Miso es una chica de corto genio, curiosa y algo engreída. Ella es la heredera de un prestigioso internado el cual otorga becas todos los años.
Este año parecía ser igual que los demás, pero uno de los becados llega con un propósito oculto.
¿Qué har...
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— ¿Se puede saber que hace mi hija comprometida, a solas con un becado? —miró a Ni-ki despectivamente, al notar que llevaba unos tennis blancos sucios junto al traje que vestía.
— ¡Padre! —La voz de Sunoo se escucho cercana. Desvíe mi mirada hacía atrás de Sunghoon y vi que venía corriendo hacía nosotros, frenando una vez ya cerca debido a la falta de aire—. Padre, Miso ha estado toda la mañana haciendo los preparativos y... —Hijo, silenció. —Lo mando a callar de una con su fuerte e imponente voz.
Sunoo le hizo caso de inmediato y me miro, como si quisiera regañarme.
— Miso... Ya pasaste un límite. ¡No puedes escaparte cuando se te de la gana! Tienes responsabilidad que atender, ya no eres una niña pequeña. Hasta tu hermano siendo menor que tú lo entiende. ¡Madura de una vez! Maldita sea, ¿Qué no tienes...? —Pero Padre, estás siendo injusto... —Lo interrumpí molesta y recibí una bofetada en mi mejilla la cual me corrió la cara a un lado.
Sunoo tapo su boca, perplejo, y Sunghoon se quedó al lado de mi Padre, sin hacer ni decir nada.
Sentí mi cara arder y llevé mi mano a mi mejilla suavizando el dolor que me había sacado un par de lágrimas.
Era la primera vez que me hacía algo así, por lo que me sentí muy sorprendida.
— No me vuelvas a interrumpir. Respétame. Desde ahora, ya no te considera como una hija hasta que me demuestres que eres lo suficiente madura como para hacerte cargo de tus asuntos, ¿Entendido? —Me miró fríamente, esperando una respuesta la cual no llegó.
— No debería lástimar a su hija. —La voz de Ni-ki se hizo presente en el tenso silencio y la mirada de los tres hombres se fueron hacía él.
— ¿Disculpa? —Mi padre lo miró de arriba a abajo, incrédulo—. ¿Qué te hace creer que puedes decirme a mí que hacer?
— Simplemente, estoy diciendo que esta mal lo que acaba de hacer, señor. Ni siquiera escucho los argumentos de su hija y decidío usar la violencia.
Mi padre soltó una exhalación, sorprendido para mal por las palabras de Ni-ki. Se acerco a él y lo agarró de la camisa amenazantemente, pero el pelinegro no pareció intimidarse en lo absoluto.
— Vuelve a decir una palabra más, y estas expulsado para siempre de este internado. Puedo conseguir en cualquier lado un don nadie como tú para remplazar tu puesto y el de tu hermanastro. No eres nadie para venir a desafiarme, solo otra lacra de esta sociedad. —Soltó con desprecio y Ni-ki mantuvo la mirada con mi padre, guardando silencio, mientras se escuchaba mi silencioso sollozo—. Eso pensé...
