Ya conociste la historia del bosque plagado de demonios en el que un día apareció una pequeña que cambió a la criatura más tenebrosa de la humanidad hasta el punto de convertirla en su familia. Pero... ¿Cuál es el principio de aquella historia?
Éra...
Alejado del hogar de las brujas, el así llamado por Raksha "Mago del engaño", permanece en movimiento sin descanso siguendo el rastro de aquella sombra que intentó atacar a la joven Rynna.
—Ven, sombrita, sombrita —Canturrea como si llamara a una mascota perdida —Sal de donde quiera que estés, demonio.
El ruido de ramas quebrándose hace que el brujo se detenga para poner atención a su entorno. Sabe qué es lo que lo acecha; pero no es lo que busca.
—No eres la sombra que busco. No me interesa tratar contigo —Mira en dirección a un par de luces rojizas que lo observan escondidos entre la oscuridad de la noche. —Busco a una sombra con la apariencia de un lobo, ¿de casualidad lo has visto? —Aquellos ojos demoníacos parecen apuntar en una dirección. El brujo sonríe y agradece en silencio, satisfecho por presenciar el nerviosismo que el demonio demuestra ante su presencia. —Gran decisión, yo habría hecho lo mismo.
El camino continúa en completa paz a pesar de las sombras que acechan al hombre. Saben que no es un humano comun y corriente; y saben que no es un brujo con el cual quisieran enfrentarse.
—Demonios cobardes. Más le vale a esa "nueva creación humana" ser digna de mí.
Mientras la noche avanza, Stolas prepara varios escenarios en su mente para cuando logre dar con aquel demonio desconocido.
***
En el interior de la cueva, el demonio no hace más que permanecer recostado en lo más profundo de esta mientras observa el exterior a través de los ojos de las sombras.
El mundo es bastante grande, plagado de humanos que cada día dan vida a un nuevo demonio con la oscuridad de sus corazones.
—Seres estúpidos que solo saben crear caos... —Dice mientras ve cómo una de sus sombras ataca a un par de humanos en medio de un bosque. —No hay piedad para nadie.
"El brujo nos sigue", dice una de las incontables voces en su interior.
"Su esencia es diferente a la de las brujas".
"Hay que eliminarlo".
—Silencio —Ordena el demonio en voz alta —No hay humano que pueda eliminarme, ni mucho menos un brujo.
De manera repentina, la imagen de aquella joven llega a su mente como si la estuviera viendo en ese preciso momento.
—¿Por qué la veo?
"Debimos matarla".
—A callar. —Dice con tono serio mientras se levanta para dar pasos torpes en dirección a la salida —Huelo humanos cerca de aquí. Yo mismo los mataré...
No le toma mucho tiempo dar con el grupo de humanos que cazan uno que otro animalillo por deporte. Se ven tan concentrados en lo que hacen, que no notan las numerosas luces que los observan hasta que ya es demasiado tarde.
—Dios mío... —Balbucea el hombre que se da cuenta de todo.
—Aquí no hay Dios que los proteja... —Dice el demonio mientras los observa entrar en pánico. Los humanos saben que no saldrán vivos del lugar —No hay piedad para nadie...
Las sombras a su alrededor proceden a lanzarse sobre los hombres para destozarlos hasta la muerte. Los gritos de terror son silenciados en cuestión de segundos mientras la sangre es derramada sobre el césped, manchando las plantas y los troncos cercanos a los cadáveres.
—Nunca es suficiente. —Dice mientras ve por última vez hacia los trozos de carne que una vez fueron parte de un solo cuerpo.
"Debemos eliminarlos a todos".
—Debo... Eliminarlos... A todos... —Unas extrañas luces llaman su atención —Mátenlos a todos —Deja salir sombras de su cuerpo para encargarse del trabajo.
Poco a poco, el demonio va descubriendo sus capacidades. Es libre de hacer lo que se le venga en gana; y hasta el momento, no tiene limitaciones.
El demonio es imparable, y este es solo el principio de su devastadora existencia.
***
—Esto es malo... —Murmura la bruja mientras disuelve la imagen en la caldera. Sin saber, que la joven escuchó sus reacciones, provocando que su curiosidad por saber qué hay afuera creciera cada vez más.
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