Capítulo 26

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La calma del demonio consigue ser tan efímera como la expresión de la joven bruja.

La calma ahora es ira.

La suave sonrisa ahora es preocupación, jugando sobre la delgada cuerda que separa el nerviosismo del miedo.

—¿Me temes? —pregunta mirándola fijamente.

—No.

—No te oyes convencida —acerca sus garras para posarlas sobre la barbilla de Rynna.

—¿Quién eres? —se atreve a preguntar, dando un paso atrás.

—Gracias por hacerlos dormir —le enseña una sonrisa llena de colmillos —. Nadie me obedecía. Esa parte tan débil no me estaba dejando pasar.

—Rynna —murmura Raksha —, ¿qué...?

—No todas las almas que lo conforman quieren venganza. La mayoría solo están perdidas y no saben qué hacer o a dónde ir.

Su mano temblorosa se aferra a la muñeca del demonio haciéndolo gruñir con rabia, con desconfianza.

—No vas a controlarme, bruja...

—No planeo hacer...

—¡Ja! —ríe divertido —Brujas, humanos con poder. Todos mentirosos para su propia conveniencia.

***

"No le hagas daño"

"Déjala"

"Suéltala..."

"Suéltala, Suéltala, ¡SUÉLTALA!".

La mano del demonio comienza a temblar mientras intenta lentamente clavar su garra en la piel de la joven.

—Ya... basta. Basta. Basta. Basta. ¡Sal de mi cabeza! —la aparta brúscamente, logrando que lo suelte y que caiga arrastrando la tierra bajo su peso.

—¡Rynna! —exclama Raksha

El lobato no tarda en colocarse frente a ella, enseñándole los colmillos al demonio sin ningún temor.

—Borja...

La sombra que acompaña a joven bruja camina pacíficamente hasta sentarse junto a Borja y mirar al demonio sin ninguna expresión.

Borkoff parece divertido ante la escena frente a él.

—Tarde o temprano lo olvidarás. Todos olvidarán eso que tenían en vida.

—No es verdad —todos miran a Rynna —. Ellos nunca olvidarán, porque es lo que les da un propósito para seguir aquí, para volver a ti. De lo contrario se irían y descansarían en paz, y tú no estarías aquí.

—Almas débiles es lo que menos necesito conmigo.

—Pero te mantienen aquí. Las necesitas.

—Estorban. Sin ellas sería imparable y ya estarías muerta, bruja.

—No quieres eso, Borkoff. Lo sé.

—¿Qué sabes tú sobre lo que quiero?

—Nada. Pero creo saber lo que no quieres.

El demonio estalla en carcajadas luego de oír a la bruja. Una risa desagradable y aterradora que eriza la piel quien la escucha.

Borja no deja de gruñir protegiendo a la joven detrás de él, aunque es evidente el miedo que siente. Por el contrario, la sombra a su lado se mantiene sentada, inalterable mientras observa al demonio en silencio, emanando esa sensación tan conocida de una madre loba advirtiendo que no toquen lo que es suyo.

***

—Desaparece la barrera —murmura Remena.

—¿Estás loca? —responde Raksha.

—No puedes mantenernos encerradas por siempre mientras nuestra hermana habla con ese demonio sin ninguna protección. No seas ridícula, Raksha.

Apenas Raksha cede a desaparecer la barrera que las protege, Remena y Ryuka se apresuran a ir con su hermana menor.

El demonio gruñe con rabia al ver que las brujas posan sus manos sobre los hombros de Rynna.

—¿Qué tienes en mente? —pregunta Remena en su oído.

—Necesito que vuelvan a casa —responde en el mismo tono —. Aun no es estable y apenas puede confiar en mí. En cierto modo, es un cachorro asustado.

Remena apoya su barbilla sobre el hombro de su hermana para luego rodarla con sus brazos y besar su mejilla. Su corazón tranquilo transmite todo aquel amor que siente hacia ella.

—Estoy orgullosa de ti, hermanita —susurra.

Ryuka la imita por el otro hombro de su hermana menor.

—No iremos lejos. Estaremos para ti si nos necesitas.

—Las quiero —dice sin dejar de mirar los ojos del demonio. El rojo parecía dudar. El amarillo asoma cada vez con más fuerza.

—Nos iremos —anuncia Remena. Para sorpresa del demonio. Para sorpresa de Raksha.

—No estan hablando enserio —dice la bruja mayor.

—Raksha, ya es suficiente —dice Remena —. Ella puede hacerlo. Confía en...

—¿En que puede manejar a esa bestia?

—Su nombre es Borkoff.

—¡Eso no me importa! ¡Tú vas a...!

Al ver que la bruja se acerca con ira a la joven, el demonio reacciona furioso para evitar que esta coloque un dedo sobre ella.

—¡Rynna cuidado! —advierte Remena.

La sombra junto a Borja regresa al interior del demonio justo cuando quita de su camino al lobato de un zarpazo.

—¡Borja! —Rynna lo ve rodar por la tierra. El pánico se apodera de ella —. ¡Basta!

Un muro de fuego la separa a ella de sus hermanas. Raksha cae sentada sobre la tierra justo cuando el muro se levanta frente a ella. El demonio se detiene ante la intensidad de la luz del fuego.

—Basta —repite mirando al demonio, para luego voltear a ver a su hermana. Sus ojos inundados de lágrimas —. Basta. No voy a volver con ustedes, Raksha. No lo haré.

Al voltear, la bestia que antes solo irradiaba poder sobre los demás, ahora permanece inclinado frente a Rynna, su expresión es confusa, está perdido mientras sus ojos no se apartan del fuego.

—Vuelvan a casa —dice sin voltear —. Tengo cosas qué hacer aquí.

Las tres brujas observan a su hermana menor acercarse al lobato a unos metros de ella. Un leve gemido es la señal de vida que hace que Rynna vuelva a respirar antes de abrazarlo.

—Ay, Borja. Lo siento mucho. Esto es mi culpa.

Apenas el fuego se consume por completo, el demonio sale de su trance. Pero en lugar de atacar a la bruja más cercana a él, decide ir con la joven y el lobato para llevarlos de regreso a la cueva, restándole importancia a quienes deja atrás.


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El bosque de los demonios (4): Érase Una Vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora