Capítulo 28

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Algo parece afectar al demonio luego de que la sombra se vuelve parte de él. La inestabilidad entre las almas parece cambiar.

El dominio en su interior parece dar un giro que ni él mismo se espera.

"Protege a la bruja".

"Rynna... protejo a Rynna de ti. De mí".

"Duele, no quiero que vuelva a doler".

"Nos va a manipular".

"Nos volverá una mascota como ese brujo quiere".

"No lo hará".

"Es diferente".

"Diferente a las otras brujas".

"Queremos. La queremos".

Mientras las almas vengativas son empujadas hasta lo más profundo de su ser, las que no, comienzan a tomar control del demonio.

"Cuando la bruja los tengan comiendo de la palma de su mano. Cuando el brujo los utilice a su antojo y las otras brujas los traten como se les plazca, recuerden que se los advertimos. No habrá piedad para nadie en ese momento".

—¿Borja?

El demonio se recuesta torpemente frente a la joven bruja. Sus ojos amarillos se encuentran con los suyos. En ellos no hay ira, no hay poderío, no hay maldad.

—Ry...Rynna... —dice con un poco de dificultad, incrédulo ante las palabras que ahora salen de su boca —. Voces. Muchas voces. No se callan.

El demonio reduce su tamaño para presionar su cabeza en el cuerpo de la bruja quien, lejos de entender lo que le ocurre, solo reacciona para detenerlo y abrazarlo.

—Tranquilo, solo...

—Muchas voces. Todas hablan. Todas tristes.

—Bork...

—No Borkoff. Borja. Soy Borja. Él —señala el cuerpo —. Encerrado. También habla. Enojado.

—Estás asustado.

—Ayúdame —gime —. Miedo. No queremos. Hacerte daño. No.

—Tranquilo —dice con voz suave —. Te ayudaré.

***

Luego de salir del bosque, Raksha confronta a Remena. La frustración de haber tenido a Rynna tan cerca y no haber podido alejarla del lugar la enfurece. Pero Remena no está dispuesta a dejar que la culpe.

—No puedo creer que hayas estado de acuerdo con ella. ¿En qué estabas pensando, Remena?

—¿En qué estaba pensando? Pensaba en nuestra hermana.

—¡Es solo una niña!

—¡Sabes que ya no lo es! ¡Sabes que a pesar de ser joven, es capaz de muchas cosas! ¡y tu te empeñas en querer encerrarla como si fuera un ave!

—Su magia es inestable y lo sabes. Se guía por sus emociones y aun no es capaz de controlarla, ¿no te das cuenta?

—Tú eres la que no se da cuenta, Raksha —la bruja guarda silencio  —. Rynna odiaba estar encerrada todo el tiempo. Odiaba que la hicieras practicar una y otra vez como si no hubiera nada más en la vida. Odiaba tener que vivir bajo tus órdenes como si no pudiera elegir lo que quería.

—¿Qué estás...?

—¿Quieres saber por qué a Rynna le cuesta tanto controlar su magia? —Raksha no responde —. Es cierto que su magia se guía por sus emociones al igual que nosotras. Y a diferencia de ella, nosotras fuimos más libres para aprender. Pero ella no. Tú la sofocas. La controlas. Y es por eso que no puede usar correctamente su magia.

—Sabes lo destructiva que puede llegar a ser su magia, Remena. Ella no...

—Rynna sabe manejarlo, pero tú no la dejas porque no confías en ella. Ella puede manejar a ese demonio y tú. No. Confías. En ella. Ya viste lo que hizo para separarlo de nosotras, ¿cuándo fue la última vez que la viste hacer algo así?

—Estoy de acuerdo con mi Rocío mañanero —las brujas voltean al oír aquella voz.

—Stolas —se sorprende Remena.

—Debí saber que estarías aquí —responde Raksha.

—Ya me conoces, Retoño. Siempre estoy vigilando. Más si el asunto es de mi interés.

—Y ¿ese asunto es Rynna o el demonio?

—Ambos, querida. Ambos me importan.

—Si no le hubieras metido ideas estúpidas en la cabeza, Rynna no estaría en este problema.

—Por como lo veo yo, lo tiene muy bien controlado. Solo dale tiempo hasta que se calme lo suficientecomopara volver a intentarlo. Y cuando eso pase, tú tendrás a tu hermanita, y yo podré contener a ese demonio antes de que algo salga mal.

Por breves segundos, Raksha guarda silencio. Tiempo suficiente como para que Remena lo note.

—No puedo creer que lo estés considerando, Raksha. Rynna está...

—Suficiente. En este momento me importa la seguridad de Rynna, y no voy a dejar que...

La suave risa de Ryuka llama la atención de todos. Su posición aparenta el estar escuchando un rumor.

—¿Ryuka? —pregunta Remena.

—Rynna estará bien. Démosle un poco de tiempo y luego volveremos a acercarnos —observa a Stolas y a Raksha con seriedad —. Sin trampas. Sin engaños.

—Cuando hablamos de un demonio, no estamos hablando de días, Ryuka. Hablamos de años.

—No vamos a morir mañana y Rynna tampoco. Remena tiene razón, confía en Rynna.

Stolas da unos pasos lejos de las brujas antes de volver a verlas con su pacífica sonrisa.

—Les enviaré un mensaje cuando vaya a visitarlas. Estaré al pendiente de Rynna y del demonio en todo momento, y les avisaré cuando tengamos una oportunidad.

—Lo mismo digo —responde Raksha con frialdad.

Sin más que decir, Stolas desaparece en una llamarada azul que no quema el césped que toca.

—Volvamos a casa —ordena —. Tengo que vigilar a ese monstruo.

Al igual que el brujo, las hermanas guardan silencio y solo siguen a Raksha de vuelta a su hogar, dejando atrás el bosque el en que Rynna se ha quedado con el demonio.


Al igual que el brujo, las hermanas guardan silencio y solo siguen a Raksha de vuelta a su hogar, dejando atrás el bosque el en que Rynna se ha quedado con el demonio

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El bosque de los demonios (4): Érase Una Vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora