Capítulo 16. - Donde alguna vez hubo un nosotros.

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| 1 año después. | Oliver:

Encontré un perrito en la calle. Y por supuesto que lo llevé conmigo a casa, estaba seguro que a los niños les encantaría.

Camino apresurado con el animal en brazos jugueteando entre mordidas con el collar alrededor de mi cuello. Uno que por cierto, Vinnie me había regalado en este último tiempo juntos.

...

—Sabes que nos conocemos hace ya un par de meses, y solo logras gustarme más, y... el punto es, uhm... me preguntaba si, tu quisieras, en ese caso, no lo sé... ¿salir conmigo?, ¿cómo una pareja? —me recuerdo balbucear entre los nervios del momento, era yo quien había tomado la iniciativa.— me refiero a, ¿te gustaría ser mí novio? —cierro los ojos, encogiéndome en mí mismo, asustado por su respuesta.

—Claro que sí quiero ser tu novio, cafecito.

...

— ¿VINNIEEEEE? —grito al llegar a casa y no encontrarlos en la sala de estar, los niños de seguro estaban en sus habitaciones tomando una siesta, así que me dirijo a la cocina al escuchar el murmullo de su voz, sonriendo tontamente con el flashback de mi mente.

—¿Amor, estás ahí?, mira lo que me he encontrado en la calle. —siento mis mejillas calentarse ante el apodo.

Vinnie y yo habíamos progresado muchísimo en este último año, ahora éramos pareja, y a decir verdad, aún me resultaba difícil creer que fuera cierto. Los niños habían crecido, Chris estaba por cumplir ocho añitos y Lana nueve.

Chris seguía siendo el mismo niño dulce, y por supuesto que mi apodo predilecto de "cafecito" o "papi café", no había desaparecido en lo absoluto.

En cuanto a Lana, ella parecía quererme un poco más y aquello me era mucho más que suficiente. Al principio se negaba a siquiera dirigirme la palabra tras explicarle la relación que ahora manteníamos su papá y yo, sin embargo con el tiempo solo... lo aceptó.

Me invitaba a jugar a las princesas con ella porque según, lucía como una, Y aquello era un gran, gran avance.

— No... sabía que vendrías hoy. —escucho tartamudear a Vinnie, solo lo hacía cuando estaba nervioso.

<< ¿Por que estaría..? >>

— ¿Cari... ño..? —mi voz se apaga cuando por fin entro a la cocina.

Siento a mi cuerpo tensarse, me limito a abrazar al perrito contra mí en un leve reflejo inseguro. Este lame mi mandíbula y mejillas con alegría, pero no me fijo en ello, sino en quién tengo frente a mí.

— ¿Lu... cas? —mi voz sale en un susurro débil y tembloroso. Él me mira y me sonríe ampliamente, agitando su mano a modo de un saludo que yo no le devuelvo, solo retrocedo unos cuantos pasos.

...

— Lucas está abajo con otro chico. —me hundo entre recuerdos otra vez y escucho claramente a Vinnie hablar desanimado, entrando a la habitación y recostándose a mi lado.

¿Si?, ¿y qué hacían? —pregunto con suavidad, abrazándolo.

Nada, ellos... estaban abrazaditos y ya.

Tú y yo también estamos abrazaditos justo ahora, ¿no? —susurro.

...

— Mi cafecito, volviste. —el recuerdo se desvanece y enfoco mi mirada en el Vinnie del presente, ahora frente a mí, sonriéndome tan dulcemente como de costumbre.

Tampoco respondo.

Mi mirada va hacia Lucas y vuelve hacia él, quiero hablar pero no logro articular ni una sola palabra, no logro concentrarme.

Lo único que escucho es a una pequeña vocecita en mi cabeza susurrar...

<< En comparación a él, no eres competencia, idiota.

No eres suficiente. >>

— Awww, que bonito. —dice Vinnie, sacándome una vez más de entre pensamientos. Él toma al perrito de entre mis brazos y lo alza entre los suyos, riendo cuando este comienza a morderlo y juguetear con él en lo que le da una mirada de reojo a Lucas.

— Se parece a ti, es marrón. —le dice.

— ¿Y yo soy marrón? —Lucas frunce el ceño entre una risa divertida.

— No, pero tu cabello sí. Se parece a ti y listo.

Un jadeo interrumpe la atmósfera personal.

— ¡¡PAPI LUUUUU!! —grita Chris, corriendo rápidamente hacia los brazos de Lucas para abrazarlo con fuerza entre repetidos y pequeños besos.

— Luuu. —sonríe Lana para también acercarse y depositar por igual un leve beso en su mejilla. Él deja, en cambio, un beso en la frente de ambos.

— Papi Lucas, ¿podemos hacer panqueques? —pregunta Chris, pinchando y halando de las mejillas de este de una forma que resulta graciosa.

— Dios mío por favor quédense pequeños tal y como estaban. Ahora ni siquiera son "patetes", no puede ser. Ya ni los puedo cargar de lo grandes que están. —este muerde la mejilla de Chris, quien ríe adorable y fuertemente entre una carcajada.

— PAPI VI, ¿mío? —se baja del agarre de Lucas rápidamente para acercarse a Vinnie junto al perrito, quien se agacha para tendérselo y este lo toma gustosamente, comenzando a acariciarlo maravillado.

— ¡¡WAAAAAA!!, sáquenlo. —Lana corre asustada cuando Chris se acerca hacia ella con el animal en brazos, Lucas ríe cuando choca con él y se aferra a sus piernas con temor.

— Cariño, solo es un perrito, mira. —acaricia al cachorro cuando Vinnie lo toma nuevamente.

— No, no quiero. No. —esta solloza, apartándose lo más que el espacio entre el pequeño y Lucas se lo permiten.

— Dame tu manita, ¿puedes hacer eso? —pide Vinnie con suavidad y esta lo mira como si estuviera loco, al parecer notando sus intenciones. Sin embargo accede y temblorosamente le tiende esta de manera que la toma y la acerca hacia el perrito, este olisquea y de un momento a otro le ladra a Lana, moviéndole la cola.

— ¡AH! —rompe en llanto y Lucas hace el intento de tomarla del rostro para tranquilizarla pero le empuja.

— ¡CAFÉ! —grita, corriendo hacia mí, y yo la abrazo, alzándola en brazos en lo que continúa sollozando.

Tranquilamente la arrullo y alzo la mirada, encontrándome con un Lucas pasmado, incrédulo.

— Al... menos Chris no pierde su costumbre. —señala y noto a un Chris dormido, como si nada, en el suelo.

— Y si supieras. —dice Vinnie, alzándolo de este y recostándolo en el sillón cuidadosamente— la última vez lo encontré en el mesón de la cocina. —bufa.

— ¿Te vas a quedar? —pregunta Vinnie, rompiendo el silencio luego de unos minutos.

— No, no quiero molestar. Aunque puedo llevarme a los niños a pasear si ustedes y ellos gustan, así tienen tiempo a solas, ya de paso. —sugiere Lucas en respuesta.

— ¡No! —Lana se abraza a mí con fuerza.

— Papi café, Lucas y papi Vi... ¿por favor? —pide y yo sonrío, sintiendo una linda y cálida sensación en el pecho, a veces Lana estaba de suficiente buen humor para llamarme así.

Sin embargo, Lucas no parece pensar igual, según noto. Pero este se limita a asentir y nada más, aunque veo cómo tensa su mandíbula y aprieta temblorosamente los puños.

<< Bienvenido a la nueva realidad, supongo. >>

Café con motas de vainilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora