Capítulo 15. - Donde alguna vez hubo un nosotros.

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| Día siguiente | Vinnie:

Lucas y yo fuimos al café luego de que ambos despertamos. Iba a pedir lo mismo de todos los días que se basaba en un simple café pequeño, no tenía apetito para comer. Sin embargo Lucas no me permitió esto último y pidió tres croissants, mientras tanto yo sentía cómo mi garganta comenzaba a cerrarse con anticipación, negándose a ingerir alimentos.

No quería de nuevo esa sensación de que en cualquier momento vomitaría por obligarme a comer. No dejaba de comer porque eso implicaba enfermarme o algo parecido, pero habían días en que solo no... quería, así cómo otros en qué arrasaba con todo lo que hubiera en la alacena, y era desesperante.

Sobre todo porque quien sabía sobre eso, era él, Lucas. Y se encargaba todos los días de monitorear si comía aunque sea una galleta entre las tres comidas.

Así que aquí estábamos.

— Solo voy a comerme uno y ya. —mascullo.

— No. Vamos a intentar llegar aunque sea a uno y medio, ¿vale? —él toma uno, acercándolo y siento mi estómago revolverse.

— Los niños están esperando, deberíamos irnos ya, ¿no... crees?, si.

Lucas me entrecierra los ojos y yo sonrío sin ganas.

— Abre. —yo suspiro sabiendo que no va a rendirse y abro la boca. Él pica un pedazo de croissant considerablemente grande y lo pone en ella, yo solo lo mantengo en mi mejilla, masticando.

— No quie... llo. —balbuceo, intentando tragar y cubriendo mi boca cuando siento una arcada. El pan era mi cosa favorita del mundo, era extraño no disfrutarlo.

— No te concentres en la comida dentro de tu boca, toma una bocanada de aire y traga, tienes que comer aunque sea un poco, por favor.

Vuelvo a intentar y no puedo, devuelvo la comida. Comienzo a sofocarme y me siento sudando frío aunque sé que no lo hago, la sensación me incomoda y tomo un sorbo de agua, obligándome a tragar y tomo esta vez una mordida entera, vuelvo a tragar y Lucas acaricia mi mejilla.

— Así está bien, más tarde comes otro poco, y...-

Me levanto de golpe al sentir una arcada fuerte y salgo corriendo al baño para vomitar. Yo tiemblo arrodillado frente al retrete, comenzando a soltar pequeñas lagrimas desesperadas cuándo aún por más que intento no puedo continuar vomitando, me siento mareado y temblorosamente me levanto, saliendo de allí tras limpiar todo y a mí.

— ¿Ahora comprendes por qué no puedes obligarlo a comer? —masculla antipático Oliver hacia Lucas, que al parecer intenta ir por mí pero el primero no lo deja. Yo me quedo a una distancia prudente para escuchar.

— Dejar que se mate de hambre tampoco es la solución, ¿podrías por favor darme un per-

— Vincent ha estado comiendo perfectamente bien estos últimos meses, solo ha disminuido las cantidades y-

— ¿Acaso te estás escuchando? —Lucas lo mira con el ceño fruncido, incrédulo.— ¿Siquiera has notado que se salta un día entero de comidas?, ¿Entiendes siquiera lo mal que podría perjudicar eso a su salud?

— ¿PODRÍAS SOLO CALLARTE? —Oliver alza la voz, llamando la atención de todo el local, yo alzo las cejas sorprendido.

— Desaparécete tal y cómo lo hiciste antes porque aquí nadie te ha pedido que vuelvas, él ni siquiera te necesita. Ni siquiera lo has intentado y Vinnie ya está mal, es que eres un completo idiota.

— Oliver. —yo me acerco pero él no me escucha realmente.

— Deja de intentar ser el héroe de la historia cuándo él para empezar está así de mal por TÚ culpa. —Oliver lo empuja hacia la salida.

— Oliver. —vuelvo a llamar.

— Vas, te acuestas con un cualquiera y luego vuelves pretendiendo qué sigues siendo su todo, queriendo arreglar las cosas y tú solo lo arruinas aún más, tú-

— Oli-

— Creo que él sabe que si lo "obligo" a comer no es por hacerle daño, sino al contrario. —susurra Lucas.— Soy consciente de que arruiné, no tienes por qué recordármelo, es suficiente conmigo mismo todos los días. Y de igual manera, eso no es de tu ridícula incumbencia. —él sorbe de la nariz y noto sus ojos a punto de desbordarse en lágrimas, su mentón tiembla levemente, y él... simplemente se va.

— Lucas, espe... —yo caigo al suelo entre un mareo fuerte y trago grueso, sintiendo la impotencia embargarme con rapidez.

...

Me limito a pensar tanto como de costumbre.

— Lo siento. —susurro al sentarme a su lado.

— No te disculpes, él... tiene razón. Yo... lo siento, no querías comer y te obligué.

— Tú solo quieres ayudarme a estar bien y te agradezco por preocuparte por mí. —le sonrío a Lucas y él sonríe de vuelta.

— De todas formas, quizás deba alejarme un poco, al parecer Oliver quiere tiempo a solas contigo o algo así. —pienso en la conversación que tuve con él luego del incidente con Oliver.

— No voy a obligarte a quedarte o algo parecido, si te quieres ir, adelante. Pero de una u otra forma vamos a continuar viéndonos ya sea por los niños o algo más, y eso es algo que él debe comprender, lo que hizo está muy mal.

...

Y sin embargo, Lucas se fue días después de eso.

A algún tipo de retiro espiritual, creo. No dijo cuándo volvería, él solo... se despidió de los niños, de mí, y... se fue.

Y Oliver...

...

— Hey. —me dice Oliver al subir al auto, yo vuelvo en mí mismo y le sonrío, me había pedido hablar y aprovecharía la oportunidad para disculparme por todo el revuelo de Lucas.

— Me hiciste falta. —digo y estoy a punto de acercarme para besar su mejilla pero él se aparta.

— ¿Podrías por favor dejar de fingir? —él susurra y yo frunzo el ceño— si estuviste con Lucas dudo que me hayas extrañado, y, no, no estoy haciéndote algún tipo de escena de celos, yo aún no estoy en ese derecho porque no somos nada, pero creo que al menos me merezco un poco de consideración y respeto, ¿no crees?, entonces, por favor no mientas, suficiente con eso.

Estoy a punto de hablar, pasmado, pero él me interrumpe.

— Respeto que aún sigas sintiendo algo por Lucas, ¿okay? —añade, jugando con sus manos nerviosamente— pero no pienso ser la persona con la que vayas por aburrimiento, no voy a ser plato de segunda mesa, ¿está bien?, yo no... —él tensa la mandíbula.— Me quedé esperando todo el fin de semana por un mensaje tuyo al menos preguntando cómo estaba y resulta que eso no ocurrió porque estabas con... tu ex-esposo. —ríe con ironía y yo comienzo a sentirme mal, pensando en mi comportamiento despreocupado los últimos días. Oliver suspira con pesadez, frotando su rostro con frustración y yo estoy a punto de tomar su mano pero la aparta, abrazándose a sí mismo y veo sus ojos cristalizar.

— Al menos ten la decencia de no restregarme en cara tu maravillosa química con Lucas cómo si yo no valiera nada en lo absoluto. Dile a Chris que lo siento, que lo quiero mucho, pero... no vuelvan al café, ¿si?, por favor.

Café con motas de vainilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora