Capítulo III

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Noah nunca había estado tan emocionado con una chica en toda su vida. 

Hablaba de April la mayor parte del tiempo. Hablaba de  lo guapa que era, hablaba de que a pesar de que era rubia era muy inteligente - comentario que me dejó algo estupefacta, ya que él tenía el pelo totalmente rubio  - y hablaba incluso de su forma de reírse. Pero lo peor de todo, sin duda alguna, era que la otra parte de su tiempo se lo pasaba deprimido. Como si no fuese obvio que April sentía lo mismo.

Era como ver una película de amor en vivo y a cámara rápida una y otra vez. En una película de amor pasaban las siguientes cosas: 1) los protagonistas se enamoran, 2) los protagonistas dudan sobre su amor, 3) los protagonistas se pelean y 4) los protagonistas se pelean y se aman para toda la eternidad. No tenía porqué suceder en ese orden ni tampoco había causa alguna para que sucediesen todos los pasos, pero lo que estaba totalmente claro es que mi hermano estaba totalmente perdido en el paso 2.

Paso que estaba totalmente fuera de lugar. PORQUE AMBOS ESTABAN LOCOS EL UNO POR EL OTRO.


El resto de las semanas siguientes me planteé seriamente el hecho de encerrarlos en una habitación y obligarlos a hablar sobre su obvio e inminente noviazgo.

Así que hice exactamente eso.

El plan me llevó mucho tiempo, he de admitirlo, pero sólo habría una oportunidad para conseguir mi propósito y todo debía ser perfecto. Hablé con Alexis, que durante todas esas semanas había estado pasando el tiempo conmigo ( sí, al fin tenía que dejar de fingir que tenía amigos. Vaya, eso sonaba bastante deprimente ) y estuvo de acuerdo en que había que darle un toque de romanticismo al asunto.

Compramos flores y unas velas aromáticas. Incluyendo una manta para picnic y una de esas cestas tan típicas de los picnics de enamorados que Lexi se encargó de rellenar con patatas fritas. Andábamos cortas de presupuesto pero al final conseguimos algo decente.

- ¿Crees que funcionará? - le pregunté la mañana de la operación Amor Infinito ( así habíamos llamado a nuestro proyecto chapuza).

- Pues claro, este será el empujón que les falta para que haya...

- ¿Amor infinito?  - pregunté riendo.

- Exacto - contestó soltando una risita -. ¿Sabes? Podríamos dedicarnos a preparar citas secretas para gente que no conocemos.

- No, por favor -contesté horrorizada -. Me he quedado sin blanca de tanto comprar flores de plástico y velas con olor a más flores. Será nuestro primer y último encargo.

Alexis volvió a reír, estando de acuerdo que a aquel paso nos quedaríamos sin un centavo para comer en la cafetería del instituto.


Nos volvimos a reunir aquella misma tarde en el parque y preparamos todo intentando colocarlo en un sitio resguardado. Noah se reuniría conmigo para "ayudarme a montar la fiesta de cumpleaños de Alexis" y Alexis llamaría a April para que le ayudase a preparar "mi fiesta de cumpleaños".

A la hora exacta ambos se presentaron en el parque. Cada uno por un sitio distinto y Alex y yo los condujimos hasta su picnic de en sueño con cuidado de no tropezarnos las unas con las otras. Ambos enrojecieron al verse pero antes de que pudieran poner alguna excusa desaparecimos, dejándolos solos.

- Bien hecho -le comenté a Lexi mientras me sentaba en un columpio.

- Igualmente - contestó mientras sacaba un paquete de patatas que "no había podido entrar en la cesta" -. Eres la única que chica que conozco que está dispuesta a ayudar a su hermano a conseguir novia.

- Dios, no podía aguantar ni un momento más su comportamiento. Se pasa todo el día preguntándose si ella le quiere de verdad y cosas por el estilo.

- Como una película de amor - contestó riendo.

- Exactamente.

Comenzamos a oír gritos procedentes del lugar donde habíamos dejado a Noah y April. Al principio ambas nos sentimos incómodas pero luego divisamos una fina línea de humo que no paraba de hacerse más gruesa y corrimos hacia donde estaban.

Cuando llegamos encontramos varias flores de plástico derretidas y el mantel - o lo poco que quedaba de él- completamente chamuscado. Tanto April como Noah estaban alrededor del estropicio, dando pisotadas a el mantel.

- ¿Se puede saber qué ha pasado? - gritó Alexis.

- Ha habido un pequeño accidente.

- No, de eso ya me había dado cuenta -comentó -. Me refería a cómo demonios habéis casi conseguido quemar medio parque.

- Nosotros...- comenzó a decir Noah.

- Por el amor de Dios, decidnos que estáis juntos y lo olvidaremos - interrumpí.

Ambos se pusieron rojos y Alexis y yo esperamos impacientes su respuesta. Una respuesta que pareció llegar siglos después, tras contemplar como mantenían una conversación visual que ninguna de las dos entendíamos.

- Lo estamos - dijo por fin April.

- ¡ALELUYA!

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