25. Respuesta: Seguir el corazón

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Un dolor y amargura inundo cada parte de mí en ese momento

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Un dolor y amargura inundo cada parte de mí en ese momento. Sentí ganas de gritar y incluso correr detrás de él, pero aun que lo deseé más que nada en el mundo, no lo hice. Por que ni siquiera de eso era capaz en ese momento. Solo podía mantenerme inmóvil, con mi cuerpo temblando y un nudo en la garganta que me dolía tanto que llegué a creer que mi garganta se cortaría por la presión.

La puerta de la habitación se abrió por completo solo segundos después.

— Miso, es hora. —Entro en la habitación mi madre, pero no me moví si no hasta su tercer llamado—. Vamos, tu padre te esperando.

Sin decir nada, me moví hasta su lado y esta beso mi mejilla, pasando a acariciar mi cabello con un inusual afecto.

— Te vez hermosa, hija. —Me sonrió, pero ni siquiera puede formar una expresión en mi rostro.

Me tomó de la mano suavemente y me guío hacía la entrada de la iglesia, en dónde ahora mi padre me esperaba con un traje realmente elegante, fingiendo conmoción por la escena que era observada por mucha gente y algunas cámaras, atentos a cada movimiento que nuestra familia y en especial yo, hacía.

Escuché como un grupo de violinistas tocaban en vivo, una balada tan cursi que me mareaba levemente y que se mezclaba con los murmuros de voces suaves y con un acento anticuado, elegante.

Una vez me hallé al frente de mi padre, mi madre nos dejó a solas y me padre tomó de mi brazo, haciendo que mi vista se fuera hacía el altar de la iglesia, en dónde Sunghoon me esperaba vestido completamente de negro.

Su piel blanca como la porcelana resaltaba y su cabello castaño oscuro en ese momento se veía completamente negro por la luz. Estaba peinado perfectamente con gel, dandole este un aspecto más limpio y varonil que se ganaba una gran parte de la atención de las mujeres que se hallaban sentadas en las filas más cercanas a él.

Entonces, comenzamos a caminar hacía a mi futuro marido y comenzó a sonar un órgano de fondo, la típica canción de bodas que salían en todas las películas que había visto hace apenas algunos años antes, las mismas que me atormentaban cada día al saber que tendría que pasar por eso también, a mi corta y joven edad.

Sentí todas las miradas sobre mí, sofocantes y juzgadoras. En lo que para mí fueron segundos, pero para muchos minutos de conmoción, ya me encontraba en el altar. Al frente de quién seria mi futuro marido.

Alguien completamente extraño,
Alguien que no amaba en lo absoluto.

Mi mente no estaba procesando absolutamente nada de las tantas cosas que sucedían en ese momento tan significativo. Había dejado de funcionar desde las últimas palabras que habían soltado los labios de Ni-ki.

CHOOSE/ NI-KIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora