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Satoru se sentía en un sueño, después del incidente de la cafetería, se sintió tan incómodo que tomo la mano de Nanamin debajo de la mesa, recogieron su orden y se fueron, iban tomando sus bebidas mientras caminaban por toda la plaza, subían y bajaban en lo que decidían que hacer y que querían ver, Nanamin nunca soltó su mano y Satoru, el nunca aflojó el agarré, el más alto no podía evitar sonreír estaba bastante feliz, no sabía si sus sentimientos eran correspondidos como tal, pero esa felicidad, nadie se la quitaba, fue cuestión de minutos para que los hombres se detuvieran frente a una tienda de trajes que a Nanamin le llamo la atención, el rubio solía comprar varios trajes iguales o parecidos debido a su trabajo, entonces pensó que lo mejor era comprar ropa que pudiera usar en la calle, no quería volver al puesto de barbacoa demasiado formal.

-¿Quieres pasar? No tengo ningún problema, tu solo dime y pasamos, eh.- Kento se había quedado un buen rato observando la tienda que el otro pensó que no pasaba, nada más para no molestar.

-No, gracias, estoy intentando buscar un estilo cómodo pero menos formal para cuando salgamos.

Nanami no lo vió, pero un lindo brillo apareció en los ojos de su acompañante al escuchar ese "salgamos", eso lo tomo como que no le ha disgustado la cita hasta ahorita y estaba dispuesto a tener más.

-Si quieres podemos pasar al H&M no hay cosas tan caras y puedes encontrar algo sencillo y formal, para que no pierdas esa aura que tienes.

-¿No te molesta?- ese dejé de preocupación por molestarlo no lo dejaba en paz.

-Para nada, yo estoy bien simplemente estando contigo, me agrada bastante tu presencia Kento.

Un brillo sutil apareció en sus y afianzó el agarré en la mano contraria.

-Está bien, vamos.

Entraron al H&M y subieron el elevador hasta que llegaron a la sección que buscaban, vieron por ahí y por allá, ambos agarraban ropa y se las enseñaban entre si diciendo que esto le quedaría ver al otro y cosas así, los dos se la estaban pasando muy bien, tan bien que no se dieron cuenta de los 4 pares de ojos que los veían tres racks detrás de ellos.

-¿Cuando creen que sea el bodorrio?

-No mames Nobara, están grandes y trabajan, seguramente solo hace una carnita asada en el patio de la casa.

-Satoru de seguro va a querer una carne asada en Masaryk.- esa fue una de las pocas veces que Megumi hablo desde que se reunió con el grupo.

-Sí Nanamin ya se enculo ni quién lo convence de decir que no.

-¿Ustedes creen que si lleguen a tener algo?- Maki andaba algo dudosa, según ella era la segunda vez que se veían como tal.

-Pues yo no veo a mi pa así de feliz desde que lo conozco.

-Yo desde hace años que no veo al imbécil sonreir así.

-No me importa con quién sea, quiero ver a mi papá experimentar otra vez esa felicidad y ese amor de los que me hablaba cuando nos conocimos.

-Yo ya no quiero ver a Sato llorar.

Mientras los dos chicos hablaban de sus preocupaciones con respecto a sus familias, la pelinaranja veía que podía hacer para que los dos hombres se soltaran completamente, por ahora solo dejaría que las cosas fluyeran.

-Hay que dejarlos solos.- Nobara interrumpió sus pensamientos y sin decir nada el grupo salió de la tienda para seguir paseando por ahí.

Satoru y Kento pasaron todo el día y la tarde juntos sin haberse dado cuenta, pasaban a las tiendas de ropa, compraron zapatos y té de burbujas, de alguna forma terminaron en el arcade de la plaza alrededor de las 4 de la tarde, se sentían jóvenes otra vez aunque no estuvieran tan viejos como ellos aseguraban, jugaron en la máquina de baile de la cuál el peliblanco se resbaló y casi se rompe la espalda, jugaron en el hockey aéreo, en un juego de zombies de RV y muchos más, al final de la tarde cuando el local casi cerraba, Nanami ganó un peluche y Gojo también, ambos los intercambiaron entre sí y se dirigeron hacía sus respectivos autos.

-Gracias por todo, me divertí bastante.

-Gracias a ti por aceptar, hay que hacerlo otra vez.

-Cuenta con ellos, con cuidado Satoru

-Claro que si, tu también, hasta luego Kento.

Ninguno de los dos se dió cuenta de que se llamaron por sus nombres, o tal vez si lo hicieron y lo dejaron pasar, ambos subieron a sus respectivos autos y se dirigieron a la salida de la plaza para pagar sus boletos.

No les debió de haber sorprendido que la cantidad a pagar fuera tan grande tomando en cuenta de que estuvieron ahí desde la mañana hasta las 6-7 de la noche. Los dos pensaban en lo que había pasado, ambos anhelando volver a sentir ese pequeño calor en sus pechos que surgió de forma inconsciente y del cuál, no se dieron cuenta hasta que se separaron.

-¿Cómo te fue? ¿Ya vamos a tener cuñado?- una voz femenina sonó desde el asiento trasero

-Sácate a la verga wey, no mames- El peliblanco hubiera chocado el auto si no hubiera sido porque Megumi agarró el volante, Satoru paró el auto y volteo a sus espaldas, dónde su mejor amiga y su hermano se encontraban sentados.

-¿Qué hacen aquí?

Amor a solo un taco [Nanago]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora