Doy vueltas por la cama, intentando conciliar el sueño en vano. Seguía habiendo algo que no me dejaba dormir, algo que no lograba entender y que me hacía preguntarme a mí misma qué sabía realmente de mi hermano.
Entrar en su cuarto me había hecho experimentar una sensación extraña, como si fuese un mundo totalmente distinto del que yo conocía. Una parte de Noah que él no había querido mostrarme. Puede que esa sensación fuese sentirse fuera de lugar.
Aunque por otro lado entendía que no me contase algunas cosas. Porque me había dado cuenta de que era la parte oscura de él que pocos a nadie habían visto de él.
Era de locos. Toda esa habitación llena de un caos organizado, todas esas fotos y dibujos llenos de melancolía. Cada parte de él expresadas de diferente forma. Tendría que haberme dado cuenta.
Vuelvo a girar sobre mí misma y miro hacia el techo, donde brillan medio centenar de estrellas de varios tamaños. Ese juego de estrellas me había acompañado desde pequeña, lo había llevado a todas las casas de acogida, gastando su pegamento e inventando nuevas formas de colgarlas.
A Noah siempre le había acompañado su guitarra, una cámara de fotos y varios cuadernos.
Doy otra vuelta, pensando en estos últimos pensamientos. Noah sólo se había llevado esos tres objetos... Y sólo habíamos encontrado uno de ellos. Alargo la mano hacia la mesita de noche y busco a tientas mi teléfono. Cuando por fin lo encuentro enciendo la pantalla y miro la hora, era tarde pero cabía la posibilidad de que estuviera despierto...
Marqué su número y esperé esperanzada con el teléfono pegado a la oreja.
- ¿Hope? - escuché al cuarto pitido -. ¿Estás bien?
- Sí, siento llamarte tan tarde - contesto -. ¿Estabas durmiendo?
- No, tranquila.
- Vale.
- ¿Qué ha pasado para que llames a mi esplendorosa persona?
- Vaya, eso se llama ser modesto - contesto -. He estado pensando en algo que no tiene lógica.
- Dispara.
- ¿Por qué iba Noah a dejar pistas en un cuarto que había sido suyo hasta tan poco? Me refiero a que si hubiese algo que buscar tendríamos que buscar cosas que hayan pertenecido a él durante más tiempo.
- Como la guitarra - convino Aiden -. Y lo que quiera que sea que haya dentro de la caja fuerte.
- Exacto.
Le explico por encima qué tengo planeado, intentando sonar lo menos loca posible. Me respondió con "ajá" y "sí" durante un rato, hasta que decidió intervenir.
- Así que lo que insinúas es que hemos buscado mal - dijo -. Tenemos que profundizar más en las cosas que ya tenía antes de mudaros.
- Como sus libretas viejas, su cámara...
- Vale, entendido.
Increíblemente estaba entendiendo mi idea a la perfección.
- ¿Quedamos mañana? - pregunto.
- Mañana Maia y Will no pueden - contestó -. Podemos ir solos.
- Vale.
- ¿Qué estabas haciendo? - me pregunta tras unos momentos.
- Estaba intentando dormir - digo pesarosa -. ¿Por qué?
- ¿Y tienes sueño? - murmuro un pequeño no y casi puedo ver su sonrisa -. Genial, nos vemos dentro de media hora.
- ¿Qué...?
Intenté protestar pero Aiden ya se había ido.
Bueno, más bien estaba viniendo.
ESTÁS LEYENDO
Scars
General FictionTodos tienen heridas que necesitan cicatrizar. Unos tienen heridas que contar y algunos las quieren ocultar. Otros las dejan pasar, para no esperar el final.