02. Internado

3.1K 278 64
                                    

♡♡♡

Como era de esperarse, yo no era de la chicas que pasaban desapercibidas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como era de esperarse, yo no era de la chicas que pasaban desapercibidas. Aparte de mi belleza, mi actitud fría me hacía resaltar a dondé fuera sin esfuerzo. No era sorpresa que en el internado me trataran diferente.

Y no lo iba a negar, me encantaba la atención.

— ¡Miso!

Me di vuelta a recibir con un abrazo a Kai, o como otros la llamarían: "Mi mejor amiga".

— Te vez diferente... ¿Dejaste crecer tu cabello? —Sonreí sin mostrar mis dientes.

— Haz sido la única que lo ha notado...—rió tiernamente—. ¿Así que nuevos becados?

— Claro, como todos los años.

— Oí que son chicos australianos.

— Sí, más o menos... —La mire de reojo—. Pareces interesada.

Noté que sus dedos se movían rápidamente.
Siempre lo hacía cuando tramaba algo y no podía irritarme más.

— ¿Sí? Bueno, dicen que son lindos, además tienen nuestra edad, pero no me malinterpretes, no me gustan los becados. Tengo estándares altos.

Oh, Claro que los tenía.

Era mi amiga solo por la fama que tenía. Todos sabían que Kai jamás sería amiga de alguien tan desagradable y arisca como yo solo por gusto.
Aun que sonaba triste, era mi realidad.

— ¡Miso!

Me volteé nuevamente y observé como Jake  venía con una sonrisa a saludarme.

— Que bueno encontrarte, ¿Has visto a Ni-ki? Lo he estado buscando por todos lados...

— No.

— ¿Ni-Ki? ¿Es el otro chico becado? —Se metió Kai levantando una ceja con interés, a lo que Jake asintió con energía.

— Sí, sí lo es. Es mi hermanastro.

Sonreí hacia adentro y me fui dejando a los dos solos, al ver qué la conversación que tenía se había vuelto dinámica.

Como todos los días, a las 9 de la mañana se escuchó la voz artificial de una mujer por los parlantes:

— Jóvenes del internado Angeli di luce. Por favor, diríjanse al salón Beta para desayunar.

Nunca le hacía caso a la voz.
Yo me regía por mis propias reglas, nadie me mandaba y como solía hacerlo a esas horas, me fui a la biblioteca a pasar el rato.

Como era de esperarse, cuando llegué a esta se encontraba vacía y algo oscurecida por la falta de luz en las ventanas. Era tétrica, elegentante y antigua. Esto me producía una sensación de alegria y paz inexplicable. Amaba estar en la biblioteca, era mi zona de confort.

CHOOSE/ NI-KIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora