XXV

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Eran las 3 de la madrugada.
Satoru se despertó sudado y se dió cuenta que seguía sobre Nanami, se sonrojo al recordar cómo había conectado con el hombre bajo el, hace tan solo unas horas atrás, y eso que no habían llegado tan lejos, quería ir al baño, pero le dió miedo cuando vió la hora, recordando uno de esos vídeos que Megumi le había enseñado unos meses atrás donde decía que si no estabas dormido a las 3 una greñuda cara de pato llamada Momo iba a venir por ti a matarte, o alguna mamada así, tal vez tembló demasiado cuando se paró o tal vez fue la forma en la que el calor de su cuerpo desapareció del pecho de Nanami, pero el rubio también se despertó.

-Todo bien Sato? Te sientes mal? No puedes dormir?

El peliblanco sintió como si su corazón se hinchará de cariño al escuchar la preocupación de parte de su "quien sabe que somos".

-Quiero ir al baño.

-Ve, no quiero que te hagas sobre mi.

-Gracias- el peliblanco apenas y pudo susurrar con un tono bromista mientras iba paso a paso hacia su destino, abrió la puerta con cuidado, más sin embargo no duró ni tres segundos afuera cuando la sombra de un árbol de afuera lo espantó, el pobre hecho a correr con los ojos cerrados hacia el cuarto, cerró la puerta con algo de brusquedad espantando a Kento y corrió hacía el pecho del rubio, abrazando su torso, recostando todo su peso en el junto con sus piernas enredadas en su cintura y su boca en el espacio entre su hombro y su cuello, si, llevaba viviendo en esa casa desde antes de que conociera a los hermanos, tal vez, incluso desde antes de que nacieran, pero siempre le ha dado miedo la oscuridad, incluso recuerda que hace mucho años cuando aún era un un infante y sus padres no estaban muy frecuentemente, le dijo a un mayordomo que si podía cortar el árbol más grande del jardín, el cuál hacia la sombra que lo aterraba en las noches, cuando su progenitora se enteró de esto al regresar de un viaje lo regaño por eso, diciendo que no arruinaría su hermoso jardín por un berrinche cualquiera.
Aunque incluso ahora que era su casa legalmente y sus padres ni sus luces daban podría tirarlo, pero la verdad es que, o le daba un chingo de paja o estaba ocupado entrw puesto y el club.

-Te da miedo?- Nanami estiró su cuello intentando ver qué hacía el otro, pero era tanta la presión que el otro ejercía sobre él que no pudo, tanta que incluso ko sintió temblar.-Sato, ¿Dónde está el baño?

El rubio jura e hiperjura haber escuchado un dos puertas a la derecha y con algo de esfuerzo se paró con el peliblanco en brazos y se dirigió al baño, el cuál afortunadamente si era, al llegar prendió la luz y lo bajo dispuesto a salirse a esperarlo. Un agarré en su pantalón lo detuvo.

-No te vayas, me da miedo.- Las lágrimas amenazaban con salir.

-A que le tienes miedo Sato?- Nanami se inco frente a un Gojo sentado sobre el inodoro, tomó sus manos con delicadeza y las acarició con cuidado.

-No me gusta esa sensación abrumante, no me gusta sentir como si algo estuviera detrás de mi, no me gusta sentir que hay alguien viendo desde las ventanas, no me gusta, no me gusta.- Gojo parecía estar apunto de tener un ataque, Nanami lo abrazó y el otro lloró en sus brazos como un niño pequeño, Kento comprendía que talvez ese miedo venía de algún trauma, pero tendría que preguntarle si sabía ya que podía derivar de diversas situaciones, pero aún con la curiosidad al tope, se limito a susurrarle que estaba ahí, que no lo iba a dejar solo y que lo iba a esperar, Satoru pensó que se refería a que lo esperaría a que terminara sus necesidades, Kento se refirió a todo.

Al cabo de un rato el peliblanco terminó, se lavó las manos y tomó la mano del rubio listo para salir, no sin antes haberle preguntado que si necesitaba pasar, obteniendo un respuesta negativa.

Satoru se pegó lo más que pudo a su espalda sin estorbarle al caminar para esconder sus ojos, lo guío al cuarto y cerró la puerta detrás suyo, se soltaron y Nanami se acostó primero, abrió sus brazos al ver a un Satoru petrificado en la puerta y este se abalanzó contra él.

-¿Quieres hablar de algo?

-Nopi, tengo sueño, aún así, muchas gracias Kento.- Satoru se inclinó aún sobre el y volvió a besar sus suaves labios obteniendo lo mismo en regreso, se quedaron así un rato y se separaron un poco para dormir.

A la mañana siguiente Satoru encontró el otro lado de la cama vacía, cómo la primera vez que había dormido en el mismo ambiente, bajo las escaleras emocionado y ahí se encontró al hombre con una de sus sudaderas que le quedaba algo justa, sin exagerar, al tener el pecho un poco más trabajado que el propio, estaba haciendo el desayuno.

-Shoko paso hace rato y se llevó a Megumi porque dijo que iban por la despensa y a hacer otros mandados, pregunto por ti, le dije que estabas dormido y prometió regresar al rato. Ya desayunaron entonces solo somos tu y yo, tengo el día libre por si quieres hacer algo.

Gojo estuvo en silencio todo este tiempo, simplemente parado en el umbral del comedor, sin pensarlo camino hacia Nanami, le dió la vuelta tomándolo por los hombros y lo beso, el contrario se sacó algo de onda por la espontaneidad pero dejo que el otro siguiera, anoche había sido la primera vez que se besaban y realmente le había agradado, aunque tuvieron que pasar algunos meses para que finalmente sucediera, pero no tuvo mucho problema, con su mano, Nanami apagó la estufa y le dió la vuelta a Gojo subiendolo a la isla pegada a la estufa y se acomodo para besarlo mejor, Satoru simplemente se dejó ser, se sentían tan felices, tan libres, tan bien como si este fuera el mejor camino para ellos, y claro que lo era, simplemente se sentía increíble.

Amor a solo un taco [Nanago]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora