Capítulo 9. - Donde alguna vez hubo un nosotros.

12 1 2
                                    


Vinnie:

Luego de dejar a Oliver en la cafetería decido seguir su consejo y voy hasta el parque cercano a esta y a casa. Paseo la mirada en busca de cierta persona... y reconozco a Lucas sentado en una banca, diviso a los niños jugando a lo lejos.

Me acerco a él, sentándome a su lado. Sin embargo parece no darse cuenta de mi presencia y yo noto la tensión en su cuerpo, sus puños apretados con fuerza, ligeramente temblorosos... repaso su rostro y noto sus ojos cristalizados, parecía estar por completo hundido en sus propios pensamientos.

— ¿Por qué estás llorando? —digo y él se sobresalta, saliendo de su nube y mirándome por unos segundos antes de apartar la mirada otra vez rápidamente.

— No estoy llorando. —se limita a decir, frotándose los ojos sin embargo.— ¿Ahora tampoco confías en mí para cuidar a los niños, o q-qué haces aquí? —masculla.

— Solo vine a dejar a Oliver en su trabajo, y... —tomo una de sus manos al notar esta maña suya de lastimarse los dedos cuándo la ansiedad hace de las suyas.— Escucha, Lucas, yo... sé que ya no somos nada y que no acabamos en los mejores términos, pero sabes que puedes hablar y contar conmigo si lo necesitas, tú y yo podemos... podemos ser buenos amigos. —una pequeña risa temblorosa escapa de él junto a un par de lágrimas que intenta limpiar rápidamente, y yo solo jalo de él para rodearlo en un abrazo, y es cuándo acaba por desmoronarse. Yo simplemente me limito a acariciar su espalda a medida que rompe en llanto, aferrándose a mí con fuerza.

— Si necesitas algo aquí estoy, sea lo que sea. A fin de cuentas continúas siendo el papá de mis hijos, y antes que tu pareja soy tu mejor amigo, ¿está bien? —susurro y él asiente temblorosamente.

— Claro, dices eso y luego nos gritamos en la entrada de tu casa, ¿así es cómo funciona ahora, o no? —él bufa y yo hago una mueca.

— Deberíamos arreglar un poco las cosas, ¿sabes? —propongo.— Sería lo mejor para los niños, y... lo digo en plan de amigos, ¿vale? —añado al final con la necesidad de aclararlo y Lucas se aparta, ya más calmado.

— Claro, por los niños. —percibo un pequeño deje de desilusión que opto por ignorar, y él solo sonríe ligera, y débilmente, apartando la mirada hacia ellos, aún jugando.

<< ¿Por qué más iba a ser sino por ellos? >>

...

Ambos nos sumimos en un completo silencio que no es incómodo, es simplemente... nuestro.

— Yo sé que lo arruiné... —Lucas retoma la palabra con lentitud, yo lo miro de reojo y noto el rojizo de sus ojos gracias al breve llanto. — Que debí haberlo pensado dos veces, ser menos egoísta, que... d-debí haber pensado en los niños... —suelta un pequeño sollozo cuando su voz quiebra.

— Aunque ya te he dicho muchísimas veces que no sucedió nada, nunca sería capaz de serte infiel, yo no... —el ríe— eso no importa. Ni siquiera sé por qué estoy llorando con exactitud, supongo que... me duele un poco que mi mejor amigo de casi toda la vida no deje de restregarme en la cara que mis hijos no quieren estar conmigo por mi culpa aún cuando intento ser el mejor papá que puedo para ellos todos los días, no puedo siquiera dejar de pensar que arruiné sus vidas cuándo apenas y han comenzado.

Estoy a punto de hablar, por un momento sintiéndome culpable, pero él me interrumpe.

— No pretendo odiarte, tampoco a Oliver. 

— Mucho menos hacerte sentir culpa, yo... solo me da un poco de envidia que para ti parezca ser tan fácil. Incluso tienes a alguien más, y...  amigos estaría bien, sí. —dice por fin y yo tomo su rostro con delicadeza, limpiando el rastro de lágrimas en sus mejillas.

— No creas que para mí no ha sido difícil, pero no puedo quedarme infeliz para toda la vida, tengo... estoy intentando mejorar, y ser feliz. Por y para mis hijos, por mí. 

— Y yo sé que tú también vas a poder hacerlo, Lu.

...

Hablamos por un buen rato y entre risas, chistes malos y anécdotas tontas, el ambiente se torna menos triste para dar paso a uno alegre.

A la calidez propia de Lucas, de mí Lucas.

Noto a Lana y Chris, cansados, venir hacia Lu. Sin embargo el rostro de ambos se ilumina por completo cuando me reconocen y corren hacia mí con emoción para abrazarme.

— Papi Vi. —Chris toma mi rostro entre sus manitas y yo ladeo este.— ¿Café? —aprieta estas y yo rio.

— Cafecito andante pareciera ser tú primer crush infantil o algo parecido, estás obsesionado con él. —bufo, mirando después a Lucas, buscando su aprobación.

— ¿Estás de acuerdo con ir un rato? —pregunto y él asiente, cargando a Lana en lo que yo cargo a Chris.

— Café lindo. —susurra Chris entre una sonrisita, acurrucándose contra mi pecho.

— Creo que te tomaste muy en serio el gusto por el café, Christopher. —ríe Lucas, yo niego.

— Y yo no creo que esté hablando del café en sí. —mascullo antes de tomar camino al café de Oliver..

Café con motas de vainilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora