Gracias

104 10 2
                                    


Dos años después, Kaji despertó con un suave y cariñoso beso de su alfa en la nuca, abriendo lentamente los ojos.

Él estaba acostado boca abajo, abrazando su vieja almohada bajo su cabeza. Estaba completamente desnudo bajo una frazada que apenas cubría su trasero.

"Despierta, mi amor. Tenemos que bajar a desayunar y a prepararnos para ir a trabajar". Le dijo Michiko, sonriéndole amorosamente mientras se arreglaba el cabello, Ella también estaba desnuda, sentada sobre la cama.

Habían hecho el amor casi toda la noche. Obviamente habían sido muy cautelosos habiéndolo hecho en casa, no les gustaba que sus hijos los escucharan tener sexo, les resultaba incómodo, por es razón siempre preferían ir a un hotel para dar rienda suelta a su lujuria cada vez que sentían la necesidad de demostrarle carnalmente su amor hacia su pareja. Aunque no hacían el amor con tanta frecuencia, sabían hacerse el amor a diario de otras maneras, como con palabras cariñosas, silencios cómplices, conversaciones muy importantes o frívolas, dejando ser, dejando espacio al otro... Solían pelear a veces, pero habían aprendido a no tomarse tan en serio esas peleas y tratar de volver a su rutina de siempre, siempre pendiente el uno del otro, amándose a su manera, compartiendo su vida, todo, lo malo y lo bueno, apoyándose entre sí, como la firme pareja que eran.

"¡Wwwwaaaaaaaaaaaaaaaaah! ¿Qué hora es...?". Se sentó con las piernas cruzadas, con la frazada apenas tapando sus partes intimas y su cadera, estirando los brazos tanto como pudo mientras Michiko iba de aquí para allá, preparándose para ir a trabajar.

"Son casi las 7. Vamos. Ponte de pie y vístete".

"Es fácil para ti decirlo y hacerlo... El trasero aún me duele, bruta". La asesinó con la mirada, llevándose la mano al trasero y haciendo una mueca de dolor.

"Ya sabes que a mi me gusta hacértelo bien salvaje, y no niegues que no te gusta que te lo haga así, Hideki Kaji". Lo apuntó con el dedo, poniendo el otro brazo en jarra.

"Bueno... Si, pero...". Se quedó pensativo.

"¡Ay, amor, pero qué quejoso eres! ¿Por qué tienes que protestar por todo? ¡Desde que te conozco eres asÍ". Michiko puso los ojos en blanco, fastidiada y con ambos brazos en jarra.

"No. Desde que te conozco soy así". Volvió a quejarse, inclinándose un poco hacia adelante y colocando las palmas de las manos sobre el colchón, entre sus piernas cruzadas y sus partes.

Se quedaron en completo silencio, mirándose fijamente. A Michiko le pareció que la pose que había tomado su uke era muy sexi.

"¿Eh? ¿Por qué carajo me estás mirándo así, tonta?". Preguntó, intrigado y un tanto molesto.

Entonces, Michiko se acercó a él y lo tomó por las mejillas, sintiéndose de muy buen humor otra vez

"¿No sabes lo atractivo que me pareces aún después de todos estos años juntos, ricura?". Le dijo, y Kaji parpadeó, confundido, poniéndose muy colorado, haciendo que ella por poco pierda la compostura. Así que lo empujó de espaldas sobre la cama y lo tomó fuertemente por las muñecas, arrodillándose entre sus piernas abiertas y flexionadas, quedándosele mirándo a la cara con una sonrisita sádica. "Sino fuera porque tenemos que ir a trabajar, te volvería a romper ese lindo y sexi trasero que tienes, amor...".

"...Ay, carajo...". Fue todo lo que él pudo decir, completamente seducido y acorralado por su candente esposa. Su mal humor había desaparecido en un santiamén.

En cuanto vio que ella se agachaba para besarlo en la boca, Kaji cerró los ojos para esperar un beso que nunca llegó, así que abrió los ojos de golpe en cuanto ella se apartó de él, levantándose de la cama para seguir con lo suyo, dejándolo completamente desorientado y defraudado.

DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON. MI RIVAL, MI OMEGA, MI AMANTE... OTRA VEZ (Doctor-X)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora