Capítulo 10. - Donde alguna vez hubo un nosotros.

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| Meses luego | Vinnie:

No sé en qué momento Oliver y yo acabamos así.

Habían pasado ya un par de meses desde que él y yo comenzamos a ser más cercanos. Nuestra primera salida a solas, —que fue un desastre.— Pasó a ser una segunda, tercera, cuarta... y sin planearlo todo comenzó a fluir perfectamente bien.

Justo ahora, él estaba a mi lado, sumido en un sueño profundo. Y yo... no puedo dormir, así que solo pienso.

Chris adora a Oliver cada vez un poco más, Lana sigue sin tener algún tipo de cariño especial, en comparación suya, pero lo tolera. Ahora habla y comparte un poco más seguido con él, y eso es más que suficiente. Puedo jurar que algunas veces ríe estando alrededor suyo.

Y en cuánto a Oliver, él tiene una paciencia y dulzura especial con ella, como si no le costase nada en lo absoluto cuidar de ella con dedicación.

Y yo me siento en paz.

Sonrío tontamente, pensando, satisfecho, en cómo se han desarrollado las cosas hasta ahora. Oliver es terriblemente dulce, risueño, torpe y distraído en su mayoría. El sentimiento de estar a su lado era siempre... cálido.

Dejo a mi mente dispersarse y cierto rostro cruza mis pensamientos.

<< Príncipe, príncipe... >>

Ojos azules, cabello castaño, esa sonrisa ladina, la sensación cálida de estar junto a él y ese hoyuelo que tanto dejé en claro qué adoro... Lucas.

...

— Eres muy dulce... —una sonrisa alegre surca su rostro— y atento, caballero. Eres todo un príncipe. —él deja una caricia con dulzura en su mano entrelazada con la mía. Pero yo me fijo en una sola cosa.

<< Te amo, príncipe. >>

— Por favor no vuelvas a llamarme así. —mi tono sale más frío de lo que esperaba.

— Lo siento... —él susurra.

Y yo me limito a apretar el volante, no vuelvo a mirarlo otra vez.

...

Recuerdo lo sucedido con Oliver. Me hacía dudar.

No quería volver a escuchar ese apodo en mí de nuevo, traía consigo recuerdos ciertamente dolorosos y sin embargo mi cabeza no deja de reproducirlo una y otra vez. Algunas veces no aparecía en mi cabeza ni una sola vez, y otras solo... dolía.

Me hacía preguntarme si realmente lo había superado, me hacía dudar de si había tomado la decisión correcta, de si Oliver, era lo correcto.

Pienso en ello entre el silencio calmo de la noche, hasta que mi tono de llamada interrumpe el hilo de mis pensamientos, confundiéndome.

<< Nadie llamaba nunca a esta hora. >>

Tomo el celular rápidamente para no despertar a Oliver, y estoy a punto de colgar hasta que leo el remitente.

<< Llamada entrante:

Lucas. >>

...

— ¿Quién es? —pregunto al atender, y escucho la pequeña voz de Chris.

La llamada de un momento a otro pasa a ofrecer la opción de videollamada, yo doy la opción de aceptar. Efectivamente, veo su lindo rostro de bebé y sonrío cuando deja escapar un pequeño jadeo de sorpresa.

— Papi, ¡¡es papi!! —ríe alegremente y unas pequeñas manos le arrebatan el celular.

— ¡Hola papi..! — saluda Lana hasta que ambos se ponen a pelear por el celular.

— Hola, mis pequeños. —susurro entre una risita.

— ¡¡LANA Y CHRISTOPHER JHONSON HACKER!!, devuélvanme mi teléfono. —escucho gritar a Lucas al fondo y los niños ríen.

— ¿Que están haciendo, pequeños traviesos? —rio, cuidadosamente saliendo de la habitación para evitar despertar a Oliver.

— ¡Ajá!, los tengo. —vuelvo a escuchar a Lucas y esta vez la cámara no enfoca a los niños, sino a él.

Su aspecto es desordenado, no trae camiseta y se nota el adormecimiento en su rostro, cansancio.

— ¿Vinnie? —Lucas frunce el ceño confuso.

Su rostro pasa por varias emociones a la vez; confusión, entendimiento, vergüenza, y... ahora su rostro está completamente rojo, cuál tomate, por el sonrojo que se posa en sus mejillas.

Él automáticamente acomoda la cámara de manera que solo se ve su rostro y no su abdomen, y yo no aguanto la risa, rompo a carcajadas y su sonrojo empeora.

— ¿Que estás haciendo? —jadeo, sin aire de tanto reír— la vista estaba buena.

— Nada, yo... es decir, bueno...- —él bufa indignado— en fin, eh... perdona si te despertaron, los niños tomaron mi celular, y... ¿estabas dormido, no? y sino, ve a dormir porque ya es tarde y luego te quedas dando vueltas en la cama.

No me deja responder.

— En realidad, ¿qué haces despierto?, si sabes perfectamente bien que luego no duermes. —me interrumpe, sin permitirme hablar y continuando el regaño, yo sonrío con diversión.

Era algo que sucedía a menudo cuando estábamos juntos puesto que mi patrón de sueño era un completo desastre junto a mi alimentación, tal y cómo ahora.

Él me ayudaba con eso, aunque el suyo fuera igual de malo o peor.

— Si, ya lo sé. Ya me voy a dormir, no me regañes. —bufo.

Nos quedamos en completo silencio, él mirándome con los ojos entrecerrados y yo frunciéndole el ceño. Ambos rompemos a reír a carcajadas.

— Descansa am... —mi voz se apaga, yo sonrío levemente— Lucas. Descansa, Lucas.

— Tú también descansa, príncipe. —susurra y ambos nos quedamos viendo en completo silencio otra vez.

— Te quiero. A los niños, dile... te quiero a los niños. —carraspeo por mi propio impulso antes de solo colgar.

Miro unos minutos a la nada antes de decidir volver a la habitación con Oliver, solo que esta vez me quedo mirando al techo, pensativo.

— ¿Pasó algo..? —escucho balbucear adormilado a Oliver.

— No. —susurro, haciéndome a su lado y abrazándolo.— Sigue durmiendo, es tarde.

Noto una pequeña sonrisa en sus labios antes de caer dormido, yo intento calmar el latido apresurado de mi corazón...

<< ¿Realmente esto era lo correcto? >>

...

<< Te quiero. >> escucho el eco de mi propia voz, preguntándome qué tan verdadero era aquello, y así, caigo dormido por igual.

Café con motas de vainilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora