No te duele? —frunzo el ceño con preocupación y Vinnie niega, acurrucándose en mi agarre.
— No... —sonríe con diversión y siento como me sonrojo otra vez, sin embargo de un momento a otro me muerde la mano y yo suelto un quejido.
— Auch. —le pongo mala cara, sobando dramáticamente mi mano.
— Esa es mi venganza por patear mi hermoso rostro. —me saca la lengua y yo hago lo mismo infantilmente.
...
Me quedo en blanco cuándo Vinnie, al abrir la puerta de la habitación de los niños, deja ver a estos cuál fieras. Pues ellos... bueno, Lana y Chris estaban jalándose el cabello entre sí, lanzando patadas de bebé... e incluso gruñían.
— Esto es algo de todos los días, es que tienen hambre. —comenta Vinnie y yo rio, notando cómo las pequeñas bestias se detienen al ser conscientes de nuestra presencia.
Ambos vueltos un completo desastre, claro está.
— ¿CAFECITO? —jadea un Chris que ríe con alegría al reconocerme y yo sonrío, derritiéndome de amor.
¿Cómo un niño podía ser tan encantador?
Chris corre hacia mí y yo lo alzo en brazos, acunándolo contra mi pecho en lo que me abraza con fuerza.
— Buenos días, bolita de pelos. —alzo una ceja cuándo el se aparta, dejándome ver su cabello vuelto una maraña que me hace reír a carcajadas antes de arreglarlo y dejar un pequeño beso en su frente.
— Buenos días a ti también, mi leoncita. —canturrea Vinnie con una también despeinada Lana en brazos.
Y... callada.
Viéndome fijamente.
Trago grueso y alzo una mano, agitándola de un lado a otro entre una leve sonrisa, saludándola. Ella solo me da un pequeño repaso antes de alzar la mano también y devolverme el saludo para volver la atención hacia su papá, yo reprimo una sonrisa alegre y satisfecha.
— Buenos días papi. —susurra tiernamente, recostando luego la cabeza en su hombro.
— PAPI VI, ¿PATETES? —Chris llama la atención de Vinnie, y al obtenerla hace un puchero y ojitos suplicantes— pur favuuurrr.
— Y... ¿"patentes", en su idioma son... panqueques? —rio cuándo Chris voltea hacia mí tras verse interrumpido, primero mordiéndome la mejilla y luego dejando un pequeño beso en mi nariz.
— Si, son panqueques. Creo que ya te lo dejaron en claro en la cafetería, pero es su desayuno preferido y si fuera por ellos los comerían todo el tiempo. —él niega con la cabeza divertido cuando Lana se le une a Chris y entre ambos le hacen ojitos— vale, vamos rápido porque hoy les toca paseo. —ríe y bajamos a la cocina con unos pequeños celebrando entre gritos por su victoria, hasta que suena el timbre.
— ¿Podrías ver quién es, por favor? —pide Vinnie, tomando en brazos también a Chris y yo accedo, yendo a la puerta principal para abrirla.
— Ho... la. —lo energético y alegre de la voz y sonrisa de Lucas desaparece cuándo me reconoce— Vincent, ¿está... en casa? —carraspea, inevitablemente repasándome y apartando la mirada, yo hago una mueca.
¿Es que acaso iba a seguir arruinando la poca dignidad que me quedaba?