Ya conociste la historia del bosque plagado de demonios en el que un día apareció una pequeña que cambió a la criatura más tenebrosa de la humanidad hasta el punto de convertirla en su familia. Pero... ¿Cuál es el principio de aquella historia?
Éra...
Con el pasar de las horas, los días se vuelven largos y las noches eternas en el interior de la cueva mientras Rynna comprende lo que ocurrió con el demonio luego de que Borja muriera.
—¿Aún hablan?
—Siempre. Siempre hablan. Nunca se callan —el demonio se nota frustrado —. Todos piden. Sufren.
—Quieren venganza.
—No venganza. Confundidos. Perdidos. Quedarse y a la vez no.
—Quedarse y a la vez no —repite pensativa —. ¿Qué dicen?
—Ellos dicen...
***
Al caer la tarde, Rynna observa al demonio que no ha hecho nada más que solo permanecer recostado con la cabeza sobre su regazo mientras mantiene la forma de un lobo gris de gran tamaño.
—¿Salir?
—¿Qué dices? —pregunta la bruja al oír repentinamente al demonio.
—Salir. Afuera. Comida para ti.
—No he comido nada en toda la tarde. Aunque no tengo mucha hambre.
—Comida para ti —el demonio se levanta —. Cazar.
Sorpresivamente, una sombra se separa del demonio, luego otra, y otra, y otra.
—¿Qué está pasando? —pregunta Rynna.
El demonio comienza a gruñir mientras se levanta y se dirige a la entrada de la cueva.
Rynna sigue de cerca al demonio para ver qué es lo que ocurre, pero tan pronto lo ve rodeado de las sombras con las manos en alto, acaricia el lomo de Borja antes de pedirle que se detenga.
—Brujo. Malo.
—Déjame hablar con él, por favor.
—Brujo lastima. Lastimar a Rynna.
—No va a lastimarme. Descuida.
A pesar de su intento por tranquilizatlo, el demonio no aparta las sombras del brujo, haciendo que Rynna se vea obligada a tener que hablar con Stolas en medio de aquella situación.
—¿Qué haces aquí? —el brujo sonríe ante la pregunta de Rynna.
—Vengo a ver que estés bien. Nada más eso.
—Piensas igual que Raksha a pesar de lo que siempre decías...
—Un pequeño cambio de planes para asegurarme de que realmente no corres peligro. Es verdad que creo que serás capaz de muchas cosas con este demonio, mi flor roja. Pero ambos sabemos que es inestable, y aun no confías bien en tu potencial.
—Puedo manejar mi magia.
—La manejas, pero no confias en ella.
Stolas baja lentamente una de sus manos para hacer aparecer una flama azul brillante que pone en alerta a las sombras y al demonio.
—Mi magia solo crea la ilusión de algo que todas ustedes pueden hacer. En tu lugar, sabes manejarla, sabes de lo que eres capaz con ellas. Y por eso le temes. Te asusta lastimar a inocentes con ella.
Un breve silencio le da la razón a Stolas. Rynna baja la mirada pensando en todo lo que ha dicho, lista para dejarse vencer. Pero el demonio se acomoda a su lado mientras gruñe por lo bajo.
—Mi bosque. Vete. O morirás —amenaza tratando de conectar las palabras que aún le parecen ajenas —. Te mataré.
—Vete de aquí, Stolas. Puedo hacerlo, y no quiero que tú o Raksha esten vigilándome todo el tiempo.
—Ese demonio debe...
—No, no voy a dejar que lo toques, sé cuales son tus intensiones con él, con todos los demonios.
Un breve silencio se forma hasta que Stolas decide volver a hablar, ahora, aun poco más serio de lo normal.
—No voy a obligarte a nada, Tesoro mío. Pero quiero que pienses bien en esto. Ese demonio no cambiará lo que es, y en cualquier momento demostrará de la peor manera que tenía razón y que debimos contenerlo cuando pudimos.
—Tú no quieres contenerlo, Stolas. Tú quieres usarlo.
—Cinco años, Rynna.
—¿Qué?
—Te daré cinco años para dominar a ese demonio. Si causa problemas, tomaré cartas en el asunto y haré lo que tu hermana no quiere hacer.
—Stolas...
—Hasta entonces, estaré vigilando y no vendré a este lugar.
—¡Stolas!
Antes de poder pronunciar otra palabra, el brujo desaparece en una llamarada de color azul brillante que hace retroceder a las sombras y entrecerrar los ojos al demonio, quien solo gruñe al ver que ya no se encuentra en ningún lado.
—Nunca estuvo aquí realmente.
—Rynna...
Los sollozos de la joven hace que el demonio deje de hablar.
—No sé por que sigo creyendo que cambiarán —dice con voz quebradiza —. Incluso Stolas desconfía de mí.
Leves gruñidos llaman la atencion de la joven bruja. El demonio está enojado.
***
"La hicieron llorar".
"Brujo malo".
"Brujas malas".
"No pueden volver a este lugar".
"Stolas... hizo llorar a Rynna".
Un creciente odio hacia el brujo comienza a almacenarce en algún rincón del demonio. Lo recuerda bien de cuando estaba con vida, y nunca va a olvidar las lágrimas que acaba de provocar en la joven bruja.
En su bruja.
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