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Los viernes en la mañana siempre suelo dormir hasta tarde. Es de los pocos días en los que puedo estar en paz, ya que la casa suele estar más transitada los fines de semana.Ese día tras haber despertado de una larga y placentera siesta, me encontraba concentrada escribiendo en mi diario, por lo qué no fue sorpresa dar un brincó del susto cuando oí unos golpes en la puerta de entrada que rompieron brutalmente mi paz dentro de la habitación.
— ¿Señorita Miso?
Maldecí en voz baja y cerré el diario de golpe, guardándolo debajo de la almohada y tirándome sobre esta, me hice la dormida lo más rápido que pude. La puerta se abrió y el sonido de unos tacones ruidosos se hicieron presentes, luego, una mano se posó en mi brazo y lo movió levemente.
— Señorita Miso —repitió la voz femenina.
— Estoy tratando de dormir —bufé con los ojos aún cerrados.
— Ya me di cuenta, pero, el señorito Jake esta acá.
¿Jake...?
¿Ese chico de Australia?— ¿Qué puedo hacer por él? —murmuré con una voz más suave.
— Viene de visita junto a su hermano, su novio lo trajo.
— ¿Tiene novio? —inquirí con curiosidad.
— No, me refiero a su novio.
— ¿Mi novio? —repetí en voz baja, fastidiándome.
— Sí señorita. Vienen por la beca que les prometió a nombre de su padre.
Abrí los ojos de golpe y me quedé pensativa.
¿Yo había hecho eso? ¿Cuando?La imagen de mi hermano cruzó por mi mente y solté un suspiro de irritación.
¿Abra sido el imbécil de Sunoo?
— ¿Señorita...?— Bajaré enseguida, solo deme algunos minutos, gracias por avisarme... —contesté.
La criada asintió y salió de la habitación cerrando la puerta. Me levanté de la cama, acomodándome la ropa y peiné mi larga cabellera con mis manos tratando de verme más presentable. Me dispuse a bajar las escaleras a mala gana, escuchando ya algunas voces y risas masculinas que provenían del living.
— ¡Miso!
Sunghoon se levantó del sofá apenas me vió entrar y fue directo a abrazarme con una sonrisa tan brillante que me provocó un sentimiento de desagrado.
— Hola, ¿Qué te trae por acá? —Sonreí con esfuerzo.
— Ya sabes. —El castaño apunto con la mirada a los dos jóvenes que estaban sentado en el sofá del frente con tranquilidad—. Chicos, esta es Miso, mi novia.
Sunghoon me dió un corto beso en la mejilla para dejarlo más claro ante los dos chicos.
— Es un gusto volver a verte Jake, ¿Él es tu hermano? —pregunté, en un tono amable.
— Hermanastro, en realidad —corrigió el rubio, sonriéndome cálidamente.
Miré entonces a su hermanastro ocultando mi sorpresa. No me llamo la atención el hecho que no se pareciera en absolutamente nada a Jake, eso era de esperarse. Lo que me sorprendió fue esa vibra oscura que emanaba de él, y la cuál se amplificaba con el piercing negro de su labio inferior. Su cabello del mismo color y algo despeinado le llegaba hasta el cuello. También, traía puesta una chaqueta de cuero con unos jeans sueltos y desgastados, nuevamente, negros. Y por si eso no fuese suficiente ya como mostrarse imponente, tenía un tatuaje en una de sus muñecas. Era una especie de signo, o runa, no estaba segura ya que nunca lo había visto antes.
— Lindo tatuaje... —murmuré.
— Es algo corto de palabras. —Se apresuro a decir Jake al ver que el chico no dijo nada ante mi cumplido.
— ¿Cómo es que te llamas? —le pregunté sin quitarle la mirada, sintiendo una inocente curiosidad por su persona.
— Ni-ki —respondió, secamente.
— Bueno... —Se metió Sunghoon impaciente, apartándome a un lado y mirando a los chicos con una sonrisa amable—. Sé que el viaje de Australia tuvo que haber sido agotador, ¿Qué les parece si les platico sobre la beca? Digo, para que puedan ir rápido a su lugar designado a descansar.
— Sí, creo que sería buena idea. —Sonrió Jake.
Me senté en el sofá al lado de mi novio a escuchar la conversación y hablé de vez en cuando, para corregir o agregar información sobre la beca.
Pero, ¿Cuál beca?
La del internado "Angeli di luce".Uno de los más prestigiados del país por no decir el más, y el mismo al que le pertenecía a mi familia por herencia. Como hija mujer, era más que obvio que iba a ser la menos afortunada. La mayoría de las herencias se las llevaba Sunoo, mi hermano menor. Pero yo era la hija mayor de la familia. Al menos tenían que dejarme algo a mí, ¿no? Bueno, eso era el internado.
Sunghoon me ayudaba a veces con los temas de las becas cuando yo se lo pedía. No lo hacía por que no pudiera sola con los papeleos, claro que no. Se lo pedía porque sabía que a esté no le gustaba hacerlo.
Era simplemente por el morboso gusto de verlo molesto.
Por otro lado, los chicos becados de esta ocasión eran algo peculiares. Sobre todo esté tal Ni-ki, quién por cierto en ningún momento de la conversación habló. Siempre lo hizo su hermanastro, en cambio él solo se limitó a observar a mi novio con su semblante extremadamente serio. Tal vez lo encontraba atractivo, quién sabe, de todas maneras me producía algo de curiosidad ver a una persona aún más introvertida y antisocial que yo.
Cuando la conversación finalizo, Sunghoon los acompaño hasta la salida y mantuvo su agradable sonrisa hasta llegar a mi lado.
— Ahg, que estresante es esto princesa —Soltó dejándose caer a mi lado, agotado.
— Eso es el precio que debes pagar si quieres estar conmigo, príncipe. —Sonreí oscuramente.
— No me digas así, sabes que odio ese sobrenombre.
Lo sabía muy bien, pero me gustaba sacar de sus casillas a las personas.
— Entonces principe, ¿Listo para pasar unos meses en el internado? —Pregunte en un tono burlón.
Resulta que mi familia lo había invitado a pasar el vernano en el internado junto a mí, y esté por obvias razones, había aceptado.
— Espero que sea divertido. —Me sonrió, acariciando mi cabello.
Asentí y me despedí de él, yéndome a mi habitación antes que a esté se le ocurriera programar alguna salida o excusa para estar más tiempo conmigo.
No me mal interpreten.
No solo me molestaba la existencia de él en específico, me molestaba todo lo que respirara, como por ejemplo, mi familia.Odiaba relacionarme con personas y era más que inecesario mencionar que la "relación" que tenía con Sunghoon, era por conveniencia de nuestras familias. Más por la del él, me atrevería a decir.
Él no me quería de verdad.
Ni yo a él.Yo nunca había estado interesada en una persona, y no me podía importar menos. Si fuese por mí, honestamente preferiría morir sola, acompañada de perros y gatos. Pero aun que lo deseara con todo mi ser, jamás sería posible. Era una vieja costumbre y algo machista en mi familia, asegurarse de que todas las mujeres tuvieran un prometido antes de los 20.
Yo recién tenía 18 años.
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CHOOSE/ NI-KI
Fiksi PenggemarMiso es una chica de corto genio, curiosa y algo engreída. Ella es la heredera de un prestigioso internado el cual otorga becas todos los años. Este año parecía ser igual que los demás, pero uno de los becados llega con un propósito oculto. ¿Qué har...