Aiden: ¿Dónde estás?
No me digas que me vas a dar plantón después de TRES SEMANAS insistiendo.
Yo: Estoy aquí...
Aiden: ¿Dónde?
Yo: Justo detrás de ti, tonto.
Aiden se la vuelta y se encuentra conmigo. Sonríe y me mira durante unos segundos que me parecen eternos, el contacto visual no se me da demasiado bien así que aparto la vista y doy un pequeño respingo.
- ¿Qué vamos a hacer?- pregunto.
Comienza a caminar y me deja atrás. No dice nada. Sólo anda con paso rápido hacia algún lado. Veo cómo se detiene a sacar su teléfono móvil y llama a alguien, intercambia algunas palabras con él y cuelga entre risas.
Yo: ¿Se puede saber qué pasa?
Aiden: Vaya, la Señorita Borde vuelve a la carga.
Yo: No estoy siendo borde, sólo quiero saber qué pasa, ¿por qué insististe tanto en verme si luego te ibas a ir?
Aiden: No me voy a ir.
Yo: Estoy viendo cómo te ríes desde el otro lado del parque.
¿Por que te ríes?
Aiden: Porque me hace gracia que te enfades.
Yo: ¡No me enfado!
Observo cómo vuelve a reírse y resoplo irritada, ¿ cómo puede ser alguien tan idiota?
Estoy a punto de irme y dejarlo solo en el parque cuando de repente aparecen un chico y una chica, ambos riendo, sujetando un monopatín. Antes de que Aiden se dé cuenta de que los tiene detrás, el chico levanta el monopatín y le da con éste en la espalda, pero en vez de gritarle y enfadarse Aiden comienza a reírse y a saludar a los dos chicos.
La chica tiene el pelo negro como la tinta y largo, muy largo. Me fijo en que lleva unas botas negras hasta por debajo de las rodillas y por encima de estas una falda negra pequeñas motitas blancas. Alta y guapa.
El chico es alto y moreno, con los ojos brillantes y la dentadura blanca. Mira a la chica encantado y feliz, como si fuese su mayor tesoro.
Aiden señala hacia donde me encuentro y ellos asienten, cuando me quiero dar cuenta se están presentando alegremente.
Maia y Will.
Aiden y yo nos sentamos en un banco cercano a un puesto de helados y observamos cómo Will ayuda a Maia a subirse al monopatín con una sonrisa, al parecer le está enseñando a manejarlo.
- ¿Cuánto tiempo llevan juntos? - pregunto.
- ¿Quiénes?
- Maia y Will - Aiden comienza a reírse y yo enarco las cejas pidiendo respuestas.
- No están juntos - dice un poco más serio.
- Vaya, pensé que estaban juntos - asiente-. Parece que se gustan.
- Se gustan - dice él -. La cuestión es que alguno de los dos se dé cuenta de lo que siente.
No volvemos a hablar el resto de la tarde sobre ellos. Maia y Will se llevan dos horas con el monopatín, riéndose, noto la decepción de Will cuando Maia comienza a tener equilibrio sobre él y ya no le hace falta que él la sujete por la cintura y que la coja de la mano.
Y Aiden resulta ser un chico bastante amable y gracioso, ¡increíble!
- Vamos a por unos batidos, ahora volvemos - me dice Aiden acercándose a Will.
- Vale.
Maia se sienta en el banco junto a mí y me sonríe.
- Con que tú eres la famosa Hope - dice observándome -. Aiden no paraba de hablar de ti.
- Bueno, Aiden nunca para de hablar.
- Tienes razón, es la primera vez que veo un caso de hombre que no se queda sin palabras.
Pasamos un rato hablando y riendo, descubro que Maia toca el piano desde que es una niña y que le encanta Artic Monkeys.
- ¿Y tienes hermanos? - pregunta. No sé si estoy preparada para contarlo, para que a partir de ahora todas las personas que conozca nunca sabrán quién fue Noah, pero Maia se merece la verdad.
- Tenía, murió hace unos meses - contesto mirando mis zapatos.
- Oh, lo siento, ¿ se lo has contado a Aiden? - niego con la cabeza, no he llegado a hablar con Aiden de nada relacionado con la familia -. Pues deberías, Hope, él puede entender por lo que has pasado.
No me molesto en preguntarle por qué debería de entenderme, aparto la vista y miro hacia unos columpios donde un niño empuja a su hermanita mientras ella chilla de felicidad.
Recuerdo cuando Noah y yo solíamos ir al parque. Siempre iba directo a los columpios, haciendo que yo tuviera que correr para alcanzarle.
- ¡Más alto, Hope!
- ¡Si sigo empujando te caerás! - le respondía yo.
- ¡No, Hope, no lo entiendes! - gritaba -. ¡No me caeré! ¡ Tocaré las nubes y volaré como un pájaro! Además, te tengo a ti para que me sujetes si caigo.
Nunca se cayó. Aunque tampoco voló. No tocó las nubes. No se convirtió en un pájaro. Tampoco amortigüé su caída.
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Scars
General FictionTodos tienen heridas que necesitan cicatrizar. Unos tienen heridas que contar y algunos las quieren ocultar. Otros las dejan pasar, para no esperar el final.