Capítulo 25.- Donde alguna vez hubo un nosotros.

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Vinnie:

Los meses pasaron una vez más. Lucas volvió con Jackson, y poco a poco se comenzó a notar su cierta recuperación, al menos en una pequeña parte, según sus propias palabras.  Pero yo no dejaba de pensar en un evento en especial.

...

— Me preguntaba si... ¿te casarías conmigo, mi Lu? —recuerdo a Jackson arodillado frente a Lucas con una caja de terciopelo roja tendida frente a él.

...

Con un... anillo. Un anillo de bodas.

Jackson le había hecho la propuesta de matrimonio a Lucas hace no menos de una semana, y era... maravilloso. Aunque se sintiese extraño y mi mente se negara a ello, Lucas se lo merecía.

Sin embargo, no dejaba de pensar en ello. Repetir una y otra vez la misma escena en mi cabeza sin descanso... era frustrante.

— ¡¿PAPI LUCAS Y TÚ VAN A CASARSE?! —escucho a Lana gritar cuando irrumpe en mi habitación entre un portazo. Yo frunzo el ceño por lo repentino y Oliver, dormido a mi lado, no se inmuta en lo absoluto, roncando.

— ¡LANA! —escucho a Lucas a lo lejos, pasos apresurados.

— No, Lana. Lucas y yo no vamos a casarnos. —gruño, estirándome perezosamente antes de incorporarme y recibirla en brazos.

— Pero papi tiene un lindo anillo en la mano, él dijo que iba a... casarse. —noto un leve puchero formarse en sus labios, yo trago grueso.

— Dije que iba a casarme, pero no con él, Lana. —dice un Lucas jadeante por al parecer correr tras Lana, yo dirijo mi mirada hacia el.

— ¿Eso significa que vas a darle el sí? —mi voz sale en un leve murmullo, Lucas aparta la mirada.

— Si, voy... es decir, probablemente te llegue alguna invitación para que asistas, y... —él solo niega, callándose y apresurándose a tomar a Lana en brazos.— quise ser yo quien se lo explicase a los niños.

— Oh, ahm... p-pues, felicidades. Espero... —carraspeo, levantándome apresurada y torpemente— que seas muy feliz y que él sepa valorarte, por supuesto. Te mereces eso y más, Lu.

— Gracias. —él sonríe antes de que resuene un bocinazo.— Oh, es... tengo que irme. —Lucas deja un beso en la coronilla de Lana antes de bajarla y salir de la habitación con rapidez, Lana se limita a irse directo a su habitación, y yo...

— ¡Lucas, espera! —voy apresuradamente tras él y cuándo está a punto de cruzar el umbral de la puerta lo tomo de la muñeca, deteniéndolo.

— ¿Su... cede algo? —él frunce el ceño notablemente confundido.

— Lo siento por no hacer algo para recuperar lo nuestro. Por... hacerte pasar un mal rato, haberte causado tanto, tanto daño y ser un completo idiota, yo en verdad... en verdad espero que Jack sepa cuidarte y darte el lugar que te mereces. Solo... quería decirte eso. —balbuceo antes de soltarlo, desorientado por mi propio comportamiento.

— Tú no me haz hecho daño en lo absoluto, Vincent. —enfoco mi mirada en la de Lu, quien se acerca a mí para tomar mi rostro entre sus manos, yo trago grueso por las sensaciones repentinas y no exactamente agradables que me embargan. Sentía... sentía que él estaba asfixiando, ¿por qué..?

— Creo que ambos debemos aprender a dejar ir, ¿sabes?, desde que te conozco... me has hecho el chico más feliz, pero supongo que ya no puedo seguir intentando encajar en algo donde ya no formo parte. Es decir, mírate... ya estás feliz, armaste tu vida con alguien más y yo... no quiero arruinar eso también. Tienes a Oliver y él es maravilloso, sé que va a cuidar perfectamente bien de ti.

— Se siente demasiado mal y no entiendo por qué. —susurro entre una mueca. Lucas suelta una risita, acariciando mi rostro con dulzura.

— Se siente raro, ¿no es así?, todo estará bien, es una promesa. —dice con suavidad al rodearme en un abrazo al cual yo me aferro con fuerza.— Oliver y tú han progresado demasiado, quizás algún día yo también reciba una invitación a su boda, si es que me quieren presente allí, claro, y... cuando formen su propia familia, si Jack y yo también decidimos llegar a eso algún día, podríamos... —su voz se ahoga entre un sollozo.

— ¿Estás..?, no llores. Lu, hey, ya no llores más. —digo atropelladamente en lo que tomo su rostro entre mis manos.

— El tema de la boda me trae muy sensible, y-yo... si, supongo que quiero llegar a lograr eso con Jack algún día. —él dice con tranquilidad, sonriendo ampliamente con su nariz y orejas enrojecidas gracias a un sonrojo y el leve llanto.

Yo repaso este, acariciando su mejilla de manera que aparto las lágrimas.

— Yo creo que debería ir a ver a los niños. —me excuso, sin embargo vuelvo a abrazar a Lucas como si mi vida dependiese de ello, ¿por qué todo esto estaba siendo tan dramático?, solo era una estúpida boda con el grandísimo idiota de Jack, nada más.

— Si, y yo debería irme. —dice él, aún sin separarse hasta que soy yo quien rompe el abrazo antes de solo irme apresuradamente y encerrarme en la habitación.

Mi respiración es errada y me limito a hacerme bajo las sábanas, tanteando hasta qué percibo la calidez del cuerpo de Oliver y lo abrazo, aferrándome a él en un torpe intento de acallar el caos de sentimientos encontrados que inundaban mi cabeza.

Café con motas de vainilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora